"El aeromodelismo es como volar en un avión real, pero desde fuera"

Excelentísimo Presidente

Lleva décadas volcado en su afición, la de hacer volar pequeños aviones, réplicas a escala muy conseguidas de los que surcan los aires, y para él y para los socios del club, eso es tan interesante o más que ser piloto

José Luis Gil posa con uno de sus aparatos voladores en la sede del club, en La Herradura.

28 de septiembre 2009 - 01:00

Volar como los pájaros ha sido el gran anhelo del hombre, que sólo en los tiempos modernos se ha hecho realidad. Unos pocos tienen la suerte de experimentar esa sensación pilotando aviones, y otros, de forma más terrenal, se pueden dar ese gusto a través de pequeños modelos a escala dirigidos a control remoto. Ese es uno de los cometidos del aeromodelismo, permitir recrear el vuelo de una aeronave desde la tierra, aunque para ello se deban adquirir casi las mismas habilidades que si se hiciera desde el aire.

El Club Aeromodelismo Costa Tropical nació hace varias décadas en Motril, donde existía una pista, pero desde hace doce años está establecido en Almuñécar, y la gran mayoría de sus socios son del municipio. En total hay 22 registrados, aunque son entre diez y quince los que acuden con regularidad a los encuentros semanales, pues "hay algunos extranjeros que pasan mucho tiempo fuera, y otros que no pueden asistir en verano por cuestiones de trabajo", según manifiesta su presidente, José Luis Gil, quien junto al secretario Francisco Alonso son los encargados de llevar adelante la entidad.

La actividad normal se desarrolla los fines de semana, en una pista habilitada especialmente en el pago de Guerra, en La Herradura, donde estaba el antiguo vertedero. Hace cinco años, el Ayuntamiento cedió los terrenos a la asociación, que lo equipó con dos pistas de aterrizaje de tierra compactada. "Son dos pistas cruzadas, una para cuando hay Levante y otra para Poniente. Además tenemos un chambao, unas mesas para trabajar y aparcamientos. Unas instalaciones de primera categoría", asegura, orgulloso. Antes de contar con este recinto, los aficionados deambularon por diferentes espacios que reunieran unos requisitos mínimos.

Aunque parezca simple, el aeromodelismo es una afición "muy compleja", porque "hay que ser piloto, carpintero, fontanero, electrónico y muchas otras cosas, pues mantener un aeromodelo en el aire, que son réplicas de originales, requiere un aprendizaje especial", señala José Luis Gil, y añade que "no es solamente volar, es también mantener el modelo con sus sistemas mecánicos y electrónicos bien preparados". Los mandos de estos pequeños aviones son electrónicos, pero su motor funciona con combustible.

Los aviones se manejan a través de una emisora de control remoto, si bien los mandos son muy similares a los de un verdadero aeroplano. "En la emisora tienes todos los mandos para acelerar o desacelerar, los distintos virajes, la profundidad, y por supuesto despegar y aterrizar. Es como un avión real, pero en lugar de hacerlo desde dentro se hace desde fuera", explica. Para todo ello hacen falta conocimientos específicos, pues por ejemplo para la maniobra de aterrizaje, que es la más complicada, "hay contar con una senda de planeo, una aproximación o la velocidad del aire", entre otros factores.

Una posibilidad que ofrece la entidad es la de ayudar a los principiantes a dar los primeros pasos, "aunque ahora hay otros métodos, como los vídeojuegos de simuladores de vuelo". Para empezar a volar en serio, "se utilizan unos aviones entrenadores que lo perdonan todo, y existen unos cables que se enchufan a la emisora del alumno para que los profesores puedan intervenir, como en un coche de autoescuela". El experto recomienda a los que deseen empezar "que vayan acompañados por alguien que tenga experiencia".

Sobre la confección de los aviones a escala, que pueden medir hasta tres metros de longitud, las opciones son variadísimas: "hay maquetas, aviones de acrobacia, de guerra… todo lo que hay en aviación está dentro del aeromodelismo", explica Gil, destacando que "hay tiendas especializadas donde se compran los modelos, recambios, ruedas, motores, hélices y todo lo que haga falta". Gil sostiene que "no es una afición cara si te mantienes en una línea media", y que "con una inversión de 200 ó 250 euros se puede estar volando".

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