El arzobispo insumiso

La Iglesia se ampara en la libertad de expresión para negarse a retirar el libro que invita a la obediencia: "Sería como censurar a San Pablo"

Magda Trillo Granada

01 de diciembre 2013 - 01:00

Después de leer las 214 páginas de Cásate y sé sumisa es fácil entender por qué el arzobispo de Granada se niega a retirarlo: cualquiera de sus homilías supera ampliamente lo pretendidamente radical que se considera el libro. Hace casi un mes que este manual católico de la buena esposa desató la polémica y, lejos de amainar, la controversia por la obra con que la periodista italiana Costanza Miriano invita a la mujer a ser "sumisa y obediente" ha saltado al debate político nacional, ha logrado unir a todos los partidos en su contra y hasta ha enfrentado al Gobierno y a la Iglesia. Cientos de ciudadanos se han adherido ya a las plataformas a favor y en contra de la publicación, en las librerías locales no dejan de reponerse ejemplares ante el insólito éxito de ventas y, en portales como Amazon, ya se ha colocado en los primeros puestos del ranking superando a Belén Esteban y al Gran Wyoming.

Este es el nivel. Un best-seller mediocre, escrito en tono de humor, con un lenguaje coloquial y sin mayores alicientes que relatar las experiencias cotidianas de la madre moderna desde la óptica de una mujer católica que defiende el matrimonio de toda la vida, ataca abiertamente el aborto, cuestiona la "trampa" que ha supuesto la emancipación de la mujer y relega su posición al sostenimiento del hogar y el cuidado de los hijos. Una mujer que no entiende los problemas del "cielo de cristal" por los que se preocupan las feministas, que tiene nostalgia de cuando los maridos aparecían a la hora justa en casa preguntando "qué hay de comer" y que siempre tiene un buen consejo de "predicadora" que dar a sus amigas en sus relaciones de pareja: hacerse la tonta y la despistada, no contradecir, darles siempre la razón, obedecerlos… y tener hijos. La mujer sumisa en la cocina y el marido dominante y protector, en la calle.

Lo "inoportuno" y "desafortunado" es el título, como ha confesado hasta el portavoz de la Conferencia Episcopal, pero también el contenido. La periodista, de 42 años y madre de cuatro hijos, arranca el libro con un ¡Mira quién fue a hablar! repleto de frivolidades y continúa con once cartas (a nueve amigas y dos amigos) en las que intercala sus vivencias como madre y esposa con sus ideas fundamentalistas sobre el rol de la mujer y la relación en pareja: va del aborto y el control de la fertilidad a los piojos de los niños, las pizzas pisoteadas y los ríos de zumo de pera; de la necesidad de perdonar la infidelidad del marido a las pepitas de mandarina en el coche, los collares de azabache y la cirugía estética; del alegato de la maternidad como felicidad suprema ("es la primera vocación de la mujer") a las faldas de Gap con huellas de Nutella y su necesidad de contar con un entrenador personal -a ser posible "Pep Guardiola"-; del Camino de perfección de Santa Teresa a la Oprah Winfrey de los pobres, los consejos de Carrie Bradshaw y el cotilleo del Vanity Fair.

En Italia ya ha vendido más de 70.000 ejemplares desde que se publicó hace dos años y en España, traducido por la editorial Nuevo Inicio creada por el Arzobispado de Granada "como instrumento pastoral", está teniendo un éxito arrollador. El efecto contagio del 'cásate y sé sumisa' lo ha convertido en un auténtico fenómeno viral aunque es cierto -como alegan sus defensores- que buena parte de las críticas y pronunciamientos que se han producido en las últimas semanas son de personas que no lo han leído. "Hay que pasar de la entradilla", advertía esta semana Gil Tamayo; "cuando se acuse de algo que se especifique la página y el párrafo", apostillaba monseñor Martínez. Pero el hecho es que, pasando de la entradilla, lo que el lector encuentra va de la nimiedad al despropósito por mucho que el Arzobispado haya querido argumentar que es un "best-seller muy interesante desde el punto de vista cristiano", tilde la polémica de "ridícula" e "hipócrita", recuerde que la obra ha sido reconocida como "evangelizadora" por L'Observatore Romano y hasta la propia autora haya tenido que mediar asegurando que su objetivo no era "instigar a la violencia machista" sino "ayudar a recuperar las relaciones de amor".

Es el título del libro el que invita a la sumisión, ni una sola vez aparece la palabra "igualdad" en la obra, y es también una posición que se defiende y justifica ampliamente en su interior amparándose en una literal interpretación de la carta de San Pablo a los Efesios. Porque Costanza Miriano escribe lo que, como reconoce en la obra, "ni siquiera los curas se atreven a decir ya por temor a ser lapidados por nosotras las mujeres".

