30 años de amor

Universidad | aniversario del programa de intercambio internacional

Granada envía al año a unos 2.000 estudiantes al extranjero y recibe a otros 3.000

El impacto de su presencia en las aulas y las calles es millonario

La merma de los fondos no ha herido al programa

30 años de amor
30 años de amor
A. Asensio

Granada, 29 de mayo 2017 - 02:34

Josefina Jerónimo se enfrenta cada cuatro meses al mismo trance. "Cuando les explicas que el ingrediente principal de la morcilla es sangre de cerdo, la mayoría se descompone". Josefina acoge a estudiantes de movilidad, estadounidenses y europeos fundamentalmente, que pasan un cuatrimestre alojados en su casa. Cuatro meses que, según su experiencia, merecen la pena. Josefina ha convertido su domicilio en una embajada de Granada en el mundo, y todo el mundo, a su manera, tiene en hueco en su familia. La cocina sirve de improvisado estudio de fotografía en el que los estudiantes se retratan junto a la pata de jamón. La visita al cuarto de baño está llena de sorpresas para los foráneos. "Hay cosas muy básicas para nosotros que en sus países no saben lo que son", asegura Josefina, que en los cinco años que lleva como host mother ha radiografiado el modo de vida -y los comportamientos- de la mitad de Europa y parte de América. "Los más parecidos a nosotros son los italianos. Los más educados los suizos y finlandeses. También los belgas... son muchos años". Las despedidas son un trago. "Se van con un pellizco y siempre se escapa una lagrimilla". Gracias a las redes sociales y a los móviles, muchos siguen en contacto con esta granadina.

Josefina consigue gracias a alojar estudiantes un dinero extra que, asegura, no da para mucho. "Los gastos también se multiplican". Sin embargo, la experiencia le compensa y, además, "Granada come de este tipo de estudiantes", apostilla esta granadina. Los estudiantes gastan en ocio y en alojamiento. Los padres, normalmente, vienen a visitarles, lo que supone que también gastan en alojamiento y restauración. Los estudiantes, con los años, vuelven a la ciudad ya en el papel de turistas. Es una especie de círculo virtuoso en el que el principal beneficiado es Granada.

Josefina Jerónimo acoge en su casa a estudiantes desde hace cinco años

La Universidad es un polo de atracción de miles de estudiantes que buscan una experiencia internacional en una ciudad "ni muy grande ni muy pequeña", asegura Devyn Voorheis, de Carolina del Norte. La UGR tira del carro, un carro que deja rastro en negocios como bares y restaurantes, agencias de viajes, escuelas de idiomas y también en familias de acogida o propietarios de pisos de alquiler. Un estudio de 2009 indicaba que cada estudiante erasmus desembolsa 7.000 euros al curso. Si se multiplica esa cantidad por 3.000 estudiantes -cifra del Vicerrectorado de Internacionalización de la UGR-, se puede estimar que Granada ingresa 21 millones de euros al año. El dato es de hace tiempo, por lo que hay que tomarlo con cautela. Sin embargo, el impacto económico es innegable. En 2016, la UGR ingresó 11,9 millones de euros procedentes de la Comisión Europea, del Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (Sepie), la Junta y otras instituciones y universidades extranjeras. "La previsión para el año 2017 es de una cantidad similar", indica el documento del Vicerrectorado de Internacionalización. Se trata de "fondos finalistas", que se destinan a cubrir el gasto en becas de programas de intercambio. Es decir, que a su vez Granada 'gasta' en sus universidades de destino otros doce millones de euros, como mínimo.

La institución es "líder" sobre todo del conocido programa Erasmus, que en este 2017 cumple 30 años de vida. Después de tres décadas, la Universidad de Granada reconoce que esta iniciativa de movilidad "ha marcado nuestro proceso de internacionalización en sentido institucional", según se recoge en la Estrategia de Internacionalización de la UGR, aprobado el pasado mes de enero en Consejo de Gobierno. Cada año, según el mismo documento, llegan "alrededor de 3.000 estudiantes". A su vez, desde la UGR parten cada año cientos de universitarios. "Es la única institución europea que, en los 30 años de historia del programa" Erasmus, ha superado la barrera de los 2.000 estudiantes "enviados en un mismo curso académico".

