"Ninguna administración da suerte"
Las matemáticas desmontan los mitos y tradiciones que han proliferado en torno al tradicional sorteo del 22 de diciembre
El sorteo de Navidad es cuestión de números, y pocas personas tienen una relación más estrecha con los guarismos que un matemático. Miguel Ángel Morales, licenciado en Matemáticas por la Universidad de Granada y creador del blog sobre la materia gaussianos.com, explica que ser uno de los agraciados por el bombo en la mañana del sábado es, como poco, difícil.
"La probabilidad de que el Gordo caiga en Granada depende de la cantidad de números distintos que se han vendido", explica el matemático. "Como en el bombo entran 100.000 números, podemos decir que la probabilidad de que el Gordo se haya vendido en Granada es igual a la cantidad de números distintos dividida entre 100.000. Por ejemplo, si en Granada se han vendido 17.500 números distintos, la probabilidad sería 0,175. Esto es, un 17,5% de posibilidades".
Uno de los factores que hacen que una persona se decante por uno u otro número es que proceda de tal o cual administración de lotería, algo que tiene su explicación matemática. "Al vender más números es más probable que venda el Gordo, o cualquier otro premio", asegura. "Pero es importante dejar claro que ninguna administración da suerte, y también que un número no tiene más posibilidades de salir por comprarlo en una administración concreta", asegura. "Es simplemente cuestión de probabilidad: si vende mayor cantidad de números es más probable que venda el que acaba siendo el Gordo". Así de claro.
Para asegurarse uno de los premios que cantan los niños de San Ildefonso hay que hacer una inversión importante. Según Miguel Ángel Morales "dejando aparte los reintegros, hay menos de 5.000 números con algún premio, por lo que para tener seguridad absoluta de que te toca algún premio habría que comprar más de 95.000 números distintos. Demasiado dinero, creo", apostilla el matemático, que desmiente que haya "números bonitos o feos en sí". Es una cuestión de gustos personales, asegura. "A unos les gustan pares y a otros impares, a unos les gustan con todas las cifras distintas y a otros no, a unos les gustan una terminación concreta y a otros les da igual... depende de a quién le preguntes", responde el experto.
Igual que hay quienes confían ciegamente en una terminación, los hay que huyen de los que tienen muchos ceros, sin que matemáticamente hay motivo. "Parece que un número que empieza por dos o tres ceros tiene menos probabilidades de tocar. Pero se podría decir lo mismo de los muy altos. ¿Comprarías el 99993? Seguro que mucha gente no... pero estadísticamente hablando no tiene ningún sentido pensar que el 00043 o el 99988 tienen menos probabilidades de salir que el 23489 o el 55421", explica el matemático.
Una de las curiosidades que se plantea en esta edición del sorteo es que se cumplen 200 años de la primera edición. En 1812 el primer premio fue a parar a un número que terminaba en 4 (03604). En 1912, el número que se llevó el Gordo también acabó en 4 (10644). ¿Qué posibilidades hay de que este año acabe en cuatro? "Pues no lo sé, pero si es así sería simple y llanamente casualidad", reconoce Medina, que advierte que "la terminación también es totalmente aleatoria, todos los números del 0 a 9 tienen la misma probabilidad de salir como terminación. Que hasta ahora haya algunas que ha salido mucho más que otras obedece a la casualidad, y no es tan raro que ocurra dada la poca cantidad de sorteos que se han celebrado hasta la fecha".
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