Hay algunos curas, sin embargo, que sí se atreven. Es el caso del arzobispo de Granada, que lleva diez años generando polémicas desde el altar, que salió de Córdoba tras enfrentarse al poderoso presidente de CajaSur Miguel Castillejo en lo que entonces se entendió como "una patada hacia arriba" y que tiene en su curriculum el dudoso honor de ser el primer arzobispo que se sienta en el banquillo de los acusados, la justicia ordinaria de los hombres, por injurias a un canónigo.

Francisco Javier Martínez (Madrid, 1947), hijo de padres asturianos, se licenció en Teología por la Universidad Pontificia de Comillas en 1973 y fue nombrado obispo con sólo 37 años. En una estancia en Alemania conoció el Movimiento Comunicación y Liberación -se convirtió en uno de sus principales introductores y representantes en España- y fue en 1996 cuando vinculó su trayectoria a Andalucía al ser nombrado obispo de Córdoba por Juan Pablo II. Desde su nombramiento en 2003 como arzobispo de Granada ha creado el Centro Internacional para el Estudio del Oriente Cristiano, el Instituto Lumen Gentium y el Instituto de Filosofía Edith Stein y, con un enfoque evangelizador y pastoral, ha puesto en marcha el Centro Cultural Nuevo Inicio con la editorial que acaba de publicar Cásate y sé sumisa y que ya prepara una segunda parte.

Reacio, siempre, a atender a los medios de comunicación (ni una sola entrevista ha concedido a este diario en diez años), el pasado día 15 emitió un duro comunicado en que defendía el valor del libro, negaba que incite a la violencia machista (se está estudiando si se puede exigir su retirada por un delito de apología de la violencia contra la mujer), replicaba que lo que sí favorece los malos tratos es "la legislación que liberaliza el aborto" y situaba toda la polémica en un contexto de cruzada contra él y de campaña contra la Iglesia. Muy cercano al presidente de la Conferencia Episcopal, Rouco Varela, y completamente alejado al clima de aperturismo del nuevo Papa, las posiciones de monseñor Martínez son tremendamente conservadoras, populistas y fundamentalistas, el integrismo propio del movimiento ultracatólico Comunión y Liberación y del Camino Neocatecumenal (los kikos). A nivel interno, los conflictos y el malestar en las parroquias es constante pero nunca ha saltado en estos años de las críticas veladas y los off the record y, de puertas para afuera, son sus palabras las que se llevan los titulares: que vivimos en un "país subsidiado" y plagado de "funcionarios", que sólo con la "fe en Dios" se puede atajar el problema del paro, que "más peligrosa que Educación para la Ciudadanía es la ciencia para el mundo contemporáneo", que "el culto a la razón ha terminado en los botellones" o que "matar a un niño indefenso [en alusión al aborto] da a los varones la licencia absoluta, sin límites, de abusar del cuerpo de la mujer". A ello se une el episodio del traslado forzoso del llamado 'cura de los senegaleses' que levantó en su contra a todo el pueblo de Albuñol o la denuncia de más de un centenar de curas de Granada ante el nuncio del Vaticano por los gastos excesivos de la diócesis.

La polémica del libro es una más. Y, más allá del escándalo que lo ha convertido en un lamentable best-seller, la cuestión ahora es si realmente tiene recorrido la petición de retirarlo a la que ha terminado sumándose la ministra Ana Mato. La realidad es que sería un "ataque a la libertad de expresión" como advierte la Iglesia, la editorial y la propia autora, sería el primer libro censurado desde el fin de la dictadura franquista en España y sería, aunque roce la demagogia, como "censurar a San Pablo". Desde el punto de vista jurídico, la propia Fiscalía ha reconocido que es un tema complejo y así se entiende también desde el ámbito académico pese a la indignación social que ha suscitado y las alarmas que se ha encendido entre los colectivos feministas y de lucha contra la violencia de género.

Hay quienes comparten el argumento de la libertad de expresión pero siempre que se hubiera publicado por una editorial privada, no desde una institución como la Iglesia que tiene financiación pública. Precisamente, en la última página del libro se incluye el numero de cuenta de un banco y una petición de donativos para colaborar con la editorial del Arzobispado. El siguiente proyecto, Cásate y da la vida por ella, se dirige a los hombres y promete generar tanto revuelo como el dedicado a la sumisión. Primero se invita a la pasividad y luego, si la mujer no es obediente, estará justificado que el hombre la convenza...

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