Las cifras son superlativas en el caso de Granada. La Unión Europea se marcó como objetivo para el año 2020 que el 20% de los graduados universitarios tuvieran una experiencia internacional. La UGR superó esa tasa en 2011. Por facultades, el 70,51% de los alumnos de Traducción e Interpretación han salido fuera. La que menos estudiantes envía fuera es Ciencias del Trabajo, con una tasa del 9,35%. De media, entre todos los centros universitarios, la UGR envió el pasado curso al 22,18% de sus alumnos al vivir una experiencia académica en el extranjero. Sin embargo, se reconoce que algunos centros están por debajo de ese 20%. "Se debe trabajar para que lo cumplan todas las titulaciones y todos los ciclos", se explica desde el Vicerrectorado Internacionalización.

El ultimo estudio de impacto del programa Erasmus, de 2014, "confirma una vez más" la huella de la movilidad internacional, una apuesta que, según la propia UGR, "tiene beneficios institucionales para nuestra Universidad", además del "aprovechamiento de la presencia de estudiantes extranjeros en nuestras aulas y en nuestra ciudad".

Granada ha demostrado -los números están ahí- su solvencia para atraer estudiantes del programa Erasmus, reconvertido hace cuatro años en Erasmus Plus para cubrir etapas educativas no universitarias y extenderse fuera de las fronteras de la Unión Europea, como Estados Unidos. Devyn ha estudiado español desde Primaria. Antes de venir a Granada "no sabía ni que existiese la Alhambra". Es la primera vez que viaja fuera de Estados Unidos, vive con una familia granadina -"son como mi familia", asegura- y dispone de una beca de 2.500 euros, además de unos 100 euros semanales que aportan sus padres y que Devyn gasta, sobre todo, en ocio. Katherine Defonzo está "triste y feliz" en los últimos días de su estancia en Granada. Vino en verano de 2015 para una estancia de un mes "y me encantó". Se le presentó la oportunidad de volver "para aprender cultura y español" y no se lo pensó. Hizo la maleta y en enero viajó desde Pennsylvania (EEUU) hasta Granada. Allison Copple es oriunda de Kansas. "Mis padres vienen el jueves", relata. ¿Por qué elegir Granada para estudiar? "Es un lugar muy bueno para aprender español y, además, una amiga vino hace un año y le encantó". Con Allison funcionó el boca-oreja. "Por supuesto que volveré", adelanta.

Las tres desayunan junto a la sede del Centro de Lenguas Modernas, centro asociado a la Universidad de Granada y que la propia UGR califica como "instrumento de atracción de talento internacional", se indica en el Vicerrectorado. "Entre sus líneas estratégicas de desarrollo de mercado están las universidades asiáticas, rusas y de Oriente Medio", subraya la Estrategia de Internacionalización de la Universidad. A su alrededor han florecido negocios que se han especializado en dar servicio a estos estudiantes. Verónica Muñoz atiende la barra del Jaraiz. "Les gusta mucho Granada y todos quieren regresar". Su clientela son norteamericanos que vienen a estudiar al CLM. "Les llama mucho la atención la comida y son clientes muy buenos". Aquí lo que triunfan son las tostadas de queso brie con miel y de aguacate con tomate.

El programa Erasmus se articula con un delicado engranaje de financiación. Una parte corre a cuenta de la Unión Europea, cantidad que es variable en función del nivel de vida del país de destino y del tiempo de estancia. En Granada, la Junta aporta una ayuda base y, en función de la situación del alumno, puede aportar una ayuda especial. La cuantía depende, además, de si se ha sido becado el curso anterior por el Ministerio de Educación, lo que garantiza que el beneficiario ha superado un mínimo de créditos. Una tercera parte depende del Ministerio de Educación. El endurecimiento de los requisitos impuestos por el que fuera ministro del PP José Ignacio Wert propició que el número de becarios se resintiera notablemente desde 2012. Así lo demuestran los datos facilitados por el Ejecutivo a una pregunta parlamentaria. Granada ha pasado de tener 2.305 becarios erasmus en el curso 2011/2012 a 488 el pasado curso. En cuanto a la financiación del Ministerio, ésta ha caído para los erasmus de la provincia de los 4,1 millones de hace seis cursos a los 993.050 del pasado 2015/2016. El batacazo de los datos del Ministerio, sin embargo, no han supuesto una pérdida de estudiantes erasmus. La Junta becó el pasado año a 1.839 alumnos, un 20% más que el año anterior.

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