miguel lorente. experto en igualdad

"La única forma de acabar con la violencia es evitar su caldo de cultivo, el machismo"

  • El director de la unidad de Igualdad de la UGR ha sido ponente para la elaboración del Pacto de Estado contra la violencia de género

  • Dice que llega tarde, pero es optimista en su resultado

Seis meses de trabajo, 66 ponentes, entre ellos el experto en Igualdad Miguel Lorente, han dado lugar al Pacto de Estado contra la Violencia de Género, un documento y un consenso que llega después de muchas muertes y de innumerables víctimas, mujeres y niños, que han quedado por el camino.

-¿Se va a conseguir algo con este Pacto de Estado? ¿Es bueno?

-Es bueno, sin lugar a dudas. Aun así, es importante contextualizar por qué estamos aquí. Yo creo que es un Pacto de Estado que llega tarde, por todo lo que ha pasado antes; que lo hace a la fuerza porque no surge de la reflexión política y la conciencia de que hay que hacer algo sino que es la presión social y el número de mujeres y niños asesinados el que obliga; y desenfocado porque mira a la parte más impactante del problema, que es la violencia especialmente por los homicidios, pero no mira la causa, que es el machismo. Yo propuse un pacto contra el machismo, no contra la violencia del machismo, la violencia de género, porque la única forma de acabar con la violencia es evitar la circunstancia que da lugar a ella. Intentar poner el freno cuando ya se ha producido esa situación es difícil. El asesino de género mata para defender su idea, sus valores, su posición como hombre.

-Se tendrían que haber incluido entonces más medidas preventivas y no sólo de tratamiento.

-Es un Pacto de Estado que cae en lo que son las leyes de víctimas, leyes asistenciales dirigidas al abordaje de la víctima. Y eso es necesario, no es incompatible, pero se debería haber trabajado mucho más la parte de concienciación y prevención no solo desde el punto de vista educativo sino desde la posición social.

-Las medidas preventivas que se incluyen son más propósitos de intenciones.

-El machismo está en todos los lugares. El mismo Congreso hace unas semanas era testigo cuando un portavoz del PP utilizó argumentos machistas para atacar a la portavoz del grupo que presentaba una moción de censura. Y no tiene ninguna consecuencia. Esa no consecuencia del machismo es la que permite que siga estando presente. Romper con eso y marcar líneas claras de que el machismo no se va a consentir como sociedad, es lo que nos hace falta. Y haber hecho un pacto contra el machismo significaría no solo que la sociedad está en contra de una de sus consecuencias, que es la violencia, sino frente a la propia construcción de la normalidad. Porque los asesinos de violencia de género, los 60 de media cada año, son asesinos que nacen de la normalidad, que la fuente de su violencia no es la criminalidad, no es la delincuencia organizada, no son mafias, son hombres normales y corrientes. Esa invisibilidad, esa normalidad del machismo es la que tenemos que cambiar.

-Y cómo se hace eso. ¿Cómo una sociedad deja de ser machista?

-Pues primero tomando conciencia. La sociedad es tan inconsciente que el hecho de que asesinen a 60 mujeres cada año y que maltraten a 600.000, según los datos de la macroencuesta y el Ministerio, es un problema grave. El homicidio sistemático de 60 mujeres en sus casas es un problema grave según el barómetro del CIS para el 1,7% de la población. Cuando asesinan a una persona al margen de lo habitual, la ciudad se paraliza, hay una reacción clara y adecuada para reivindicar medidas. Cuando matan a 60 mujeres no hay esa reacción social. Cuando al día siguiente se pide un minuto de silencio van 20 o 30 personas, la mayoría mujeres. La sociedad no está enfrentada de una manera decidida contra esa violencia. Todo eso es lo que tenemos que cambiar.

-En contra de lo que pudiera parecer las nuevas generaciones no destierran tampoco las actitudes machistas, incluso se incrementan amparándose por ejemplo en las redes sociales.

