investigación en la UGR

Un estudio de la Universidad de Granada señala que hay personas que rechazan ayudar a los pobres porque los consideran culpables de su situación

  • Una tesis doctoral realizada en la Universidad de Granada gana el IV Premio de Investigación para Jóvenes Doctores de la Sociedad Científica Española de Psicología Social

El investigador de la UGR Mario Sainz Martínez, uno de los autores de este trabajo.

El investigador de la UGR Mario Sainz Martínez, uno de los autores de este trabajo. / R. G.

Una investigación realizada en la Universidad de Granada (UGR) señala que las personas con un nivel socioeconómico bajo son deshumanizadas por una parte de la población, que los considera como si fueran seres inferiores con características más cercanas a los animales (por ejemplo, irracionales o impulsivos) que a los seres humanos.

Este trabajo forma parte de la tesis doctoral de Mario Sainz Martínez que ha sido dirigida por los profesores Rosa Rodríguez Bailón y Miguel Moya Morales y en cuyo trabajo también colabora la profesora Rocío Martínez, del departamento de Psicología Social de la UGR, y ha ganado el IV Premio de Investigación para Jóvenes Doctores de la Sociedad Científica Española de Psicología Social, que se acaba de conceder.

El aumento de la desigualdad económica que podemos ver en nuestra sociedad está afectamente especialmente a los grupos con un nivel socioeconómico bajo (personas pobres o de clase social baja). A pesar de esta realidad, hoy en día muchas personas se oponen a apoyar políticas públicas que busquen la reducción de la desigualdad redistribuyendo la riqueza de las personas y/o grupos que más tienen hacia los que menos tienen.

En este trabajo, los investigadores de la UGR quisieron analizar qué factores podrían estar afectando a este rechazo a implementar políticas públicas que buscan ayudar a las personas más vulnerables de nuestra sociedad.

“Para ello, nos basamos en nuestros trabajos previos en los que identificamos que las personas con un nivel socioeconómico bajo son deshumanizadas – explican los autores-. Concretamente estas personas y/o grupos son vistos por una parte de la población como seres inferiores con características más cercanas a los animales (irracionales, impulsivos) que a los seres humanos. Esta percepción animalizada de los grupos más pobres podría, según nuestro planteamiento, ser uno de los factores que influye en cómo las personas perciben la pobreza y en el apoyo o el rechazo a políticas públicas que busquen ayudar a esta población”.

Rasgos animales

Para poner a prueba estas hipótesis, los investigadores de la UGR realizaron dos estudios (uno correlacional y otro experimental) en los que le preguntaron a los participantes (una muestra formada por 523 sujetos de entre 18 y 65 años) en qué medida consideran que las personas con un nivel socioeconómico tienen características propias de los seres humanos o comparten, por el contrario, rasgos con los animales.

Además, los autores también incluyeron medidas relacionadas con cuáles son los motivos por los cuales las personas creen que una persona y/o grupo puede acabar en una situación de pobreza, y en qué medida consideran que se deben apoyar estas políticas en pro de una mayor igualdad económica.

Los resultados mostraron que una mayor tendencia a considerar que los pobres son animales (animalización) da lugar a que las personas rechacen la implementación de políticas de carácter redistributivo. Esta relación entre las variables parece estar explicada por las atribuciones sobre cuáles son las causas de la pobreza.

“Concretamente una mayor animalización de los pobres influye en que las personas culpen más a los pobres por su situación. Esto se debe a que las personas consideran en mayor medida que la pobreza es el resultado de las características y rasgos de los pobres (por ejemplo, los pobres no quieren trabajar, los pobres son vagos) a la vez que se minimizan los factores externos (la dificultad de acceder a un trabajo o las recesiones económicas)”, señalan los autores.

En general, estos resultados muestran como la deshumanización de los pobres influye en la interpretación que hacemos de las causas de la pobreza y esto, a su vez, en el apoyo/rechazo a políticas redistributivas

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