Patrimonio

La tradición budista Kadampa se extiende en Granada: un templo de meditación en el convento de las Vistillas

Imagen de dos miembros de la comunidad en una visita a las instalaciones del convento.

Imagen de dos miembros de la comunidad en una visita a las instalaciones del convento. / G. H.

Granada es mezcla de culturas y modelo histórico de convivencia. Esta realidad figura en cualquier búsqueda sobre la historia de la ciudad y fue resaltada por el propio presidente del Gobierno y el Rey en la Cumbre Europea celebrada en octubre. Granada multicultural y Granada abierta. Y sigue habiendo ejemplos de ello, también en el campo de la religión. Granada es sede de distintas confesiones y religiones, que conviven en la ciudad y que permite, por ejemplo, ver en el albaicín a pocos metros una iglesia católica y una mezquita. Y en unos años se ampliará con el crecimiento en la ciudad del budismo. De hecho, como ejemplo máximo de esta convivencia, ha surgido la curiosa iniciativa de convertir el convento de las Vistillas, en el Realejo, en centro budista de la tradición Kadampa, una ramificación del budismo.

Así, un convento que cerró en 2018 por la falta de monjas (de clausura) que lo habitaban tras la muerte de la abadesa (el resto fueron trasladadas a otros conventos), ha sido comprado por 2,5 millones de euros por la Nueva Tradición Kadampa, con centro mundial en Inglaterra y que tiene sedes en cada país y numerosas localidades. En Granada están desde el año 2000 y en la actualidad están en un local en la calle Martínez de la Rosa, donde ofrecen cursos de meditación y otras actividades y donde tienen su propia estructura de directora y maestro. De hecho, según figura en su web, el centro fue fundado en 2008 por el propio Gueshe Kelsang Gyatso y ofrece los programas de estudios de la Nueva Tradición Kadampa en forma de clases, meditaciones, conferencias, tertulias y retiros urbanos.

El objetivo es que ese centro se traslade al convento cuando se culmine todo el proyecto de obra y adaptación, calculan que para 2026 ya que aún están en la fase de redacción de proyecto y esperan presentarlo a Urbanismo en breve para iniciar la petición de licencias.

La comunidad budista Kadampa de Granada ha visitado el convento de las Vistillas para conocer sus instalaciones. La comunidad budista Kadampa de Granada ha visitado el convento de las Vistillas para conocer sus instalaciones.

La comunidad budista Kadampa de Granada ha visitado el convento de las Vistillas para conocer sus instalaciones. / G. H.

La directora del Centro de Meditación Kadampa de Alhaurín el Grande en Málaga y presidenta de la Federación de Budismo Kadampa de España, Tania Sanz, ha explicado a este periódico el origen de esta operación. El fundador de la tradición Kadampa, el monje Gueshe Kelsang, pasó sus últimos años de vida en Granada, de la que se enamoró y donde se estableció, pidiendo que se buscara un lugar especial y grande para el grupo de Granada. Y ese lugar, tras estudiar varias posibilidades, ha sido el convento de las Vistillas, adquirido por la central internacional a través de un fondo dedicado a proyectos internacionales para templos.

"Todos dependemos del centro madre de Inglaterra pero Granada es una entidad más. En 25 años ha pasado por diferentes etapas y cuanto se termine la obra el grupo de Granada se instalará aquí", explica Sanz. Ahora, en Andalucía el gran centro para eventos y reuniones lo tienen en Málaga, en el templo de Alhaurín el Grande. 

Exterior del convento de las Vistillas, en el Realejo. Exterior del convento de las Vistillas, en el Realejo.

Exterior del convento de las Vistillas, en el Realejo. / G. H.

Sanz asegura que el proyecto será respetuoso con el convento. De hecho, su estructura, interior y división sirven perfectamente para el nuevo uso, por lo que no se tocará mucho, además porque está protegido. Se limitarán a hacer cambios en acometidas por su antigüedad, redes, cableado y algunas modificaciones menores. Lo primero será ocupar la parte baja y la primera planta para iniciar la actividad y las siguientes intervenciones se acometerán a futuro, cuando ya el grupo esté instalado y vean las necesidades y los fondos que pueden destinar. 

Así, la capilla del convento será su sala de meditación, habrá también salas de reuniones, cafetería y se quiere abrir el jardín a la ciudadanía. Las habitaciones se adaptarán a quienes vivirán allí de la dirección administrativa y espiritual del centro. Las 

En un principio choca ver a una comunidad budista en un convento pero Sanz explica que cuando están haciendo nuevas construcciones, como el templo de Málaga, sí se realizan con la arquitectura de las construcciones de tradición budista conocidas internacionalmente pero que en otros casos, como el de Granada, se adaptan a lo que hay. "Lo que se hará es utilizar las estancias que ya existen con usos que necesita la comunidad, que también tiene sus necesidades para dormir, comer, meditar, como antes se hacía allí", ha explicado.

El proyecto de obra se ha encargado al equipo de arquitectura granadino de Luis Manuel Martín Ferrer, del estudio Guía Consulting, que también se encargó del templo de Alhaurín el Grande, el mayor de Europa.

Debate sobre el uso de conventos

Una nueva vida para un convento de Granada en un momento en el que el debate sobre el uso de estos edificios cuando se queden vacíos por la falta de inquilinos sigue sobre la mesa y para lo que se han tomado también algunas directivas urbanísticas para evitar que se conviertan en hoteles, para lo que llegó a haber varios proyectos, y, en el caso de los situados en el Albaicín, puedan ser compatibles con otros usos comunitarios como residencias de mayores o universitarias.

Otro convento que también cambió fue, por ejemplo, el de San Bernardo, en plena Carrera del Darro. Aunque las monjas salieron y se reubicaron en otro centro en España, la propiedad sigue siendo de la orden cisterciense, que tiene cedida ahora a la Asociación Arsconditus la gestión de las visitas guiadas, la hospedería monástica, el albergue de peregrinos y los talleres y actividad cultural en la iglesia del convento. Se evitó así que el convento pasara a manos de compradores chinos, interesados en convertirlo en hotel. 

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