Navidad. Esa época que hace sonreír a los hosteleros y temblar a los camareros. Llega la época en la que, con diferencia, más se come, se bebe y se acude a bares y restaurantes.

¿Quién en Navidad no tiene que acudir a al menos, tres comidas ya sea de empresa o de varios grupos de amigos?. Todo eso repercute en el movimiento hostelero, y Granada, es además una de las ciudades que más se beneficia del turismo en las fechas navideñas.

Los restaurantes se llenan de mesas infinitas, y los camareros ven su trabajo incrementado exponencialmente. Cargar con un sin fin de bandejas, recoger y montar mesas sin cesar, andar –o casi correr– de un lado a otro sin respiro... Y con la sobrecarga, el incremento añadido de sufrir un accidente laboral por un descuido.

Según Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INHST), cada año hay unos 35.000 accidentes con bajas en el sector de la hostelería, un 31% de los cuales son en servicios de alojamiento y el 69% restante en los servicios de comidas y bebidas.

Sin embargo, y pese al elevado número de afectados, sólo el 52% de los locales de hostelería y restauración de España tiene un plan de prevención de riesgos laborales.

Los riesgos de trabajar en el sector de la hostelería. Las lesiones más frecuentes son por sobreesfuerzos o posturas forzadas (30%), por golpes producidos por resbalones o caídas (27%), por cortes o pinchazos (22% de los accidentes en restauración), o por quemaduras o contacto eléctrico (8%).

Otros son accidentes, continúa el instituto estatal, se producen por estar expuestos a cambios bruscos de temperatura, descargas eléctricas de aparatos de la cocina, intoxicaciones y quemaduras por productos tóxicos y corrosivos, exposición a contaminantes biológicos o lesiones auditivas por excesiva presión acústica o estrés laboral.

En cuanto a las enfermedades profesionales la más frecuente en el sector hostelero es el síndrome del túnel carpiano, que representa el 40,7% de las lesiones o enfermedades en servicios de alojamiento y el 42,7% en servicios de restauración.

Pero de esta lista de posibles catastróficas desdichas no podemos podemos dejar fuera al estrés. Un camarero sabe de la normalidad del exceso de trabajo, los horarios complicados y los cambios de ritmo dependiendo de las horas ‘clave’ del día. Existen multitud de bibliografía sobre prevención de riesgos laborales que muchos camareros deberían tener en su mesita de noche, sobre todo para esquivar los ‘despistes’ devenidos de los ritmos intempestivos en estas fechas navideñas.