Miguel Nestares. jefe territorial de la unidad de familia y mujer de la pOlicía nacional

"Vamos a dar a las víctimas una asistencia totalmente envolvente, sin cabos sueltos"

  • Los casos de violencia machista de la ciudad aterrizan en su oficina, donde dan a las víctimas un trato especializado Hay cambios organizativos inminentes que harán aún mejor el servicio

Lo que antes era el SAF (Servicio de Atención a la Familia) de la Brigada Provincial de Policía Judicial ahora se llama UFAM (Unidad de Familia y Mujer). Pero no es el único cambio que va a experimentar este grupo policial especializado cuyas riendas lleva desde 2008 el inspector Miguel Nestares (Granada, 1974). Si ya antes su equipo, integrado por una decena de agentes, realizaba una labor investigadora crucial para las víctimas de violencia de género, ahora les prestará una atención absolutamente "integral", al incorporar también las tareas de protección. La Policía Nacional protege actualmente en Granada alrededor de 350 mujeres maltratadas en situación de riesgo y controla entre 10 y 15 dispositivos activos en maltratadores (las famosas pulseras telemáticas). Todas esas mujeres, al cruzar la puerta de las oficinas que dirige Nestares, han hallado una salida a uno de los problemas graves que tiene esta sociedad.

-Han cambiado de nombre...

-Sí, aunque el grupo todavía se llama SAF, lo que pasa es que es inminente el cambio. A nivel central ya se ha realizado y se está desarrollando territorialmente. La Unidad de Familia y Mujer (UFAM) central existe desde diciembre de 2015. Antes había un SAF central y una UPAP (Unidad de Prevención, Asistencia y Protección) central. Ahora está la UFAM.

-¿Se trata solo de una nueva designación o conlleva también cambios organizativos?

-Prevé la integración del antiguo SAF con la antigua UPAP. El tema de menores sigue como antes y dependerá de la UFAM a nivel de coordinación. El objetivo principal es la atención y auxilio a la víctima, a la que se le dará un tratamiento integral, con el lema "la especialidad en la proximidad". Ese objetivo está basado en tres principios, entre ellos la unidad de acción, de modo que desde que entre la víctima esté atendida por personal especializado de investigación así como de protección, para que desde el primer momento se le presente al policía que le va a asistir y que, a partir de ahí, va a realizar todo su protocolo. Además, antes nuestro horario era de 8:00 a 22:00 horas y ahora va a haber especialistas las 24 horas al día.

-¿En qué se va a notar el cambio?

-En que desde el minuto cero se le va a dar a la víctima una asistencia totalmente personalizada e integral las 24 horas del día, tanto a nivel de investigación como de protección. Antes había un poco de desfase y, ahora, desde el minuto cero, desde el momento en que presenta la denuncia en comisaría, tendrá la protección, con lo cual vamos a dar una asistencia a la víctima totalmente envolvente, que no deja ningún cabo suelto. Desde su primera visita se lo vamos a dar todo, reduciendo su sensación de victimización. La UFAM es una apuesta personal del director general de la Policía, y es un proyecto muy ambicioso, en el sentido de implicar mucho a la Policía en la protección de este tipo de delitos. De hecho, se van a incorporar 300 nuevos policías a nivel nacional, pasando de 1.400 a 1.700.

-Aparte de la violencia de género, llevan otros asuntos...

-Nuestras funciones fundamentales son la investigación de todos los delitos en materia de violencia de género, pero también de violencia doméstica y otros delitos relativos a familia o circunstancias de familia, como pueden ser abandono de menores o impago de pensiones. También nos llegan todos los delitos relativos a la libertad sexual, independientemente de que exista relación afectiva o no.

-Y de todos esos delitos los de violencia de género son los que más trabajo les dan...

-Exactamente. Sí. Nos da más trabajo aparte de por el volumen por los protocolos de actuación que tenemos.

-¿Qué porcentaje de los asuntos acapara la violencia de género?

-Entre un 50 y 60% aproximadamente.

-¿Cómo se protege a una mujer en riesgo de maltrato?

