Metro Todos los detalles sobre el inicio de las obras en Churriana de la Vega

Granada

La artista que enamoró aGadafi

  • La sacromonteña María 'La Coneja' cautivó al mandatario libio con sus castañuelas en 2007 · Según se comenta, el dirigente suele levantarse de la butaca si la actuación no es de su agrado

En diciembre de 2007 el por entonces consolidado líder de la Revolución Libia, Muamar Gadafi, tambaleándose hoy en la cuerda floja del poder, por las revueltas populares que se están sucediendo en su país estas últimas semanas, vino a España de visita oficial. Algunos medios de comunicación criticaron la visita del "dictador" y el recibimiento que le brindó Zapatero. Desde su llegada a España, Gadafi estuvo interesado en el flamenco. Rechazó varias invitaciones para ir a cazar y así, buscó actuaciones de flamenco en Sevilla, Málaga y, finalmente, en Madrid, donde pidió que le trajesen el mejor espectáculo al palacio de El Pardo.

La compañía de Rafael Amargo fue la escogida por los asesores culturales del Ministerio de Asuntos Exteriores, dirigido entonces por Miguel Ángel Moratinos. Amargo, que se encontraba en Barcelona con motivo del estreno de su obra Tiempo Muerto, viajó con toda su compañía hasta Madrid. El trayecto fue estrepitoso pues se habían enterado con ocho horas de antelación del requerimiento de Gadafi. Así, improvisaron un espectáculo de 30 minutos en el que la granadina María 'La Coneja' interpretaba su número habitual, un solo de pies y castañuelas que forma parte de su repertorio desde que saliera de las cuevas del Sacromonte.

María Altea Moya 'La Coneja', nació en Granada en el año 1942. Es cantaora, bailaora y 'artista de artistas', la categoría más elevada entre los flamencos: un género de artistas tocados por no se sabe qué gracia especial que los hacen ser admirados entre sus propios compañeros. La Coneja comenzó sus andares flamencos en las cuevas del Sacromonte, siendo la de Manolo Amaya donde más años permaneció. Allí asimiló los cantes y los bailes típicos de Granada.

Se casó muy joven con el bailaor Bienvenido Maya, de la familia flamenca de 'Los Cotorreros', una de las dinastías artísticas más representativas de Granada. Fijaron su residencia en Madrid en los años 60. Antes de marcharse nacería en Granada la primera hija del matrimonio, Maite Maya, hoy reconocida como gran cantaora del cante 'atrás' (para el baile)

La Coneja formó parte del primer cuadro de Zambra, uno de los tablaos madrileños más importantes de la historia del flamenco. Allí, trabajó junto a Camarón y Paco Cepero. Poco después formó pareja artística junto a su marido y trabajaron con los más grandes artistas de la época: Manolo Caracol, Luisillo, José Greco, Rafael Aguilar, Lola Flores, etc. Con apenas 40 años, La Coneja quedó viuda y tuvo que continuar trabajando para mantener a su familia (ya por entonces tenía dos hijos, Maite y David).

En los últimos tiempos ha trabajado con Antonio Canales y Rafael Amargo en sus elencos artísticos. Es una artista especialmente carismática y protagonista de innumerables anécdotas. Su personalidad es inefable. Quizá por eso fue capaz de dirigirse a Gadafi, según sus propias palabras: "Yo nada más entrar lo vi allí sentado, en mitad del salón, aquello era en el Palacio del Pardo, donde antes nos llamaban para cantarle a Franco, que yo le había cantado a Franco antes en la finca del Marques de Villaverde, pero bueno, verás tú, llegamos y estaba este gachó allí sentado muy serio, con la cara muy seria".

"Hicimos los primeros pases y él ni se inmutó y me dije, tengo que resucitarlo como sea, y me puse mis castañuelas, lo miré a los ojos y le dije, tienes ojos de patriarca gitano (risas) entonces él le preguntó a los traductores qué había dicho yo, y cuando se lo dijeron se echó a reír", nos cuenta La Coneja desde su casa del barrio de Moratalaz de Madrid. "Le hice mi número de castañuelas y me acerqué a él y él taconeaba con los pies" nos sigue relatando María, "y entonces lo miré otra vez a los ojos y le dije, tienes una mirada que donde pones el ojo, pones la bala". Este comentario fue objeto de numerosos chistes entre los periodistas al día siguiente, como Boris Izaguirre, que invitó a La Coneja a su espacio televisivo para que relatara lo sucedido, o el propio Andreu Buenafuente.

El líder libio quedó tan impresionado con la actuación que los invitó a actuar en Libia tras la función. "Nos dijo que teníamos que ir a su país a actuar", nos cuenta La Coneja, quien asegura también que Gadafi estaba acompañado por un séquito de hombres y un grupo de mujeres a las que vieron por una de las ventanas de los vestidores. "Las mujeres eran "moras", dice la Coneja "y venían con Gadafi, pero al vernos se escondían, luego durante la actuación le tiraron pétalos a Gadafi al verlo que estaba contento".

La Coneja, sin embargo, se lamenta de haber sido artista durante más de 60 años y que la gente la recuerde por la anécdota protagonizada por Gadafi. Esta apreciación personal la contrarrestamos los que siempre llevaremos grabados en la retina y el oído sus cantes y bailes.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios