La bicha en Granada y el lagarto en Jaén
La iconografía cristiana presenta paralelismos con algunas de estas leyendas popularesLa Fuente de la Bicha es un manantial enigmático. Apenas hay fuente, no hay bichas y lo más que yo he visto por allí son preolímpicos sudando, avispas y algún "abejorro"
Cualquiera le dice ahora a los miles de granadinos que forjan sus cuerpos con cientos de paseos para eliminar grasas que no se acerquen a la Fuente de la Bicha, o de la Culebra como se llamaba antes, porque les puede pasar algo. Porque deben saber que alrededor de los pozos, fuentes y manantiales se han cernido curiosas historias cuyos orígenes resultan difíciles de desentrañar; pertenecen a la etérea literatura de tradición oral que sólo algunos etnólogos tratan de descifrar.
Una de esas leyendas es la referida al Lagarto de la Fuente de la Magdalena de la vecina ciudad de Jaén, que se remonta al siglo XVII. La tradición jaenera admite en su desarrollo tres versiones y todas tienen como denominador común la aparición de un reptil y su destrucción por la expeditiva vía del reventón. De ahí el dicho "no reventaras como el lagarto de Jaén". Sólo varía el segundo acto del argumento: ¿quién acabó con el lagarto? ¿Fue aquel valiente caballero que lo deslumbró con su traje de espejos? ¿Fue el pastor que, cansado de que el lagarto se merendara al rebaño, ideara la trampa de preparar un corderillo ensangrentado y lleno de brasas para sorprender al saurio y reventarle la barriga? ¿O fue el preso condenado a muerte que lanzó el reto de matar al lagarto a cambio de su libertad? Para ello engañó al reptil con panes, uno de los cuales iba con mecha prendida. El lagarto reventó.
Recuerda Eslava Galán el paralelismo recogido en la Biblia; es el pasaje del "Dragón reventado" protagonizado por el profeta Daniel (14, 27): "Entonces Daniel tomó pez, grasa y pelos; los coció, hizo unas albóndigas y se las echó en la boca al dragón. Este las comió y reventó."
La aparición de reptiles y otros animalejos más o menos monstruosos y fantásticos (sierpes, grifos, dragones, tarascas o cíclopes), son frecuentes en la iconografía cristiana como aliados del Mal y el Pecado vencidos por el Bien, la Virgen, los Santos, la Fe..., como expresiones muy antiguas de los mitos de lucha propios de las sociedades agrícolas.
Resultaría interesante pensar que "El Lagarto de Jaén" tiene algo que ver con la serpiente que, según el Génesis (3, 3) le dio una manzana a Eva; o con el cocodrilo Seth, egipcio; o con aquéllas que saliendo del mar enroscaron al sacerdote Laoconte; o tal vez con la tarasca de Santa Marta de Tarascón o de Martos; o con el enorme lagarto, casi cocodrilo, del pueblo cacereño de Calzadilla de Coria; o incluso con los dragones de S. Jorge y S. Miguel. Vaya usted a saber.
¡agua no potable!
Pues por qué iba a ser menos nuestra modesta Fuente de la Bicha o de la Culebra. Quién no te dice que podría ser una de esas muchas reproducciones de manantiales enigmáticos, sobre los que se ha cernido la leyenda de que no conviene acercarse demasiado para evitar ser atacado por una hipotética bicha y preservar así el agua. El origen de tales leyendas obedece a razones muy caseras, poco poéticas y hasta mezquinamente interesadas. Se da en ciertas fuentes y manantiales sobre los que conviene cundir la voz para evitar su uso o abuso por parte de furtivos aprovechados que roban el agua en perjuicio de los lugareños. En otros casos la leyenda ha ahuyentado a los usuarios y evitado así posibles infecciones de hombres y ganados por aguas contaminadas; la peligrosa fantasía transmitida de boca en boca metiendo a un horroroso reptil por medio equivaldría al moderno aviso escrito en un letrero bien grande de "¡Peligro! Agua no Potable".
De todas maneras y por muy bonitas que sean las leyendas, nadie podrá quitarnos ahora el placer de un relajante paseo a la orilla del Genil y un buen trago de agua fresca, si es que somos capaces de acercar el morro al escuálido chorrillo de la popular Fuente de la Bicha.
Apenas hay fuente, no hay bichas y lo más que yo he visto por allí son preolímpicos sudando, avispas y algún "abejorro".
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