Un abuelo pide a la justicia poder ver a su nieto de 2 años, al que aún no conoce

"No sólo existe la distancia física, existe también la psicológica". Miguel G.P., un granadino de 54 años, baja la mirada y su gesto se inunda de tristeza cuando trata de explicar lo que siente por no poder disfrutar de su nieto, que tiene ya dos años y todavía no lo conoce. "No puedo ser abuelo porque mi hija no me deja", manifiesta apesadumbrado. Por eso ha decidido acudir a los tribunales: ha presentado una demanda en los juzgados de Familia pidiendo ejercer su derecho a ser abuelo.

En el documento, al que ha tenido acceso este diario y que aún no ha podido ser notificado a su hija el abuelo pide un régimen de visitas mínimo: ver a su nieto los domingos de 16:00 a 19:00 horas, y que se establezcan "las entregas y recogidas en el domicilio materno o en su defecto en el sitio que los progenitores fijen".

En su demanda, que también está dirigida contra su yerno, el abuelo explica que se le está impidiendo "la posibilidad de que pueda ver a su nieto, y estar y disfrutar del mismo ejerciendo su función como abuelo por vía materna", debido a la "mala relación" que tiene con su hija.

El hombre, que se divorció de la madre de su hija en 2010 y se volvió a casar con una mujer de nacionalidad ucraniana 27 años más joven que él, asegura que el contacto con su hija se rompió estando ya embarazada, tras una fuerte discusión, en la que ella le profirió "insultos". Después de aquello ha ido sabiendo de ella a través del otro hijo de aquel matrimonio, que tiene 23 años, y que ha estado actuando de "interlocutor".

En la demanda se afirma que durante este tiempo ha habido distintas solicitudes "efectuadas de modo extrajudicial a los demandados" para ver al menor, que en abril cumplirá 3 años. Sin embargo, sus padres, con los que contactó este diario, niegan estos intentos de acercamiento.

Miguel justifica su acción judicial en "el interés del menor y al efecto de hacer respetar su desarrollo personal e integral". Quiere, según añade, "pasear con él de la mano", como cualquier abuelo. Se da la circunstancia de que este granadino, militar retirado por una incapacidad psíquico-física que atribuye al atentado perpetrado en Granada junto a la Urbanización Jardines de la Reina, ha vuelto a ser padre recientemente. Hace dos meses y medio aproximadamente que nació su tercer hijo, fruto de su nueva relación y que es, por tanto, tío de su nieto.

El hombre asevera que su exmujer le dijo en una ocasión que se "tenía que ver solo" y lamenta que su hija le esté "negando" el papel de padre y el de abuelo. "Ella puede negarme el papel de padre, pero en el papel de abuelo no puede meterse, porque está privando a un nieto de conocer a su abuelo", expresa, al tiempo que se pregunta qué le habrán dicho al niño sobre él: "¿Que me he muerto? ¿Que me mataron en la guerra?"

Esta situación duele "muchísimo" a Miguel. No entiende que su hija le "pague de esta manera" después de haber estado protegiéndola toda la vida. Comenta que la ha visto en alguna ocasión con el pequeño por la calle y que si no se ha acercado a ellos es por miedo a ser denunciado. "Tengo miedo a que me pongan una orden de alejamiento", asevera.

El hombre confiesa sentirse cansado. "Hay mucha gente que me dice que no aparento la edad que tengo, que parezco más joven, pero yo me siento viejo por dentro, porque me han pegado muy fuerte y donde más me duele". Su demanda fue registrada el 4 de noviembre. Aterrizó en el Juzgado de Primera Instancia 10. Ahora, si todo sigue su curso normal, habrá de serle notificada a los demandados de cara a un eventual juicio, en el que la justicia escribirá el final de esta historia: la solución que más favorezca al pequeño.

El abogado de Miguel, David García Montalbán, esgrime en su demanda que el Tribunal Supremo (TS) estableció en una sentencia de 2012 que "no es posible impedir el derecho de los nietos al contacto con sus abuelos, únicamente por la falta de entendimiento de éstos con los progenitores".