Un barrio nacido de la pólvora

aynadamar-el fargue 3 Zona nororiental de la capital

En los 70 los vecinos de El Fargue tuvieron que alzarse contra el Ayuntamiento para demandar los servicios más básicos La zona vivió un periodo de esplendor

Un barrio nacido de la pólvora
Lourdes Mingorance Granada

15 de febrero 2015 - 01:00

Existe un barrio en la capital que a punto estuvo de no serlo. Se trata de El Fargue, situado en el distrito Albaicín. Un conjunto de viviendas ubicadas en torno a una fábrica de pólvoras y explosivos que en los 70 llegó a plantearse su independencia.

Situada en la cara nororiental y nacida allá por el siglo X con los primeros asentamientos árabes, esta barriada estuvo gestionada durante años por la Fábrica Nacional de Pólvoras y Explosivos de la Real Artillería. Una infraestructura que creció en tamaño hasta alcanzar el millar de trabajadores y que dotó de servicios la zona con la construcción de viviendas, la puesta en funcionamiento de las escuelas, el servicio de enfermería e incluso abrió el teatro Arana donde se representaban obras y se proyectaban películas de cine mudo allá por los años 20. Un esplendor que, sin embargo, entró en un declive continuado en el año 1961 cuando la fábrica se transfirió al Ministerio de Industria y se creó la empresa Santa Bárbara, ahora gestionada por General Dynamics, que puso punto y final a una intensa relación entre la fábrica y los vecinos de El Fargue.

Fue a partir de esa desvinculación cuando los habitantes del barrio empezaron a sentir la necesidad de solicitar servicios mínimos al Ayuntamiento de Granada que antes la propia fábrica establecía. "Llegamos a plantearnos la independencia de la capital. El Ayuntamiento de Granada no quería hacerse cargo de nosotros porque no estaban acostumbrados a asumir gastos por el Fargue. Los propios vecinos tuvimos que pagar algunas obras de nuestro bolsillo", explica María Ángeles Ruano que nació en la fábrica y lleva 63 años viviendo en la zona. Desde ese momento hasta hoy la lucha por el reconocimiento de El Fargue y la igualdad respecto al resto de barrios de la capital ha sido constante.

Los vecinos han reclamado en los últimos años multitud de servicios al Ayuntamiento de Granada y la Junta de Andalucía que después de mucho esfuerzo se han logrado. Según relata la presidenta de la asociación de vecinos, Mariola Aguilar, natural de Barcelona, gracias al tesón de los vecinos se consiguió, por ejemplo, la construcción de un parque, una pista deportiva o la futura instalación de un área de juegos. También disponen de una sala de usos múltiples, consultorio médico en el mismo edifico donde está la sede de la asociación, (antiguo colegio) y donde ahora se celebran las verbenas.

Sin embargo, todavía quedan muchos objetivos por cumplir. La carreta que cruza el Fargue se encharca cada vez que hay lluvia intensa anegando la iglesia de la Virgen de los Remedios con los consiguientes daños en el patrimonio. "Hemos pedido al Ayuntamiento que lo arregle y siempre dice que es competencia de la Junta", explica Aguilar contrariada, pues según relata "la Junta dice que es competencia municipal".

Además, también desean mejorar la accesibilidad de las aceras y conectar el barrio alto con el bajo pues "hay un tramo sin acera que obliga a los vecinos a andar por la calzada". Por lo demás, se sienten más o menos satisfechos en un barrio que consideran muy bonito, con unas vistas espectaculares y familiar. "Quizás nos gustaría tener algún comercio pues tenemos que bajar a Granada para comprar la carne", detalla Aguilar. No obstante, están acostumbrados a ese trasiego de tiendas.

Además, algunos días reciben la visita de una mujer que vende huevos, otro que les lleva verduras y un panadero que les evita más de un paseo a otros barrios de la capital. Lo normal es que bajen en coche o en autobús. En concreto, hasta el Fargue llega la línea N-8 de Transportes Rober con una frecuencia de sesenta minutos. Es en este trayecto que discurre a través de cuestas y vegetación donde los vecinos aprovechan para saludarse y preguntarse por la vida y la salud.

Los domingos también es común ir a misa a la Virgen de los Remedios donde últimamente acude mucha gente de fuera que se acerca para ver las impresionantes vistas. Lo más curioso de esta iglesia es cómo el tiempo ha borrado lo que los políticos no hicieron. Muchos vecinos habían solicitado que se retirase una placa dedicada a José Antonio Primo de Rivera de la fachada de la iglesia. Mientras llegaba ese momento, el sol y el tiempo ha borrado todas las letras de la placa, que ahora luce blanca y sin dedicatorias.

El momento más alegre que viven los vecinos son las fiestas que se celebran a finales de julio. En esos días el barrio se llena de niños que acuden a ver a sus abuelos y que juegan con sus primos que residen en el Fargue y disfrutan de la verbena. La música nunca falla en esta fiesta que ha sufrido recortes en los últimos años como consecuencia de la crisis económica y ha pasado a llamarse, simplemente, semana cultural. También en esos días, los vecinos se reencuentran con sus raíces en la fábrica de pólvora pues durante la procesión del Cristo de la Expiración y la Virgen de los Remedios les permite acceder a las instalaciones para homenajear a Santa Barbara, la patrona. También durante el resto del año los vecinos disfrutan de talleres de pilates, manualidades o sevillanas en las escuelas del barrio alto, otro de los espacios a disposición de los vecinos.

También cuentan con un club de afincionados al senderismo denominado Al-Farq que realizan multitud de recorridos durante todo el año.

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