La cartelera de espectáculos en 1959

¿Dónde vas, Alfonso XII? llega al cine Aliatar. Tamayo venía con la Compañía Amadeo Vives y Martín Recuerda recibe el premio Lope de Vega. Las críticas musicales eran de Ruiz Molinero y Dámaso GarcíaLos cines de los años 50 clasificaban las películas del uno al cuatro, desde infantil a gravemente peligrosa, cuando las colas para sacar entradas daban la vuelta a cines ya desaparecidos

1. Algunos carteles de espectáculos del año 1959. 2. Imagen de una de las artístas más populares de los años cincuenta, Gelu. 3. José Martín Recuerda fue galardonado con el Premio Nacional de Teatro 'Lope de Vega' por su obra 'El Teatrico de Don Ramón'. 4. Imagen del granadino José Tamayo, que trajo  el auto sacramental de Calderón 'Los Encantos de la Culpa' a la puerta de la catedral /Rpo. Gráfico:  José Luis Delgado
1. Algunos carteles de espectáculos del año 1959. 2. Imagen de una de las artístas más populares de los años cincuenta, Gelu. 3. José Martín Recuerda fue galardonado con el Premio Nacional de Teatro 'Lope de Vega' por su obra 'El Teatrico de Don Ramón'. 4. Imagen del granadino José Tamayo, que trajo el auto sacramental de Calderón 'Los Encantos de la Culpa' a la puerta de la catedral /Rpo. Gráfico: José Luis Delgado

23 de marzo 2009 - 01:00

Han pasado 50 años y, como dice la popular canción de Fernando Lastra, Granada sigue estando "al pie de Sierra Nevada, al pie del viejo Albaicín", pero en algo ha cambiado.

El contenido de este relato es sólo autorizado para mayores. Porque si alguien lo vivió y todavía lo recuerda es ya por lo menos de mi quinta.

La censura referida a los cines calificaba las películas según su argumento en: 1, infantil, hasta 3R, mayores con reparos y 4, gravemente peligrosa (no debe verse). Lo de los "reparos" no sé bien lo que es.

La cartelera ofrecía películas que hicieron época y las colas para sacar las entradas daban la vuelta a la manzana: en el Aliatar se estrenó la conocida obra de suspense calificada de 3R Testigo de cargo y en el cartelón que la anunciaba aparecían los rostros de Tyrone Power, Marlene Dietrich y Charles Laughton. Pero cuando este cine se llenó a reventar fue con la cinta dirigida por Luis César Amadori titulada ¿Dónde vas, Alfonso XII? Yo no sé cómo le sentaría a los republicanos pero sí que aparecían muy guapos Paquita Rico y Vicente Parra. El Isabel la Católica para no quedarse atrás exhibía la popular película Gigante, con Rock Hudson, Elizabeth Taylor y James Dean; y el Olympia Carmen la de Ronda, con Sara Montiel.

En el Cervantes proyectaban en eastmancolor la obra cumbre de aquel niño llamado Joselito El Ruiseñor de las cumbres. Pero este teatro-cine se vistió de gala cuando trajo un espectáculo que reunió a Juanito Valderrama, Manolo El Malagueño, Antonio Machín y la orquesta Cha-cha-chá.

La Cátedra Manuel de Falla anunciaba con frecuencia conciertos en el Aula Magna de la Facultad de Medicina, y el Centro Artístico exposiciones en sus salas. Las críticas musicales de Ruiz Molinero y Dámaso García empezaban a resultar familiares en la prensa local. El joven Ruiz Molinero recibe el Diploma de Honor por sus brillantes estudios de piano y se convertía en crítico de lujo. Su compañero, el musicólogo Dámaso García acabaría de Presidente de Juventudes Musicales y hasta hoy.

Más populares eran las actuaciones del Quinteto Granada, Pepe Albaicín y Gelu en el Carmen de los Mártires; mientras en los Jardines Alberto bailaba divinamente Gracia del Sacromonte.

RECUERDA Y TAMAYO

Muy sonado fue, y yo que me alegro, lo que le dieron a mi profesor de Literatura. Don José Martín Recuerda:nada menos que el Premio Nacional de Teatro Lope de Vega por su obra El Teatrico de Don Ramón. La afición al teatro en aquella Granada era grande.

El TEU que él dirigía aprovechaba las fiestas para obras como La Hidalga del Valle o Asesinato en el 2º Acto. Nunca olvidaremos las magníficas actuaciones de la genial Purita Barrios, bien acompañada por Pepe Parro, Paco Muñoz, Juan Villarreal, etc. Otro granadino ilustre, José Tamayo, trajo a la puerta de la catedral el auto sacramental de Calderón Los Encantos de la Culpa. Por vez primera oí hablar a los sentidos, a la música, a la culpa, al furor y al entendimiento, aunque no entendí nada.

En los mismos días se estrenaba en el Palacio de Carlos V la obra de Arthur Miller Las Brujas de Salem. El cartel del Corpus lo ponía nada menos que el pintor Apperley.

Tenía lugar el VIII Festival de Música y Danza. La Compañía Amadeo Vives de Tamayo estrenaba en el Generalife Doña Francisquita y Bohemios; mientras en el Patio de los Leones sonaba la guitarra de Andrés Segovia. La música de pulso y púa estaba de moda. La Tuna del Distrito Universitario de Granada obtenía éxitos clamorosos en Alemania, mientras las jóvenes rondallas de los Salesianos y los Escolapios daban pequeños recitales en el Centro Artístico y en la Caja de Ahorros.

Así era mi poliédrica Granada de hace 50 años. Pero tenía otras caras menos espectaculares que ya iremos contando.

Yo echo de menos aquella inocente carita que me devolvía el espejo.

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