-Bueno, nosotros tenemos unos protocolos muy definidos para la valoración del riesgo, establecidos por la Secretaría de Estado. Y no solo los aplica la Policía Nacional, también la Guardia Civil y otras instituciones, como las policías locales. La Policía tiene la UPAP, que son policías de protección que antes dependían de Seguridad Ciudadana y ahora dependen de Policía Judicial. El proyecto de la UFAM prevé su integración en ella, de modo que desde el minuto cero se actúe de forma integral. Hasta ahora, era en el juzgado cuando, una vez concedida la orden de protección, se ponía el policía de protección a la víctima.

-¿Cómo se valora el riesgo de una víctima?

-Tenemos un programa informático que plantea una batería de preguntas y vamos introduciendo las respuestas en función de las circunstancias de la víctima. Toda la denuncia se integra en esa batería de cuestiones y, a partir de ahí, el programa realiza una ponderación y establece el nivel de riesgo. No obstante, es una máquina y está la visión del policía, que en un momento dado puede subir el nivel de riesgo. El programa puede dar un riesgo no apreciado, bajo, medio, alto o extremo.

-¿Existen muchas granadinas en riesgo extremo?

-Generalmente, el riesgo extremo es muy fugaz. Se establece si en el momento de la denuncia, que el autor no está detenido, ha habido unas lesiones físicas importantes. Se trata de un riesgo extremo muy definido, pero no se puede mantener en el tiempo, porque inmediatamente la operativa policial actúa. Hace poco tuvimos un riesgo extremo y el autor estaba desaparecido, y tuvimos una vigilancia constante, era casi una escolta de la mujer, estuvimos en la puerta de la casa...

-¿Y al final se le detuvo?

-Al final se le detuvo, claro, y automáticamente el riesgo baja. Ahí están los funcionarios de la UPAP, en este caso, que van haciendo continuas evaluaciones de riesgo, que es cambiante, no es algo fijo. Si el agresor ingresa en prisión, lógicamente el riesgo baja de forma automática.

-¿Cuántos atestados pueden instruir al mes en su grupo?

-En general, tenemos entre 40 y 60 detenidos al mes, pero ahí se mezcla todo. De violencia de género tendremos una media de dos o tres denuncias al día.

-¿Cree que la violencia de género se puede prevenir?

-Sí, estoy convencido de que sí. Yo lo equiparo mucho a las campañas de Seguridad Vial, del tráfico, lo que pasa es que tiene una problemática mucho más complicada. Los accidentes de tráfico están bajando y eso es por concienciación de la gente, por no beber cuando va a conducir, respetar la velocidad... El problema de la violencia de género es que es un fenómeno más complejo. Cuando doy charlas y alguien me dice que en quince años son las mismas denuncias y que parece que está aumentando la violencia de género, yo digo que si llevamos 21 siglos de dominio del hombre sobre la mujer necesitamos ir sentando las bases, porque la sociedad todavía, por mucha concienciación que hay, sigue siendo machista y poco a poco avanzamos, pero no podemos cambiar 21 siglos de golpe. La violencia de género es un fenómeno social, mundial, contra el que se está concienciando poco a poco. Yo creo que estamos en el camino, pero no se pueden obtener todos los resultados en doce años que lleva la ley 1/2004, [la ley integral], que es cuando empieza la implantación más fuerte de medidas a nivel estatal. Hay que educar a los adolescentes y para eso tenemos un Plan Director, en cuyo marco damos charlas en los centros educativos.

-¿Qué papel diría que juega la Policía en la lucha contra el maltrato?

-La Policía tiene un papel fundamental en la protección y el auxilio de las víctimas. La función fundamental de la Policía es el auxilio al ciudadano y, como la violencia de género es un delito, tenemos que actuar para repelerlo.

-¿Es más difícil perseguir estos ilícitos que otros?

