Acelerador de partículas Granada: Escúzar, el mar verde que llevará al mundo la energía del futuro
Ciencia
"Antes hacíamos las maletas para irnos fuera, y ahora las hacen para venir"
Así se preparan y viven los escuceños la llegada del proyecto IFMIF-Dones
Escúzar presumía de paisaje a la entrada del pueblo. "Mar verde en primavera" reza el cartel que da la bienvenida a los visitantes de la localidad desde hace cerca de veinte años. Y a fe que lo era. A finales de abril y mayo, los campos de cereal que se expandían a su falda ondeaban como las olas del mar, bailando al son de un suave viento matutino, que por las tardes se enfurecía para desesperación de los ciclistas que atravesaban la carretera entre La Malahá y Ventas de Huelma. Pero ya por aquel entonces el pueblo, de 806 habitantes en el censo actual, no vivía de los vastos campos de labranza ni de la almazara de aceite. Ni siquiera el pueblo vivía de sí mismo, si no que tenía que hacer las maletas e irse a Cataluña o a Ibiza para trabajar en el sector hostelero. Solo unos pocos tenían la fortuna de quedarse en casa para ir a la mina de estroncio Kandelium y o la fábrica de Knauf, más reciente. Ahora el panorama ha cambiado. "Hemos pasado de hacer las maletas para irnos a que las hagan para venirse", le dijo en petit-comité el alcalde Antonio Arrabal (PSOE) a la ministra de Ciencia, Diana Morant, hace unos días. Venirse a Escúzar al proyecto IFMIF-Dones, el acelerador de partículas destinado a cambiar el paradigna y el modo de vida de muchos granadinos, y que se levantará sobre lo que un día fue ese mar verde de primavera.
Escúzar ha cambiado. Existe casi el pleno empleo. Sus vecinos ya no se van fuera a trabajar sino que lo hacen en el pueblo, más concretamente unos metros más abajo: una franja de olivos extiende un enorme páramo salpicado de grandes avenidas, algunos edificios en medio de descampados, y unas cuantas naves industriales del Parque Metropolitano Industrial y Tecnológico. Ahí es donde se hará el acelerador de partículas, en unos terrenos ya cedidos por el Ayuntamiento escuceño al consorcio de la candidatura de Granada a acoger este complejo, y que a partir del segundo semestre de este año construirá sus primeros edificios. La importancia de este proyecto son las cifras: inversión de 650 millones de euros, a los que se sumarán otros 50 por año en los veinte siguientes una vez esté en marcha. Y también por el objetivo: crear una fuente de energía limpia basada en el funcionamiento de las estrellas del universo, atrapar sus proceso, y que los coches, los móviles y los frigoríficos funcionen con ella. "Estamos haciendo historia mundial en Escúzar", sentenció la ministra el día que firmó la entrega de parcelas.
"Hace apenas treinta años la inmensa mayoría de la gente del pueblo se tenía que marchar, y ahora se ve la posibilidad de que te quedes y tengas no solo un trabajo, sino uno de calidad", afirma el alcalde Antonio Arrabal (PSOE), que ha mirado al futuro en un proyecto que "no es normal" que llegue a un municipio de tan pocos habitantes. Por eso el esfuerzo de formar y concienciar a los vecinos está siendo una tarea constante desde hace tiempo. A los mayores por estar viendo desaparecer el paisaje de sus vidas, como los adultos, para encontrar un nuevo perfil profesional "acordes a las empresas que se están implantando", que no todas son tecnológicas, como por ejemplo la cadena de supermercados Lidl, que próximamente empezará los movimientos de tierras para construir un centro logístico.
Pero la principal concienciación es para jóvenes y niños, a los que se les dan charlas en colegios e institutos. Para el alcalde "es un aliciente añadido", y pone el foco en la diáspora de científicos que ha vivido España en las dos últimas décadas, y que ha hecho que del talento formado en las universidades del país se hayan beneficiado otros países. "Ahora tener la posibilidad de tener un proyecto de esta envergadura y que va a durar 20, 30, 50 años, es algo que debe tener en cuenta" porque "se les abre la posibilidad de tener un trabajo cualificado, que les guste y a la vez hacerlo en tu país e incluso en tu pueblo", expresa Arrabal.
