Con billete de ida pero no de vuelta

empleo Los jóvenes optan por cruzar la frontera

Euro-Practice manda anualmente a unos 1.000 jóvenes al extranjero para que den su primer salto laboral · La mayoría opta ya por estancias de larga duración ante las pocas perspectivas nacionales

Londres se ha convertido en la segunda casa para muchos españoles.
Londres se ha convertido en la segunda casa para muchos españoles.
C. Rodríguez

08 de abril 2012 - 01:00

Los llaman la generación perdida, los nuevos emigrantes o los parados de alta cualificación. Los empresarios los reconocen a primera vista, saben que llegan con curriculum inmejorables pero que no tienen ofertas ni posibilidad de emplearlos. Con este panorama, a esta oleada de expertos (y también no expertos) en paro sólo les queda una opción. Marcharse. La cuestión es que los antes se marchaban para volver, ahora se marchan para quedarse.

En el último año entre 800 y 1.000 jóvenes han cogido sus maletas y se han plantado en Reino Unido, Alemania, Irlanda o Italia para trabajar. El éxodo comenzó hace unos años pero ahora se ha convertido en masivo y con la gran diferencia de que el retorno se hace indefinido.

Virginia Caballero es la responsable de Euro-Practice, una de las empresas más consolidadas en Granada que gestiona formación profesional y en idiomas de la capital. Cuando habla de la situación actual es contundente. "Hace unos años las solicitudes como mucho eran para 6 meses y si los jóvenes tenían posibilidad de volverse antes, se venían". Ahora, cuenta, el 70% de los demandantes piden más de un año de contrato y hasta dos como mínimo.

La responsable subraya que los que se marchan, al ver que las perspectivas en Granada no son muy halagüeñas, optan por quedarse más tiempo. Para muchos la combinación de aprender un idioma mientras se trabaja es la mejor manera de afrontar la crisis aunque dar el salto suponga pagar unos gastos de gestión, eso sí, que te garantizan un puesto de trabajo.

Actualmente, los nichos de empleo más florecientes son la hostelería y el mundo del turismo. Hoteles, restaurantes de prestigio o de comida rápida y los establecimientos comerciales suelen acoger a los granadinos que cruzan las fronteras. La empresa cuenta con dos programas específicos que ofrecen a los candidatos un mes de formación tras el cual se obtiene un título de hostelería y se le hace un contrato al alumno para trabajar en algunos de los establecimientos conveniados.

Este tipo de agencias ofrece la garantía de que cuando se sale de casa se llega al país de destino con trabajo y alojamiento asegurado, los dos principales problemas que encuentra cualquier persona que se va a la aventura a buscarse la vida. Aún así, la responsable de Euro-Practice reconoce que la crisis está en todos sitios y que la demanda laboral en el extranjero también se ha visto mermada. "Nosotros jugamos con la baza de que tenemos unos contactos fuertes con los hoteles y que no hay terceros, pero también notamos que reclaman menos empleados".

Es precisamente esa bajada de oferta lo que ha hecho que los perfiles se ajusten más. "Antes con nivel básico se trabajaba en puestos de limpieza y friegaplatos; si era medio, camarero; y así sucesivamente. Ahora, para limpieza te piden un nivel intermedio, por lo que la formación es importante y aquellas personas que no cumplen los requisitos no podemos mandarlas".

Es en estos momentos cuando Virginia Caballero ve los estragos que está haciendo la crisis. "Antes nos venían gente mucho más joven a hacer su curso en verano y ahora la edad y las expectativas son diferentes". Los jóvenes de 18 años suponen un 10%; de 22 a 27, aglutinan un 60%; y el resto, mayores de 27 hasta los 35 años. Y en algunos casos, la cualificación es muy baja. "Te das cuenta de lo necesitada que está la gente para trabajar y que hasta personas con cargas familiares optan por marcharse fuera".

Ante esta situación, la gestora de la agencia aconseja que aquellos que están pensando marcharse lo hagan los meses previos al verano y septiembre, porque son los mejores para encontrar trabajo. "Encontrar trabajo, aprender un idioma y vivir una experiencia que, se vuelva o no al país de origen, es única", asegura.

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