Medio Ambiente

Las altas temperaturas y la falta de lluvia provocan en Granada la 'alergia otoñal'

  • En los últimos días, se ha incrementado la presencia de partículas de polen en la provincia, atacando a personas alérgicas más acostumbradas a combatir sus efectos en primavera

Imagen de archivo de la floración de cipreses

Imagen de archivo de la floración de cipreses / G. H. (Granada)

La alergia ya no es exclusiva de la primavera. Picores de ojos, de nariz, moqueos y estornudos están ya a la orden del día en otras estaciones del año. Y en este 2022, los granadinos están pudiendo comprobar como el otoño se ha convertido en una ‘primavera 2.0’, a la espera de unas deseadas lluvias que, por el momento, no llegan.

Las altas temperaturas, varios grados por encima de las que deberían ser las habituales para esta época del año en Granada, así como la falta de lluvias, están provocando que en Granada muchas especies de árboles, flores y plantas estén viviendo una segunda floración. Esto trae consigo el envío al aire de polen, unas moléculas que se quedan en el ya de por sí cargado ambiente, y afectan a una gran parte de la población.

Otoño suele ser un mes en el que las alergias crecen, sobre todo las derivadas de los ácaros y el polvo que se producen en las viviendas, lugares de trabajo, o espacios cerrados en general. También al pelo de animales y mascotas, pues es época de muda para ellos. Pero este año también se están registrando altos niveles de polen en el aire granadino.

Según el portal ‘Polenes.com’, gestionado por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, en la provincia de Granada se están registrando en el mes de octubre presencia de diversas partículas procedentes de varias especies, concretamente de gramíneas, olivos, amarantáceas y urticaceas.

Aunque por encima de estas destaca uno en particular: las cupresaceas, de las que se han registrado niveles de 32 gramos por metro cúbico de aire. Estos niveles son bajos, según los porcentajes en los que se maneja la Sociedad de Alergología. Esta planta comienza su floración a finales de otoño y principios de noviembre, llegando a febrero, marzo y abril como los periodos con más presencia de granos en el aire. Pero este año se ha adelantado casi un mes, lo que habla de la excepcional situación que se vive.

Imagen de archivo de la realización de una prueba médica para comprobar la reacción alérgica en una persona Imagen de archivo de la realización de una prueba médica para comprobar la reacción alérgica en una persona

Imagen de archivo de la realización de una prueba médica para comprobar la reacción alérgica en una persona / G. H. (Granada)

Estos tipos de cipreses están muy presentes tanto en la capital como en muchas localidades de otras zonas de la provincia, pues se usa como planta ornamental. Y la presencia de polen en el aire ha hecho que se detecten más cuadros de síntomas de goteo nasal, congestión, picor de ojos, nariz y garganta, estornudos y lagrimeo.

El doctor Alberto Álvarez-Perea, de la Sociedad Española de Alergología, ha asegurado que “estamos comprobando que los alérgicos a pólenes tradicionales de primavera están teniendo síntomas durante más tiempo en los últimos años, y en las últimas semanas de este año están teniendo síntomas los alérgicos a gramíneas u olivos, cosa que no esperaríamos que tuvieran síntomas ahora”.

El cambio climático, efecto multiplicador

El cambio climático tiene mucho que ver en la aparición de esta nueva estación complicada para los alérgicos. Por un lado, la temperatura aumenta, los meses fríos se acortan y la temporada de floración es cada vez más larga. Si a eso le sumamos la falta de precipitaciones, que ayudan a reducir los niveles en atmósfera de partículas de polen, aparece el ‘cóctel perfecto’ para los alérgicos.

La sequía también provoca que las especies de arbolado también sean más alergenicas, es decir, que las partículas que envían al ambiente estén más cargadas y sean más agresivas, para que así sobrevivan más al clima y puedan cumplir su objetivo final, polinizar.

“No hay que perder de vista que las proteínas que nos producen alergia en los pólenes son proteínas que las plantas usan para defenderse de un entorno hostil. Entonces, cuanto más hostil sea ese entorno, con más virulencia va a atacar a los alérgicos”, ha destacado Álvarez-Perea.

La alergia que se produce en los seres humanos es una respuesta del sistema inmunológico hacia partículas que entran a nuestro cuerpo y que se consideran como “agresivas” para la salud. Es por esto por lo que el cuerpo lucha con estornudos, lagrimeo y mucosidad, para así tratar de eliminarlo. La toma de antihistamínicos suprime estos efectos de alarma del cuerpo, permitiendo no estar tan afectado por esta situación, aunque es un remedio temporal.

Las recomendaciones para evitar que la alergia nos afecte son las de siempre: ventilar las casas y lugares cerrados tanto al principio como al final del día, intentar mantener el ambiente húmedo, limpiar regularmente, evitar caminar por las zonas en las que exista presencia de estas plantas y usar mascarilla y gafas para protegernos. Algunos expertos también recomiendan no tender la ropa húmeda en el exterior, pues se puede impregnar de partículas, especialmente las sábanas y las toallas.

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