El acusado de matar a su ex novia no dejó de apuñalarla "hasta que cayó al suelo"
Asegura ser alcohólico y dice que cometió el crimen "mareado" tras beber tres litros de cerveza
Óscar C.T. reconoció ayer ante el jurado popular que lo juzga esta semana en la Audiencia de Granada ser el autor del crimen de Ángela María Chamorro Ruiz del Valle. No negó haber apuñalado hasta la muerte el 9 de julio del año pasado a la que había sido su novia durante un año y siete meses. Pero dijo que lo hizo "mareado", bajo los efectos del alcohol. Su supuesto alcoholismo le había llevado a consumir tres de los cuatro litros de cerveza que, a primera hora de esa misma mañana, había comprado en una panadería del Zaidín, próxima al piso de la Calle Miguel Toro de la capital donde la pareja había convivido y donde ocurrió el brutal crimen.
"Empecé y hasta que no se cayó al suelo no paré", admitió el acusado cuando el fiscal le interrogó sobre cómo llevó a cabo el apuñalamiento. Acabó con la vida de Ángela con un cuchillo de cocina. El arma tenía 13 centímetros de hoja. Los forenses apreciaron hasta 18 cuchilladas, varias de ellas en el tórax. La última rompió el esternón a la joven, que tenía 29 años, era de Almadén (Ciudad Real) y trabajaba en un hotel de la capital.
Durante su declaración, Óscar explicó que la relación con Ángela se inició durante las navidades de 2011 y que el año pasado comenzaron a tener discusiones por culpa del alcohol y de sus sospechas de que le estaba engañando. Después de esas peleas, la joven solía marcharse a casa de una amiga, aunque luego acababa regresando al piso que compartía con él. "Durante 2012 no hubo apenas roces", indicó Oscar, que tiene un hijo fruto de una anterior relación y aseveró que estaba dispuesto a tener otro con Ángela. Dijo incluso que lo estaban buscando.
Tras la última riña, Ángela decidió dejar la relación y se refugió en casa de un amigo llamado Quique. Óscar sospechaba que entre ambos podía haber más que amistad y tenía celos, según reconoció ayer. El día de autos había emplazado a la joven para limpiar juntos el piso y llevarse cada uno sus pertenencias. Quedaron sobre las 12:00 horas. "Ella llegó y se dio cuenta de que había bebido y empezó a recriminarme que había vuelto a beber", señaló.
Óscar, según detalló, estaba en ese momento sentado en el sofá del salón y entró en cólera cuando ella -siempre según su relato- le reconoció que estaba con Quique. Ángela se fue hacia la cocina. Se disponía a fregar los platos. Óscar cogió entonces una cuerda del perro que tenían: un gran danés de seis meses. "Intenté asfixiarla", reconoció, pero no lo consiguió. En ese momento, "ella se revolvió" y "me estampó un objeto en la cara: una ensaladera de cerámica. Le dio "en el ojo". Ángela le tiró a continuación "de los pelos" y le "agachó la cabeza". En ese momento, vio el cuchillo en la encimera e inició su ataque sin soltar la cuerda con la que trató de estrangularla.
Óscar aseguró que la joven "estaba de pie" y que cuando cayó al suelo intentó sacarle el cuchillo sin éxito. Dijo no recordar cuántas puñaladas le dio. "Sé que son 18 porque me lo han dicho después", agregó. No supo explicar el porqué de tanta violencia, pero admitió que "por culpa de ser cocinero" tuvo "la mala suerte de tener la habilidad". Tras el crimen profanó el cadáver, introduciendo varios objetos en sus partes íntimas, entre ellos un consolador de la pareja, el cual descubrió, según su versión, en la mochila que Ángela se llevaba ese día. El fiscal le preguntó por qué intentó de ese modo también acabar con el honor de su víctima. "Buscaba resarcirme" manifestó. Después pensó en suicidarse en la bañera del piso, pero finalmente se marchó en taxi con el perro hasta Almuñécar, donde su familia tiene un apartamento. Una vez allí, decidió tirarse desde el Peñón del Santo. "Estaba convencido en quitarme la vida", comentó.
El fiscal pidió que el jurado tenga acceso a la declaración que el acusado prestó en su día en el juzgado ante las "diferencias" apreciadas entre la versión ofrecida entonces y la de ayer. Está convencido de que el joven sabía lo que hacía porque "no es ningún loco, ni drogadicto ni alcohólico". A su juicio cometió un asesinato con las agravantes de ensañamiento -por aumentar deliberadamente el dolor de la víctima- y parentesco. Solicita 25 años de cárcel por el crimen, así como 5 meses más por profanar el cadáver de Ángela.
La acusación particular que ejerce la madre de la víctima, María del Carmen Ruiz del Valle, que está representada en el proceso por el abogado penalista Rafael López Guarnido, realiza la misma calificación que la Fiscalía y solicita idéntica pena, al igual que el letrado de la Junta de Andalucía, que está personada en la causa como acusación popular.
Por su parte, la defensa del procesado plantea como calificación principal que los hechos constituyeron un delito de homicidio, por el que solicita 10 años de prisión, o subsidiariamente un asesinato, por el que pide 15 años. El abogado de Óscar cree que el alcoholismo que su cliente dice sufrir desde los 18 años debe ser contemplado como una atenuante, así como su confesión a los agentes de la Policía Local que lo encontraron ya por la noche en Almuñécar. También mantiene que el procesado actuó movido por "un impulso".
Hoy continúa el juicio con la declaración de los testigos, entre ellos la madre de Ángela, que ayer, en declaraciones a este diario, dijo confiar en que Óscar sea condenado "a la máxima pena que aún así, es poca".
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