-El problema de estos delitos es que se producen en el entramado intrafamiliar, en la intimidad, con lo cual muchas veces no tenemos muchos medios de prueba. Muchos de los casos, cuando llegan a juicio o a la sede judicial, se archivan por falta de pruebas. Están muy al amparo de las manifestaciones de la víctima. Luego se añade otro problema: que la víctima está denunciando a una persona que ha querido o que quiere, y no quiere hacerle daño, con lo cual el perjuicio que le puede ocasionar al denunciarlo también juega en contra. Es complicado en este sentido, pues muchas veces nos encontramos con víctimas que no quieren colaborar, que no quieren denunciar, y tenemos que remover todos los posibles indicios para poder probar el delito. Luego, por otra parte, muchas veces hay que respetar, entre comillas, a la víctima en el sentido de que ella tiene derecho a no denunciar a su pareja, conforme al artículo 416 de la ley de Enjuiciamiento Criminal. Este artículo está en vías de modificación, pero hasta que esté en vigor nosotros no podemos obligar a la víctima. Lo que sí hacemos son muchas labores de asesoramiento.

-¿Hay muchos casos de reincidencia?

-(Pensativo) Sí, si hay... Tenemos muchos casos de reincidencia, por lo menos de denuncias. Y luego se nos dan casos de personas que tienen diferentes víctimas. No es que sea lo habitual tampoco, pero se dan casos.

-Algún caso grave que le venga a la memoria.

-He tenido miles y miles de casos, ¡he visto de todo! Por ejemplo, el ocurrido el otro día en una familia totalmente estructurada, una buena familia. La mujer justificaba la agresión porque decía que no había sido objeto de malos tratos, que solamente le había dado una vez una bofetada. Era un día entre semana y habían estado tomando una cerveza. Ella se fue a la casa sobre la una y él siguió por ahí de bares. Llegó a las seis de la mañana y ella se había quedado dormida. Como no podía abrir porque estaba la llave echada, empezó a aporrear la puerta y a la media hora ella se despertó. El hombre estaba totalmente enfadado y le rompió la nariz (le pegó un puñetazo) y ella se escapó por la ventana. Los vecinos llamaron a la Policía y, como los casos de violencia de género son un servicio totalmente prioritario en la Sala del 091, a los 30 segundos fue una patrulla y vio a la mujer descolgada en el patio. Tuvieron que llamar a los bomberos y derribaron la puerta. Él está en prisión y no tenía ni antecedentes ni denuncias previas. Otro de los casos lo protagonizó otra familia, en este caso desestructurada, que vivía en una casa okupa. Se habían drogado y él le dio a ella con una piedra en el pómulo porque no quería mantener relaciones sexuales... Ese día fui al hospital con un policía y nos entrevistamos con las dos mujeres, que coincidieron allí encamadas.

-¿Se retiran muchas denuncias?

-Cuando vienen a retirar la denuncia, como ya está interpuesta, nosotros actuamos de oficio y la tramitamos independiente de que quiera retirarla, la enviamos al juzgado para que diga el juez lo que tenga que decir. Luego en el juzgado se le preguntará si la ratifica o no.

-¿Se están usando las redes sociales para maltratar?

-Sí. Estamos en contacto permanente con el grupo de Delitos Tecnológicos porque actuamos conjuntamente prácticamente a diario. Se están dando mucho las figuras del sexting, el ciberacoso o el stalking. El stalking lo lleva a cabo lo que conocemos como un 'pesado' y, desde el 1 de julio de 2015, fecha de la última reforma del Código Penal, está regulado.

-¿En estos ocho años al frente del grupo ha detectado alguna denuncia falsa de malos tratos?

-No he detectado ninguna denuncia falsa en estos ocho años. Yo siempre digo que denuncias falsas no existen, lo que puede haber en un momento dado, de forma puntual, es una interpretación de la realidad distinta o exageraciones de comportamientos, porque cada uno cuenta su versión.

-¿Piensa que una denuncia puede salvar una vida?

-Este servicio es muy humano. Nosotros sentimos mucho el servicio que hacemos. Siempre asesoramos a la víctima y si tiene que denunciar y no quiere, vamos siempre a buscar el bien para ella. Los integrantes de este equipo son fantásticos, son muy psicólogos y tienen una formación muy especializada. Una denuncia, obviamente, puede salvar una vida, y si nosotros lo vemos oportuno, vamos a intervenir.

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