-El machismo es cultura y la cultura es identidad. Tú con tu machismo haces muchas cosas. La identidad, la forma de relacionarte, de entender qué es lo correcto, está impregnado por esa cultura. Y hay médicos que no mandan parte de lesiones de una mujer maltratada, o que le dicen a una paciente maltratada que está "mal follada" o en una fiesta antes incluso del pregón hay que hacer campaña contra las agresiones sexuales o se cosifica a las mujeres en la publicidad... cambiar esas referencias no es fácil porque es pasar de una cultura machista a una de igualdad.

-Entonces, a no ser machista también se enseña.

-Ese es el leitmotiv de nuestra unidad de igualdad. El machismo se puede cambiar porque lo que tienes que hacer es romper con esos elementos que te llevan a entender que lo que haces está bien. Te dicen, por ejemplo, "le han tocado el culo, no es para tanto". Esas minimizaciones hacen que se vaya superando la situación. Yo siempre digo que para no ser machista hay que dejar de ser machista. Mucha gente dice que no lo es, pero sí. No ha hecho nada para dejar de serlo. No ha usado el machismo hasta un extremo llamativo pero cuando tenga la necesidad de recurrir a ese espacio de poder, lo usará. Te han enseñado que eso como hombre es normal porque así no serás calzonazos. Uno de los términos que utiliza el machismo para referirse a los hombres que nos consideramos feministas, nos llaman "mangina", que es la contracción de man, hombre y gina, de vagina. Somos hombres vagina, una especie de calzonazos. Una forma de ridiculizar lo que para ellos es no ser hombres es considerarnos afeminados, mujeres... Ahí está la clave. El machismo se defiende. Por eso el pacto debería haber ido más por ahí. En el documento que yo tengo del pacto aparece una sola vez la palabra machismo y además para prevenir el machismo en las distintas fases de la educación, como si el machismo fuese una cosa sobrevenida.

-Volviendo al pacto, ¿qué medidas de las que propuso se incluyen?

-Propuse varias sueltas, que están casi todas, e insistí en la necesidad de realizar un cribado universal en salud que se ha incluido pero no con la idea de universal, que falta. Ese pacto de mínimos recoge muchas cosas para que no se nieguen pero no se podrán llevar a cabo si no se apuesta bien por ellas. Yo no creo que el cribado pueda ser opcional o ante situaciones de riesgo porque dejar espacio a la interpretación en la valoración siempre te lleva a favor del machismo porque nacemos de él como normalidad. La otra era más política de crear una Vicepresidencia de Igualdad para que estas medidas, amplias y diversas, como no haya un órgano con mando capaz de aplicarlas no se van a aplicar, porque ya lo he vivido. Y ahora tenemos las respuestas donde no están las mujeres y tenemos a las mujeres donde no hay respuestas. Las respuestas están muy enfocadas a la Justicia, a la denuncia y el 80% no denuncia. Y donde están el 100% de las mujeres, que es en salud, ya que la mujeres maltratadas van un 20% más al médico, no hay respuestas. Obligarlas a ir a la Justicia a través de un parte no funciona. Ahora le van a dar la condición de víctima fuera de la denuncia y eso da un margen de actuación.

-El texto busca la "máxima protección" de la mujer y los hijos pero ha habido incluso diferencias y dificultades a la hora de definir la propia violencia de género y la condición de víctima: si es sólo entre parejas o exparejas, si se amplía a la trata y matrimonios forzados, se pidió también incluir toda violencia hacia la mujer...

-El artículo 1 de la ley se tiene que modificar e incluir otras formas de violencia. En la ley de 2014 se recoge que la violencia de género es mucho más amplia pero para el ámbito de la ley se centró en la pareja. Se hizo así porque se buscaba vincular cultura con violencia. Era una forma de que la sociedad se parara y romper con estereotipos. En este tiempo hemos madurado y hay otras manifestaciones. La ley, el artículo 1 recogerá eso. Las enumerará. Hay que demostrar la motivación de género porque no todo lo que ocurra es violencia de género. Para el reconocimiento inmediato cuenta con dos elementos: motivación cultural histórica y que esa situación tenga una cierta frecuencia. Una agresión sexual, acoso, mutilación genital femenina, ...

