"Vendo tomates y patatas a buen precio"
Curiosos y vecinos de Alfacar se agolpaban ayer a las puertas del parque, sorprendidos por la presencia de medio centenar de periodistas acreditados procedentes de 20 medios, cinco de ellos internacionales
A las puertas del parque Federico García Lorca de Alfacar se congregaban ayer curiosos, vecinos del municipio y medio centenar de periodistas acreditados, procedentes de 20 medios de comunicación, cinco de ellos internacionales provenientes de Estados Unidos, Italia, Francia, Inglaterra y Alemania.
La expectación en el paraje era notable y entre medias, la anécdota de la mañana: un vecino trataba de vender a los allí apostados sus tomates y patatas de "muy buena calidad" y "a muy buen precio". "Si me pasáis una foto de dentro os dejo probarlos", señaló entre bromas.
Juan Torices, un anciano alfacarino, fue retratado, bastón en mano, por muchas de las cámaras que se congregaron en la zona. "Ya he salido en medio mundo", aseguraba. El vecino, que no se atrevió a valorar si los restos de Lorca podrían estar o no en el parque, criticó que no se haya arreglado el parque desde que se inauguró en 1986. "Deberían haber puesto un muro de piedra en la entrada principal, la que está junto al monolito, y unas rejas por encima. Pero nadie se ha acordado hasta ahora de este lugar", señaló.
Precisamente ayer varios operarios realizaba algunos arreglos en los exteriores del parque. Unas tareas que no tienen nada que ver con los trabajos que en estos momento se llevan a cabo en el interior del mismo.
Por su parte, tres vecinos de la zona, Miguel, Rafael y Antonio, expresaban su sorpresa por la expectación que ha levantado el proceso. El primero de ellos, además, se refirió a la soledad que durante años se había instalado en esta zona: "Aquí no ha venido un Cristo, ahora es cuando se acuerdan". Miguel, además, recordaba que hace años, debajo del olivo, "nos juntábamos unas cuantas personas para bebernos nuestra botellita de vino en la intimidad". Porque al parque sólo acudía "una alemana que escribía durante los veranos". "Le daban una propina y se tiraba allí los meses escribiendo. Hasta que ya no vino más. Muchas veces nos hemos preguntado qué habrá sido de ella", relató.
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