El altruismo de regalar una vida de libros

El responsable de Industrias Creativas de la Junta dice que donar es una mejor opción que crear una fundación

La Biblioteca de Andalucía espera conseguir más legados próximamente.
La Biblioteca de Andalucía espera conseguir más legados próximamente.
G. C. Granada

06 de abril 2014 - 01:00

A finales de 2013, la Diputación de Jaén adquirió el legado de Miguel Hernández por una cifra cercana a los tres millones de euros, de los que 1,6 millones eran para los herederos y el resto para la fundación cultural que gestionaba los fondos. Poco después, el poeta granadino Rafael Guillén llegó a un acuerdo para ceder gratuitamente el resultado de su vida literaria a la Biblioteca de Andalucía. El director general de Industrias Creativas y del Libro, David Luque, entiende que muchos escritores -y sus herederos- vean en la constitución de una fundación una salida con honores para los legados, "pero lo más inteligente y lo menos oneroso es donarlo a la Biblioteca de Andalucía, que es donde verdaderamente hay recursos materiales e intelectuales para darles una buena conservación a los legados". En este sentido, una fundación tiene una función de difusión, pero siempre tiene que contar con las administraciones públicas, que a veces tienen más presupuesto y otras menos. El hecho de que la biblioteca de Luis Rosales o el legado de Rafael Guillén se conserven completos en la Biblioteca "permite además un estudio de las fuentes que inspiran al escritor mucho más fidedignas y, en cuanto a la difusión, tiene las mismas posibilidades que en una fundación".

Hace años, Antonio Carvajal dejó su legado a la fundación Jorge Guillén y se llevó consigo a otros autores granadinos. "Es un acierto por su parte, me hubiese gustado que se hubiese quedado aquí porque ese material formaría parte del legado documental de Andalucía, es una pena que ya no esté aquí porque tenemos los recursos necesarios para darles el sitio adecuado", explica sobre unos documentos que ahora están depositados en Valladolid.

En realidad, "la Biblioteca de Andalucía no ha tenido hasta ahora una labor expresa de contactar con los escritores conseguir su legado documental", explica Luque sobre una institución "en la que están los medios y los profesionales, además de la accesibilidad para todo el público". En ese sentido, la Junta pondrá en breve la colección de Rafael Guillén en la Biblioteca Virtual de Andalucía, "que al ser de servicio público permite que cualquier persona tenga acceso simplemente con hacerse socio, algo más accesible que en fundación privada ,o incluso en una fundación privada con participación pública".

La Biblioteca de Andalucía tiene como objetivo "intrínseco" la captación de fondos, pero tiene la ardua tarea que recibir el depósito legal de todos los documentos que se generan en Andalucía, atender las líneas de investigación y poner en marcha la biblioteca virtual, un proceso que ha llevado muchos años, pese a lo cual muchos autores han dejado su legados. "Hemos recibido normalmente las bibliotecas d ellos autores, pero también se pueden recepcionar manuscritos o fotografías, que se tratan con mucho cariño", señala Luque para adelantar a continuación que el próximo legado que llegue a la calle Profesor Sáinz Cantero puede ser el de Julio Alfredo Egea, con el que hay negociaciones. "Nosotros no podemos hacer un trabajo de búsqueda, están los recursos disponible y lo que hacemos es invitar a los autores para que se acerquen a negociar la cesión de sus legados a la biblioteca", afirma el director general.

Eso sí, continuamente se hacen donaciones bibliográficas, tanto a la Biblioteca de Andalucía como a las provinciales. Cualquier donación se recepciona, se cataloga lo que es usable y lo que no y se pone a disposición del público. Pero cuando llega a sus manos un material como el de Rafael Guillén el proceso es distinto.

Y eso que todavía muchas herederos, en vez de donar los libros de su padres o abuelos, se los llevan a la casa de campo a cubrirlos de polvo. "Las bibliotecas de los autores, sea cual sea su importancia, se intentan conservan completas porque es lo que le da importancia".

En este sentido, David Luque recalca que no hay que confundir la donación con la compra. "Nosotras recepcionamos todas las donaciones, pero si se pretende vendernos un material entonces tenemos que estudiarlo y, si interesa, negociar el precio. Compramos libros para dotar a nuestras bibliotecas, pero comprar una biblioteca de un autor lleva un proceso largo, se constituye una comisión para estudiar el interés, pero al ser un bien de interés público lo lógico es que los autores y las autores lo donen a la comunidad", afirma.

Últimamente le han ofrecido una colección de fotografías "impresionantes". Lo primero que hicieron fue abrir una investigación técnica para ver si era única o tiene copia. " Detectamos que tenía copia, con lo que la comisión reelaboró el precio y al final no se realizó la compra porque no se llegó a un acuerdo", explica. "La pena es que estos legados se quedan en casa, se repartan entre los hijos y los nietos, el legado tiene sentido cuando está unido y se puede estudiar en conjunto, y eso es muy difícil desde el ámbito privado porque hay que tener una estructura, aparte de que sale más barato tener el legado en una institución pública que tiene un personal y una estructurar que crear una fundación privada, en la que al final se acaba recurriendo al dinero público y al dinero de los ciudadanos", concluye.

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