El profesor Lorente, en un momento de la entrevista. El profesor Lorente, en un momento de la entrevista.

El profesor Lorente, en un momento de la entrevista.

-Se incluye la consideración de víctima incluso sin poner denuncia si hay un médico o policía que dé la voz de alerta, por lo que tendrá acceso a las medidas de protección.

-Eso es quizá de lo más importante.

-¿Hará que se denuncie más?

-Hará que lo comente más. Ya no tendrá que denunciar, que es el problema, denunciar y someterte a un proceso judicial que muchas veces no quieres pasar por él.

-Pero los efectos serán los mismos si denuncias tú o te consideran víctima por denunciar otros.

-No porque lo que se dice es que tienes derecho a la atención psicológica, económica y a todas las ayudas que tú necesitas para salir de la violencia. Y la denuncia se pospone, no es lo inmediato.

-Es para ayudar a la mujer a salir y después denunciar.

-De todas formas se tendrá que articular bien. Cuando identificas a la mujer como víctima vamos a tratarla pero, qué hacemos con el agresor. También tenemos que abordar esa situación.

-Si el agresor ve que la mujer está tomando confianza y armas para salir de esa situación podría ser incluso contraproducente.

-Podría ser pero no tiene por qué. Depende de lo que pueda percibir porque el agresor no le teme tanto a las denuncias sino a la separación.

-Muchas muertes y agresiones han sido por rechazo a la separación.

-Sí. Es un factor donde el agresor percibe que pierde el control sobre la mujer, que es lo que busca con la violencia. Por eso hay que hacer algo con el agresor al mismo tiempo. Ahí hay un elemento que son las diligencias preprocesales que lleva a cabo Fiscalía, que controla para poner medidas de protección y seguridad respecto al agresor. El pacto es un enunciado. Ahora hay que desarrollarlo y articular medidas para aplicarlas bien. Ahora mismo está muy desordenado, hace falta un plan serio para ordenar aquello que vamos a llevar a cabo y los tiempos, no se puede hacer todo a la vez. De hecho el presupuesto de 1.000 millones en cinco años es relativamente poco para lo que hay que hacer. Además habrá que ver si cuenta como dinero de presupuesto o si luego hacen la trampa de contar lo invertido ya en otras partidas. Que sean 1.000 millones nuevos.

-Se incluyen también ayudas económicas a la mujer durante 6 meses para iniciar una nueva vida.

-Siempre ha habido ayuda económica. Se habrán facilitado los requisitos o ampliado el periodo de tiempo. Uno de los argumentos que más retiene a la mujer junto a los menores en esa situación es la dependencia económica, material, de qué vive con su hijo. Esas ayudas deben ser una vía para salir de la violencia.

-¿La coordinación entre administraciones, justicia, fuerzas de seguridad, se puede mejorar? Muchas veces las víctimas se ven afectadas por descoordinaciones y dificultades de trámites y burocracias. ¿Será más claro?

-Había conflictos entre ayuntamientos, comunidades,... igual que hay una Delegación del Gobierno para la violencia de género que coordina y organiza yo creo que bien las políticas del Gobierno, esa coordinación cuando salta al plano autonómico ya es complicado. Tienes la conferencia sectorial pero es difícil. Hay comunidades muy colaboradoras y otras que van por libre.

-Volverán las competencias a los ayuntamientos, a las entidades locales. ¿Podrán alegar problemas económicos para no llevar a cabo su responsabilidad? Puede pasar al final con esto como con la ley de Dependencia, que empiezan a dejar las administraciones de colaborar, depende del signo político y la concienciación para apostar por ellas o dejarlas en mínimos.

