Granada

Las antiguas cocheras de la Rober se convierten en un basurero al lado de un cole

  • La instalación que albergó los autobuses hasta 2015 ha sido saqueada

  • Se encuentra junto a un centro educativo y no tiene puerta

Las antiguas cocheras de la Rober situadas en la avenida de Dílar se han convertido en una peligrosa instalación repleta de cristales rotos, cables y basura. La valla metálica de acceso, donde todavía se puede leer el logotipo de Rober, ha caído sobre el asfalto. Por delante, una valla amarilla con algunas bandas de los bomberos prohíben supuestamente el paso. No obstante, la accesibilidad al interior es total, lo que supone un auténtico problema si se tiene en cuenta que, a pocos metros, está ubicado el Colegio Público Gallego Burín. Es decir: todos los días por delante de este solar insalubre pasan decenas de escolares.

La mudanza de la Rober a otros terrenos se inició en el verano de 2015. Pero, años atrás, en torno a 2009, la empresa ya buscaba ubicación. ¿El motivo? El constructor García Arrabal, investigado ahora en el marco de la operación Nazarí, tenía previsto construir dos edificios de viviendas en parte de este solar dentro del Residencial La Gran Manzana. No obstante, Transportes Rober ya tenía prevista la mudanza desde tiempo atrás por dos motivos: las instalaciones se habían quedado pequeñas para la flota actual y el Campus de la Salud había empezado a aglutinar multitud de viviendas que podrían sufrir ruidos como consecuencia de la presencia de los autobuses.

El solar pertenece a García Arrabal que pretendía construir dos grandes edificaciones

Un recorrido por el interior de las instalaciones refleja el estado de abandono en que se encuentran. La edificación que queda a la derecha de la puerta de acceso ha sido completamente saqueada. Alguien ha desmantelado el techo del edificio que en su día albergó las oficinas seguramente para robar el cobre del cable. Una sustracción muy común en los edificios que son abandonados.

Pero además, el suelo está repleto de losetas y cristales rotos. El temporal también parece haber arrasado con la uralita de una de las fachadas que ha quedado repleta de cascajo que también se ha desprendido en el suelo. Justo enfrente, el resto de naves están igualmente desmanteladas. Aquí, los grafiteros ya han entrado para dejar su impronta en un espacio de grandes dimensiones.

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