La asociación de víctimas del gurú calcula que hay un centenar de afectados

Se han constituido hace apenas un mes en asociación para ser más fuertes y denunciar públicamente lo que, bajo su punto de vista, ocurre en el seno de la congregación hinduista de Granada Vadika Pratisthana Sangha, a la que pertenecieron y en la que aún siguen algunos de sus familiares y amigos.

La veintena de víctimas del supuesto gurú Antonio Javier Plazas, dueño de la Casa del Yoga, situada entre el barrio granadino del Zaidín y la localidad de Armilla, consideran que puede haber "un centenar de personas afectadas" tanto en Granada como en otras provincias y, por ello, están dispuestos a ayudar a los miembros que deseen abandonar esta comunidad. El asunto no ha hecho más que empezar, ya que a través del Defensor del Ciudadano de Granada, las víctimas ya han llevado su caso a la Fiscalía Superior de Andalucía, que se comprometió a estudiar su caso, y no descartan presentar más denuncias ante los tribunales.

Así lo explicaron ayer Carlos Royo y David Beriain, dos ex alumnos de Plazas que relataron cómo el supuesto maestro anula la libertad a los miembros de su comunidad y los explota y somete mediante técnicas de "persuasión coercitiva" propias de un líder sectario.

"Su organización es muy lucrativa, dedicada en exclusiva a sus intereses personales y materiales", señalaron. Además, la asociación denuncia que el grupo está "dirigido y controlado total y exclusivamente" por Plazas, quien tiene que dar su aprobación a "todas las decisiones" y que no da lugar a la opinión crítica o discrepancia, empleando castigos si así fuera.

Sucede que estos hechos, según relataron, se producen en la más estricta privacidad e intimidad, lo que dificulta su condena, aunque la asociación está dispuesta a llegar hasta el final dentro de los límites legales que hay.

El asesor de la asociación, el psicólogo y experto en sectas José Miguel Cuevas Barranquero, explicó hoy que Plazas responde al típico perfil de líder sectario, "narcisista", "paranoico", "antisocial" y maestro en las técnicas de "persuasión coercitiva. Según explicó, además Plazas somete a sus adeptos a unas condiciones físicas límite, ya que "sólo duermen entre tres y cinco horas, trabajan durante jornadas de hasta 18 horas sin ningún tipo de contrato y, por si esto fuera poco, malcomen".