-Podrán alegarlo pero no recibirán el dinero para eso. No debería pasar. Una de las ventajas del pacto es que nace de la experiencia. Es un dinero finalista y o se hace eso o hay que devolverlo. Aún así requiere coordinación porque si no va a funcionar mal.

-Habrá comisión de control.

-Sí, pero hace falta algo más para el día a día. Hay que tener control de las medidas que se están aplicando. Es la única manera de acabar con los espacios que tiene el machismo. Si el machismo sigue actuando y sigue haciendo que el 44% de las mujeres que no denuncian sea porque la violencia que sufren consideran que no es lo suficientemente grave, no lo vamos a solucionar. Una de mis críticas es que el pacto nace para gestionar la realidad cuando debería ser para transformarla. De todo lo que tiene no sobra nada, pero ya que no nace para transformar la realidad, por lo menos utilicemos esa gestión para contribuir a transformarla.

-Respecto a los menores también hay medidas para aumentar la protección, evitar custodia a padres maltratadores, que no los visiten en la cárcel.

-Los menores siempre han sido considerados en la violencia de género.

-A veces como moneda de cambio. Tenemos ahora el caso de Juana Rivas.

-Con la reforma que hubo al incluir a los menores en el artículo 1 lo que se ha hecho es facilitar su visualización como víctimas y limitar la arbitrariedad. El pacto pretende limitar la capacidad de interpretación para tomar decisiones. Eso ocurría mucho en las interpretaciones judiciales, en equipos psicosociales, porque un hombre, aunque sea maltratador, es un referente a la hora de construir la personalidad... Siempre se consideraba que un maltratador no tenía porqué ser un mal padre. Y un maltratador siempre es un mal padre. Y la influencia de un maltratador sobre su hijo es negativa. Siempre. ¿Y tiene derecho a ver a su hijo? Perfectamente; que no sea maltratador. Esto es muy sencillo. Si el maltratador no es una enfermedad genética, es un tío que quiere maltratar y cree que con la violencia resuelve sus problemas. Continuar un maltratador el régimen de visitas es un riesgo porque puede matarlos como ocurre en un número de casos. Son pocos pero son. El riesgo ya es factor suficiente para limitar el contacto. Y luego también porque el propio contacto se puede utilizar por muchos padres para seguir generando violencia hacia la mujer.

-Ha habido casos de matar a los hijos para dañar a la madre.

-Y ya sin suicidarse ellos. Va evolucionando el modus operandi en el homicidio. Mientras exista el problema de la violencia, no se haya resuelto ni se haya rehabilitado, es verdad que esa limitación del contacto y por supuesto la custodia compartida va a seguir siendo utilizado por el maltratador para hacer daño porque lo ha hecho hasta ese momento. Es una actitud prudente que facilita también la toma de conciencia del hombre maltratador de que esa no es la forma, modifique sus pautas y tenga una relación maravillosa con sus hijos después de haberse separado pero sin el uso de la violencia. Y todo esto, que se interpreta como medidas contra los hombres, no es así, es contra los hombres maltratadores. Se tiene que ser hombre sin ser maltratador.

-¿Este pacto podrá terminar con la violencia de género o iniciar el camino para erradicarla?

-Estoy convencido y espero que sí. Depende de cómo desarrollemos las medidas y las apliquemos. El pacto, aunque sea de mínimos, es un buen impulso aunque no empezamos ahora, venimos de mucho tiempo, antes de la ley integral. Hemos disminuido el número de homicidios más de un 40% en tasa porque la sociedad está cambiando, luego vamos evolucionando. El pacto es un impulso porque viene a completar medidas que no se habían puesto en marcha y porque es un respaldo simbólico. Toda la sociedad está a favor de la erradicación, por lo que el argumento de los machistas cada vez tiene menos credibilidad.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios