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La Universidad de Granada y el centro Genyo desarrollan un sistema para monitorizar el Covid entre estudiantes con test masivos

  • La Facultad de Farmacia y los investigadores del PTS trabajan en implementar pruebas de saliva para rastrear asintomáticos en facultades

En Granada hay unos 45.500 estudiantes de grado.

En Granada hay unos 45.500 estudiantes de grado. / Antonio L. Juárez (Photographerssports)

Un equipo de investigadores del centro Genyo, en el PTS, y de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada trabajan en el desarrollo de un sistema de cribado entre la población universitaria. La Facultad ya dispone de un laboratorio –ahora se aborda la acreditación dentro de los niveles de bioseguridad para este tipo de instalaciones como P2, de los más exigentes– y Genyo ya ha desarrollado el programa piloto de la herramienta. Se prevé la realización de test moleculares con muestras de saliva, que permitirían tener resultados en un plazo de tiempo muy breve (minutos) y de esta manera peinar de forma sistemática a la comunidad universitaria para detectar posibles casos de asintomáticos.

Se prevé que, cuando funcione, se realicen 7.000 test en seis meses, unos 700 a la semana. Los resultados se notificarán en apenas 24 horas y, además, no se requiere personal para tomar las muestras, como ocurre con las PCR. En este caso la detección se hará mediante el análisis de saliva. Si se confirma un positivo, se derivará a Salud y, de forma inmediata, se podrá pedir a la persona contagiada que se confine, con lo que se cortaría la transmisión de la enfermedad de una forma más ágil.

Así lo explica uno de los investigadores que desarrolla el proyecto, Juan José Díaz Mochón. “Este sistema ya se ha puesto en marcha en la Universidad Complutense”, donde ha sido bautizado como Covid-LOT, detalla el profesor. Los test se harían semanalmente y permitirían detectar casos que, de otra manera, son indetectables al no presentar síntomas la persona infectada. Los estudiantes “son un grupo de población susceptible de generar transmisión”, afirma.

Estos cribados sistemáticos cortarían los contagios y permitirían dar mayor seguridad a la comunidad universitaria. Justo en estas semanas se debate sobre la pertinencia de tener exámenes presenciales cuando la tasa de contagio está disparada. La Junta, además, decidió suspender la docencia presencial el pasado 14 de octubre, cuando comenzó a despuntar la segunda ola. Un cribado como el que se propone podría evitar situaciones como aquella. 

Investigadores en el centro Genyo del PTS, en una imagen de archivo. Investigadores en el centro Genyo del PTS, en una imagen de archivo.

Investigadores en el centro Genyo del PTS, en una imagen de archivo. / Jesús Jiménez (Photographerssports)

La idea de rastrear de forma sistemática y periódica (de nada sirve para prevenir que los test se hagan de forma espaciada en el tiempo, reflexiona Díaz Mochón) a toda la población estudiantil “es abordable” con este sistema, que se perfecciona ahora en el Genyo mediante test a sus propios trabajadores, un centenar. “No es una herramienta para erradicar el Covid, pero sí para controlar la transmisión comunitaria”, apostilla Díaz Mochón.

El estudiante iría a la Facultad. Se identificaría con un código de barras asociado a la muestra de saliva que dejaría en un tubo. Con diez tubos se realizaría el análisis RT-qPCR. En el caso de dar positivo, esas diez muestras se individualizarían para buscar el positivo. La persona recibiría una comunicación con el resultado. Al hacerse en lotes, el cribado gana celeridad. “La única manera de prevenir es que los test sean más rápidos”, señala el investigador.

La decana de la Facultad de Farmacia, Ana Isabel del Moral, destaca que este modelo que se pretende implantar en la Facultad puede servir en un futuro para que la Administración sanitaria haga barridos entre la población para buscar positivos asintomáticos. “Se testa un modelo que puede servir a Salud”, aclara. Dentro de la UGR se desarrolla como proyecto de investigación y está en fase de búsqueda de financiación. Serían necesarios entre 170.000 y 300.000 euros –es necesario comprar reactivos y también contratar personal, aunque se podría tener a voluntarios de la propia Facultad, avanza la decana– para su puesta en marcha y de realizarse se podría medir el nivel de “efectividad” del protocolo.

Hasta ahora se habían desarrollado test serológicos al estudiantado que ha realizado prácticas en centros educativos y en centros sanitarios.

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