La anorexia, también en el santoral

Ya en la Edad Media se conocían casos de la enfermedad, sobre todo en la Iglesia

La anorexia, también en el santoral
La anorexia, también en el santoral

18 de mayo 2009 - 01:00

La anorexia no es una enfermedad moderna. Ya en la Edad Media se conocían casos, sobre todo en la Iglesia, aunque no estaba catalogada como ahora. Mujeres y hombres, hoy santos, que con su privación de alimento material y hambre espiritual, reaccionaban a sus situaciones vitales anteriores. Además, con la conocida como Santa Anorexia, encontraban el sentido como ideal de la purificación del cuerpo como ofrenda a Dios. En cambio, en la anorexia actual, se encuentra un terreno menos comprensivo: la mirada científica y la estética desacralizada de la delgadez.

En la Edad Media, los fenómenos a que daba lugar esta privación parecían estar inducidos por fuerzas sobrenaturales, llegando a extremos tan severos que sólo era posible interpretarlos bajo el signo de una intervención milagrosa (Anorexia Mirabilis). Así, se puede nombrar a Santa Clara, Santa Catalina, Santa Magdalena de Pazzi o Santa Teresa de Jesús como mujeres con estos síntomas.

"Con esta historia se relativiza la cuestión actual de que la anorexia tiene mucha base en la moda y en la imitación de los jóvenes a estos patrones estéticos", afirma el profesor de Filosofía y psicoanalista Sergio Hinojosa, autor del libro Santa Anorexia. La noche oscura del cuerpo, en el que pretende despatologizar la anorexia.

De hecho, la primera frase del capítulo uno del libro es: "La anorexia no es una enfermedad, es un modo de ser". Porque se pregunta si esta patología, catalogada por la sanidad actual como trastorno de la conducta alimentaria dentro de salud mental, es un síntoma o un modo de vida. Y lo hace con una comparativa con el mundo eclesiástico de la Edad Media.

"Antes, existía ese fenómeno de la Santa Anorexia. En los monasterios y conventos había mucha hambre de Cristo. De hecho, no comían alimentos y sólo se nutrían con la hostia consagrada. Y no era una cosa sólo de mujeres, como por ejemplo el caso de Santa Teresa, sino también de hombres, como los Jesuitas, que lo veían como sacrificio para alcanzar más sufrimiento. Aunque estaba todo en el límite entre lo patológico y lo normal", explica Hinojosa.

Luego, en otra etapa más moderna se presentaron mujeres conocidas con este trastorno como Sissi y hasta la propia Mariana Pineda.

Pero ahora, la anorexia se busca "tirando a los depresivo, excluyente, a comunidades al margen del mundo normal que no buscan la cura sino el reconocimiento. Esa forma actual de aislamiento no tiene un horizonte ideal como el de las santas, que se privaban por algo por lo que se creaba un lazo social con ellas porque la gente las veía más cercanas a la divinidad aunque fisiológicamente eran los mismos síntomas que ahora".

Las claves culturales que daban lugar a ese fenómeno no tienen nada que ver con la actualidad y "la moda no es suficiente para tener esa responsabilidad. Porque ahora la sociedad judicaliza los problemas. Pero no se trata de buscar culpables".

Hinojosa, que en su libro realiza un análisis histórico de la anorexia pero también incluye reflexiones sobre ciencia, medicina, investigación y tratamientos, apuesta por dar a esta patología "un tratamiento multidisciplinar. Es un trastorno mental, no del cuerpo, y el psicoanálisis puede aportar mucho en su tratamiento y en la búsqueda de su causalidad múltiple. Porque hay que buscar el punto de arranque de esa situación, distinto en cada persona". Y puede ser algún problema psicológico que lo lleva a actuar así, no sólo imitación de las modelos de pasarela y los cánones estéticos actuales.

"La anorexia indica que algo hay de base". Por eso con la anorexia "se excluyen y crean un orden alternativo a uno que no han encontrado".

"El psicoanalista tiene algo que decir en esto, que no tiene sólo un abordaje médico clínico. Es imposible analizarlo si no es con la palabra, escuchando a la persona. Y ahora hay un déficit de la escucha en los tratamientos que se dan a estos jóvenes.

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