Aniversario del Centro Lorca

El camino de tres lustros de la Residencia de Estudiantes al centro de Romanilla

  • Aunque la perspectiva de traer el legado de Lorca a su ciudad natal llevaba tiempo en el horizonte, los trámites para la creación de un espacio propio arrancaron con Torres Hurtado y se hicieron realidad 15 años después con Paco Cuenca

El camino de tres lustros de la Residencia de Estudiantes al centro de Romanilla

El camino de tres lustros de la Residencia de Estudiantes al centro de Romanilla / Álex Cámara

Aunque no fue hasta el 29 de junio de 2018 cuando hizo su entrada estelar, el primer anuncio de apertura del Centro Lorca con los fondos del poeta se fijó para el año 2006. Desde ese titular, no ha pasado un año en el que no se avanzara que todo estaba en vías de solución y que los documentos del poeta llegarían en breve a Granada. Unas promesas procastinadas que no se hicieron realidad hasta tres lustros después y tras un larguísimo y tumultuoso proceso.

Ahora que se cumple un año de la llegada del legado parece un trayecto muy largo, pero la historia del Centro Lorca de Romanilla se comenzó a escribir incluso mucho antes. En febrero de 2004 las instituciones firmaban un protocolo en la Huerta de San Vicente para construir un gran espacio dedicado a Lorca en la Plaza de la Romanilla que abriría en dos años y que tendría un presupuesto para su funcionamiento de 2,4 millones de euros.

Aunque visto dieciséis años después aquel anuncio parece casi un chiste, la historia tuvo muchos capítulos hasta la conclusión de esa primer volumen y se comienza ahora a escribir su segunda parte.

El Centro finalmente abrió sus puertas el 29 de julio de 2015 pero con una inauguración con más pena que gloria: suponía que se habían superado las discrepancias con la constructora, Ferrovial, pero no había ni rastro del legado. No fue hasta marzo de 2018 cuando empezaron a llegar los primeros fondos y lo hacían para formar de una muestra.

La idea de que Lorca regresará a Granada para ser el estandarte de la ciudad venía de lejos, pero fue con la llegada de José Torres Hurtado a la Alcaldía cuando comenzó a concretarse el proyecto. El Ayuntamiento ofreció el solar de la Romanilla para crear un gran centro y la Fundación Lorca aceptó la propuesta con la petición de crear un gran consorcio institucional. En ese contexto se produjo la foto del alcalde, la presidenta de la Fundación, Laura García-Lorca, y José María Aznar que certificó el apoyo del Gobierno.

El 21 de febrero, el Ministerio de Cultura, Junta, Ayuntamiento y Diputación firmaron un protocolo de colaboración en la Huerta de San Vicente. Las instituciones acordaron encomendar a la Fundación Lorca las gestiones para obtener los fondos europeos para construir el Centro, 16,9 millones de euros que significaban el 75% del importe.

En enero de 2005 un comité de expertos presidido por Rafael Moneo seleccionó el proyecto ganador, la propuesta vanguardista de un equipo de arquitectos mexicanos y eslovenos afincado en Barcelona: los jóvenes mexicanos Mara Partida, Héctor Mendoza y Mónica Juvera y los eslovenos Boris Bezan y Marjan Bezan con su proyecto Escenarios urbanos.

La UE garantizó en agosto de 2006 una aportación de 14 millones de los 18,6 en los que estaba presupuestado. La fecha de inauguración que se propuso entonces fue en 2008 después de que las instituciones firmaran el convenio para crear el Consorcio del Centro Lorca.

Poco tiempo después de esa aportación, en 2007, comenzaban las obras bajo la supervisión de la Fundación Lorca, que tenía la encomienda para la construcción del Centro.

Tras el problema con el negocio de la churrería, que ocupaba parte del solar y que se solucionó cuando la Junta lo adquirió por 300.000 euros, llegó el famoso sobrecoste de 3,6 millones en las obras. Ferrovial tomó la decisión en 2010 a poner el candado en el solar con el 95% del edificio terminado y con una programación para el estreno ya ultimado por parte de la Fundación Lorca.

En abril de 2012 llegó un nuevo impulso con el anuncio de la recepción de los fondos noruegos, 4,8 millones (que al final fueron menos de 4) para equipar y financiar el primer año de actividades culturales en el Centro Lorca.

Tras la oportuna batalla entre las administraciones para hacer frente a esa derrama, en 2013 se llegó a un acuerdo entre las instituciones del Consorcio para pagar el sobrecoste.

Ese año se anunció que estaba todo solucionado y que abriría por fin sus puertas el espacio cultural, pero hubo que esperar a 2015 para que Ferrovial viese suficiente perspectiva del cobro de la deuda como para rematar el edificio.

En junio de ese año estalló el escándalo con la denuncia de Laura García-Lorca a Juan Tomás Martín, el secretario de la Fundación. Se supo que había un crédito impagado de 4 millones con la Caixa y el Ministerio de Cultura y la Junta de Andalucía y se sembró dudas sobre la gestión económica con el anuncio de la reclamación a la Fundación 1,7 y 2,5 millones de euros respectivamente por facturas injustificadas. A todo eso se sumaba la presión de los plazos de los fondos noruegos, que habría que devolver si no llegaba el legado.

Tras la inauguración del centro sin legado y con la Fundación Lorca en entredicho, la negociación para la llegada del legado parecía en un callejón sin salida. Tras la moción de censura y la llegada del equipo socialista a la Alcaldía, Paco Cuenca se reunió con Laura García Lorca y en 2016 comenzó una nueva etapa para llegar a un acuerdo sobre la deuda.

Tras la liquidación de la encomienda a la Fundación Lorca, que implicaba que las instituciones se hacían cargo de las facturas que aún quedaban pendientes de pago de la construcción del Centro Lorca, y el acuerdo de la Fundación con la Caixa, el legado finalmente llegaba a la Plaza de Romanilla de forma escalonada: una parte para la exposición de la muestra Una habitación propia, que abría sus puertas en marzo, y el resto el 29 de junio

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