Escúzar mira al proyecto ya con más esperanza que recelo. Cuando hace varias semanas acudieron a municipio la ministra de Ciencia, Diana Morant, y el presidente de la Junta, Juanma Moreno, la expectación ya no sorprendía sus habitantes, que seguían con sus quehaceres. Sí es algo más escéptico Manuel Castillo, conocido como El Morenete por el bar que regenta en la Plaza de la Constitución. "Llevamos diez años esperando esto y aquí estamos", concluye este vecino nacido y criado en Escúzar después de 54 años, pero que se pasó veinte en Salou, Tarragona. Fue uno de los que tuvo que hacer las maletas. Cree que la situación está "peor" que antes porque "ni se ve gente por la calle". Y lo cierto es que era así. Poco antes de la hora de comer costaba encontrar vecinos en el mismo centro del pueblo, que "sigue siendo el mismo y no ha cambiado para nada, pero de ahí para abajo sí", añade Castillo en referencia al polígono.
Rogelio Matute, de 46 años, ha visto crecer el Parque Metropolitano desde que empezó a construirse en 2004, siendo uno de los albañiles que participó en su urbanización, y el cual ahora cuida en sus labores de mantenimiento. Cualquier cosa que pase le "viene bien" porque "es más trabajo". "Siempre he estado aquí trabajando y no me he tenido que ir fuera", explica este operario mientras descarga unos olivos jóvenes en su casa del casco urbano escuceño, y que de no haber existido este proyecto estaría "haciendo reformas en Granada" y "yendo y viniendo" de la ciudad al pueblo, aunque ahora se ha establecido en la capital. "Al pueblo ya se le ha notado el cambio. Hay mucha gente trabajando, se nota que hay más y antes se emigraba más a Cataluña o las Baleares", cuenta.
A la salida del pueblo Ana María García y Bernarda Guzmán limpian a cepillazos una de las calles, de las últimas antes de tomar la carretera al Parque donde irá el acelerador de partículas. "Es una oportunidad de futuro", afirman, aunque "a ver si ahora que se ha firmado va más rápido", comentan mientras no dejan de trabajar. También notan el cambio que ha traído el polígono y el proyecto del IFMIF-Dones, que "ha traído a mucha gente nueva" y eso da "vida a los bares y a los comercio". "Mi hijo sí me dice que podría estar su futuro aquí. Si no, tendría que irse fuera", afirma García esperanzada con la idea de que su descendiente trabaje un poco más abajo de la casa y en proyecto tan casi irreal como atrapar la energía de las estrellas. Una esperanza que se contrapone con la realidad que ha vivido Escúzar durante más de medio siglo de inmigración. "Todos lo hemos hecho porque aquí no había nada, de la agricultura se vivía poco, y desde que empezó el polígono todo cambió", cuenta Guzmán.
Unos cambios que se materializarán, o eso se espera, a partir del verano. Aunque los planes municipales no esperan un aumento de la población en el corto plazo. "Somos pequeñitos pero tenemos la ventaja de que estamos cerca de la capital, a veinte minutos, y mucha gente que venga de fuera se puede quedar en pueblos cercanos o en la ciudad". Así, el efecto expansivo del IFMIF-Dones puede alcanzar no solo a Escúzar, sino también a Ventas de Huelma, La Malahá o Ácula. "El pueblo en teoría debería ir creciendo", reconoce el alcalde Antonio Arrabal, que sabe que tarde o temprano tendrán que incrementar los servicios y las construcciones, sobre todo porque solo "la obra del proyecto dura diez años".
Todo ello conllevará un "desarrollo económico" que debe convertir Escúzar en uno de los lugares de referencia en la ciencia de todo el planeta. El centro neurálgico de un proyecto que une Japón, Alemania, Francia y otras grandes potencias mundiales.
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