Los otros efectos que tendrá apagar las luces de los escaparates en Granada
Contaminación lumínica
Durante la pandemia la contaminación lumínica se redujo un 45% gracias a la reducción del consumo particular
Investigadores relacionan la proyección de luces hacia arriba de monumentos y edificios con problemas medioambientales
"La contaminación lumínica tiene unos impactos ambientales bastante importantes". La afirmación de Alejandro Sánchez de Miguel, asesor de la oficina de calidad del cielo del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) con sede en Granada, advierte de la necesidad de regular la luz ornamental en las ciudades. A cuenta del Real Decreto-ley 14/2022 del pasado 1 de agosto, Sánchez de Miguel señala lo oportuno de reflexionar sobre este fenómeno, que equipara a la contaminación por plásticos.
"Es algo que es importante", resume sobre el impacto de la iluminación nocturna. Entre las consecuencias de este fenómeno está el efecto que causa entre los polinizadores y animales nocturnos. A nivel más próximo a las preocupaciones cotidianas está la alteración del sueño que pueden llegar a sufrir quienes residen en zonas iluminadas de noche con finalidad ornamental.
Uno de los problemas, señala Sánchez de Miguel, es el propio diseño de las luces de monumentos y fachadas, ya que apuntan directamente hacia arriba. Esto provoca la contaminación lumínica que tanto sufren los astrofísicos en el desempeño de su trabajo y del que han advertido, precisamente, desde el Instituto de Astrofísica de Andalucía. Además de la ciencia, también perjudica a las aves migratorias. Recuerda Sánchez de Miguel que el World Trade Center de Nueva York únicamente se ilumina una vez al año y, ese día, "mueren miles de pájaros". El motivo de esta mortalidad es que las aves se sienten atraídas por la luz. Una vez en el foco, "se deslumbran" y son incapaces de salir de esa zona. Mueren de extenuación. El experto, investigador de la Universidad Complutense de Madrid, detalla que también la iluminación artística de los puentes tiene efectos en la fauna de los cauces fluviales. "La lista es inmensa", resume sobre la repercusión de este fenómeno. "El impacto global está a la escala de la contaminación de plásticos".
Sobre la capacidad de acostumbrarse al exceso de luz durante la noche y dormir, Sánchez de Miguel apostilla que, en cualquier caso siempre será mejor dormir sin iluminación y que, en verano, el problema se agrava en ciudades como Granada, donde es necesario abrir las ventanas para poder conciliar el sueño.
Durante la pandemia, el IAA realizó un estudio en el que determinó que la iluminación privada se apagó en un 45%, mientras que "la que no se apagó fue la pública", como la que ornaba edificios o monumentos, pese a que, por las restricciones, no era posible pasear ni disfrutar de esa iluminación.
En el Real Decreto, el Gobierno establece que el alumbrado de escaparates "deberá mantenerse apagado desde las 22 horas". "Está disposición también se aplicará al alumbrado de edificios públicos que a la referida hora se encuentren desocupados", añade el texto normativo. El impacto de estas medidas "dependerán de cada ciudad", estima el investigador, que señala que aproximadamente es un 50% de la luz urbana la que "va hacia arriba" y que podría ahorrarse.
El caso de Andalucía es globalmente similar al español, y las provincias de Granada y Almería son especialmente sensibles al problema de la contaminación lumínica ya que albergan sendos observatorios astronómicos asociados al Instituto de Astrofísica de Andalucía, el Observatorio de Sierra Nevada (OSN) y el Observatorio de Calar Alto (CAHA).
Apunta Sánchez de Miguel que son los pequeños pueblos los que más contaminación lumínica producen, ya que la densidad de población es menor. "Hay pueblos con más farolas que habitantes", asegura. Al hilo, ejemplifica esta afirmación con el hecho de que el municipio almeriense de Las Menas (precisamente cerca de Calar Alto), sin habitantes, cuenta con 50 farolas en funcionamiento.
Aunque el Real Decreto no afecta a la iluminación de las calles, el investigador abre el melón del debate sobre la correlación entre seguridad y luminarias. Apunta que ya se trabaja en Granada para impulsar un estudio que analice desde varios puntos de vista los efectos de la contaminación lumínica, incluida la cuestión de la seguridad ciudadana, para lo que insta al Ayuntamiento de Granada a colaborar. Además, apunta que, cuando se realice esta investigación, lo más probable es que no se halle relación entre más luz y menos delitos. "Sí hay un estudio sobre percepción de seguridad", recuerda sobre un análisis realizado por la Universidad de Granada, pero no se ha analizado el vínculo entre delincuencia y luces nocturnas. Sobre los estudios ya realizados en otros países sobre esta cuestión, el investigador recuerda que "son muy discutidos".
El IAA recuerda que desde principios de este siglo se han documentado los riesgos de la contaminación lumínica, tanto para los ecosistemas como la salud humana, debido a la modificación de los ciclos de día y noche: la mitad de Europa sufre una 'pérdida de la noche' generalizada.
El IAA ha participado en estudios pioneros que analizan la evolución y los efectos de la contaminación lumínica y que mostraron, en 2017 y 2018 respectivamente, que las superficies iluminadas en el planeta crecen de media más de un 2% al año, a pesar de la introducción de sistemas de iluminación más eficientes, y que la exposición a la luz azul durante la noche produce un mayor riesgo de padecer cáncer de mama y próstata, asegura el centro investigador. Este ámbito de estudio vino acompañado de la creación de la Oficina de calidad del cielo del IAA, para defender el cielo oscuro como recurso científico, cultural y medioambiental, y que ha sido la impulsora de este proyecto en colaboración con el Ayuntamiento de Granada.
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