El acusado del crimen de Almuñécar es una persona "equilibrada y fría"
Los forenses revelan que la víctima recibió 22 golpes con la barra de hierro y que murió por una hemorragia cerebral · El juicio queda visto para veredicto
Henri De Greef, el vecino octogenario de Almuñécar asesinado en octubre de 2001 por un ex empleado suyo tras pedirle que dejase de vivir en una autocaravana de su propiedad, recibió un total de "22 golpes", que le causaron un traumatismo craneoencefálico que le provocó "una hemorragia cerebral" mortal. Así lo determinaron los médicos forenses que practicaron la autopsia al cadáver en su informe, el cual desgranaron ayer ante el jurado popular que esta semana está enjuiciando en la Audiencia de Granada al acusado del crimen, Gunter Volknar, una persona a la que definieron como "normal", aunque "fría y distante".
En concreto, la forense que valoró el estado mental de Gunter Volknar tras el crimen aseguró que el procesado "no tienen trastornos depresivos ni maníacos; es una persona equilibrada en general", y desveló que durante la entrevista que mantuvo con él para descartar que padeciese alguna patología psíquica o psiquiátrica éste le dijo "que odiaba a la víctima desde hacía tiempo y que se había quedado muy tranquilo con lo que había hecho". No obstante, también le dijo que estaba "arrepentido" y que no volvería a hacerlo.
Sobre la agresión, los forenses indicaron que el fallecido recibió los golpes "con contundencia" y "uno detrás de otro". El acusado asestó a Henri nueve de los 22 golpes en la cabeza. Los dos primeros fueron "por detrás" (en la zona parietal) y los seis siguientes impactaron a la altura de la nuca, dejando "inconsciente o semiconsciente" a la víctima, que recibió el resto de golpes en el hombro izquierdo, el brazo y la frente, cuando ya estaba en el suelo.
El fallecido, que tenía 86 años pero "era un hombre fuerte dentro de su edad", presentaba además varias fracturas costales, debido a su osteoporosis y a la presión que el brazo hizo sobre las costillas al ser golpeado.
Los informes periciales centraron la tercera sesión del juicio, que quedó visto para veredicto después de que las acusaciones pública y particular mantuvieran los cargos contra el procesado, que se enfrenta a penas de 17 y 20 años por asesinato. La defensa, como ya había anunciado, modificó sus conclusiones en el sentido de calificar los hechos como un homicidio, con la concurrencia de dos circunstancias que atenuarían considerablemente la pena a imponer en caso de ser apreciadas por el jurado. Esas circunstancias serían una eximente incompleta de arrebato (la abogada de Gunter sostiene que su cliente actuó en un ataque de ira momentáneo), y una atenuante muy cualificada de confesión del hecho y colaboración con las autoridades.
La vista contra Gunter Volknar comenzó el lunes. En su interrogatorio, el hombre, de 61 años y origen alemán, admitió ser el autor del crimen, aunque reconoció que dio a Henri sólo "siete u ocho" golpes con una barra de hierro que "estaba clavada en la tierra de las plantas". El motivo: la víctima, para la que había estado trabajando durante 16 años, quería que se marchase de una vez de su casa. Henri y su esposa, Carmen, habían regentado un camping durante años en Almuñécar y, cuando lo cerraron, dejaron quedarse a Gunter en una autocaravana gratis porque carecía de familia y de medios económicos. Pero las relaciones se habían deteriorado y el matrimonio quería que se fuera de allí.
El segundo día del juicio, la viuda de Henri ofreció un testimonio desgarrador: aseguró que presenció la agresión del acusado, que fue brutal y que medio municipio de Almuñécar pudo escuchar los alaridos de dolor que dio su marido mientras era golpeado.
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