"Ha habido avances, pero las barreras siempre van a existir"
EN comparación con otros, el de las personas sordas no es ni de lejos el colectivo de disminuidos más denostado de este país. Pero las trabas subsisten, y Alfredo Gómez pone un ejemplo en el que él mismo se vio implicado. "Hace no mucho vi en la tele una serie sobre el 23-F. Me interesó tanto que decidí comprarme el vídeo. Pero mientras en la televisión sí había subtítulos para sordos, la edición DVD no traía esa opción, así que no me sirve. Muchos siguen pensando que si una película ya está en español, ¿para qué la van a subtitular? ¿Para qué? Pues para que el millón de personas que tienen problemas auditivos y pagan sus impuestos no estén en inferioridad de condiciones", explica.
Lo que más echa de menos un sordo en el día a día es la información, y así lo reconoce el presidente de la federación andaluza, que aunque asegura que en los últimos veinte años se ha avanzado mucho, "las barreras siempre van a existir".
Para perseverar en ese esfuerzo por la igualdad real es para lo que lucha la federación que preside Alfredo Gómez, un colectivo que engloba a 22 asociaciones en Andalucía, dos de ellas en la provincia de Granada. En la comunidad autónoma, según el Instituto de Estadística, hay unas 170.000 personas con discapacidad auditiva y la federación trabaja aproximadamente con la mitad de ellas. Los socios, beneficiarios de los programas, pagan una cuota de 8 euros al mes. También pueden serlo personas oyentes, que aportan 50 euros al año como colaboradores. Además, claro, están las subvenciones de entidades públicas -la Junta, sobre todo- y privadas, como la Fundación ONCE.
Los resultados son especialmente visibles, y gratificantes, en el ámbito educativo, donde ya no es nada raro ver a intérpretes en institutos. Tampoco en la Universidad. La granadina fue pionera en este campo cuando los incorporó en el año 1992. Granada está ahí a la cabeza de Andalucía y Andalucía, a su vez, lo está en el conjunto de España. Un motivo de orgullo, sobre todo porque ya se han sentado las bases para que el desarrollo no quede ahí. "Ahora hay unos 300 jóvenes que tienen asistencia en sus institutos. Muchos de ellos, probablemente, irán luego a la Universidad y allí también la tendrán", comenta.
La integración laboral ya es más complicada. No porque no existan convenios, que de hecho los hay -unos noventa, con otras tantas empresas que realizan contratos en prácticas a personas sordas- sino porque ahí sí que persiste un cierto rechazo al diferente. "Se mantienen algunos estereotipos que ya deberían haber desaparecido", corrobora Alfredo Gómez, que añade que la crisis, encima, les golpea más duro que a otros. "Se podría decir que en una situación de crisis se aplica la ley del más fuerte, y los sordos no lo somos", sentencia.
Y también hay intérpretes en cursos de formación, en centros de menores, en aulas de educación de adultos... El avance es claro, aunque todavía hay países que nos superan claramente. "En los nórdicos hay un intérprete por cada diez sordos; aquí hay uno por cada ochenta", revela.
Así que habrá que seguir planteando batallas en todos los frentes abiertos, como el citado al principio de las películas subtituladas. La televisión, de hecho, es un campo en el que Alfredo Gómez entiende que se podría seguir progresando "hasta alcanzar las 24 horas del día subtituladas".
Pero mientras eso no viene, al menos Canal Sur sí echa una buena mano, gracias a un convenio que se firmó por primera vez en 1996 y que por ahora se traduce en programa diario -una especie de avance informativo- que tiene en cuenta a los sordos y sobre todo a uno semanal, llamado Telesignos, que se emite los domingos.
A los sucesivos avances contribuirán las reformas legislativas que se están gestando al amparo de otras primeras piedras que ya se pusieron en su momento. Una de las mayores, por seguir con el símil, sería el reconocimiento de la lengua de los sordos como lengua oficial a todos los efectos, algo que se aprobó a nivel estatal y que también recogió, hace dos años, el Estatuto de Andalucía.
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