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El impacto de la Autovía del Mediterráneo

Tres años del (casi) adiós a los conos

  • De un trayecto marcado por interminables colas en la carretera se ha pasado a tardar menos de una hora desde la capital a los distintos municipios de la Costa granadina

Los conos en el tramo de Salobreña, un recuerdo.

Los conos en el tramo de Salobreña, un recuerdo. / g. h.

Este verano, fuera de la Costa, se producen frecuentes atascos en la vuelta de la playa en domingo en la A-44, a la altura de Dúrcal y hata Otura. De ahí que todavía no se puedan enterrar del todo todavía los conos.La Autovía del Mediterráneo, a su paso por la provincia de Granada, ha estado marcada por una negra historia que ha durado 20 años. Por suerte, desde que se inauguró el 27 de junio de 2014 los tramos Taramay-Lobres y Lobres-Guadalfeo todo cambió, pues no era preciso que todos los coches se encontraran con el cuello de botella de la N-340, uno de los puntos habituales donde se podían encontrar los famosos y odiados conos por los habitantes de la comarca y visitantes. Estos símbolos de la incomunicación costera estrechaban el paso provocando situaciones de peligro y durante muchos veranos fueron testigos de horas interminables en el coche, que algunos incluso aprovechaban para sacar las sillas y cenar fuera del vehículo.

Otro hito importante se produjo cuando se dejó atrás la 'famosa' travesía de Torrenueva, que era noticia cada fin de semana por sus atascos, a consecuencia de los semáforos. Se temió, en un principio, que en la rotonda de la gasolinera de Carchuna se produjeran retenciones, pero después no ha habido problemas de importancia, debido a la inauguración escalonada de los tramos de la A-7 y de que ahora los conductores se reparten por la autovía, pero también por la N-340 e incluso por aquellos caminos alternativos que al final todos se terminaban aprendiendo.

La historia ha cambiado y los sectores turístico y agroalimentario, así como el Puerto de Motril que quedó finalmente conectado por autovía han expresado su beneficio tras estos dos años de 'semientierro' de los conos. El casi viene motivado por el tramo Carchuna-Castell de Ferro, donde estos objetos todavía hacen acto de presencia desde el pasado mes de diciembre en un trozo de asfalto hundido. Los movimientos de tierras han hundido el firme en torno al kilómetro 344 provocando el corte al tráfico de un carril en ambos sentidos.

Pese a que la salida natural de los productos de Gualchos-Castell de Ferro se produce en dirección a Almería, también hay empresas muy potentes del sector hortofrutícola en Motril o Carchuna, por lo que tienen que sufrir los inconvenientes de esos 40 metros de carril cortado. Esta situación, que persiste desde hace ya 7 meses, está motivada por el deslizamiento del terreno, pero se agravó por las lluvias del pasado invierno. Aunque se decretó una actuación urgente, que costaría 2,4 millones, lo cierto es que no se han iniciado las obras por problemas burocráticos. Fomento echa la culpa a la Junta de Andalucía y ésta, a su vez, al Ministerio. El típico rifirrafe que ha vivido la costa los últimos años.

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