Granada

Las casas de Ángel Casas

  • El arquitecto dedicó buena parte de su vida a la construcción de viviendas y palacetes en la Granada del siglo XX, los más espectaculares ubicados en la Gran Vía de la capital Pasear por Granada sin saber cuáles son sus casas es injusto · El Banco Hispano, la Plaza de Toros, el palacete de los Müller, la biblioteca pública... · Junto a Matías Fernández-Fígares contribuyó al crecimiento de la ciudad

HAY apellidos que marcan desde la cuna; llamarse Casas y dedicarse a la arquitectura parece cosa de predestinación. Ángel Casas Vílchez dedicó buena parte de su vida a la construcción de viviendas y palacetes en la Granada de las primeras décadas del siglo XX. La mayoría de ellas y las más espectaculares las instaló en la Gran Vía, aunque la ciudad está salpicada de sus huellas como arquitecto de moda que era. Junto a Matías Fernández-Fígares contribuyó al crecimiento urbano de la ciudad.

La Plaza de Toros, el antiguo edificio del Banco Hispano Americano y el del Banco Central en la Gran Vía, el palacete de los Müller, sede la Subdelegación del Gobierno, el Hotel Inglaterra, el edificio de la antigua Farmacia Gálvez en Mesones, el Carmen de la Media Luna en la Cuesta de San Gregorio, etc., además de remodelaciones y acondicionamientos de edificios ya existentes, como el propio Ayuntamiento.

Es realmente injusto que un arquitecto tan íntimamente unido al paisaje urbano más popular de Granada sea sólo conocido por los estudiosos cercanos al tema. Seguimos pensando que se ama lo que se conoce y resulta buena vía para el respeto y la conservación el saber algo más de lo nuestro.

La que hoy conocemos como Biblioteca Pública del Salón era en su origen un edificio pensado para pabellón de baile del Casino Principal de Granada; fue construido en 1917 y convertido en biblioteca en 1931 por las autoridades republicanas y de la mano del olvidado arquitecto A. Rodríguez Orgaz. Fue inaugurado en 1933 por Fernando de los Ríos, Ministro de Instrucción Pública. Aquí Ángel Casas se lució realmente porque el edificio es precioso y su enclave junto al río y entre los jardines es ideal.

La nueva Plaza de Toros de sabor neomudéjar, en la avenida del Doctor Olóriz, se inauguró el 30 de septiembre de 1928. Tenía Granada otra plaza en el Triunfo, pero unas desavenencias empresariales envalentonaron al torero Lagartijillo para unirse a unos cuantos ricos granadinos, el Marqués de Dílar, el Conde de Guadiana y alguno más, y levantar otra con capacidad para 14.500 espectadores.

La recién abierta Gran Vía era el lugar idóneo para la construcción de nuevos edificios y para el lucimiento de los arquitectos de moda. Se conocía como el palacete de los Müller por ser esta familia la propietaria del edificio que hoy ocupa la subdelegación del Gobierno. Lo hizo Ángel Casas en 1915 y lo compró para la ciudad Gallego Burín en 1940.

A mí me resulta mucho más familiar el edificio del Banco Hispano Americano puesto que yo nací en la casa de al lado. Se construyó en 1917 sobre el solar que ocupaba un antiguo barracón que servía de cine; era el Lux Edén. En el segundo piso vivía Manolo F. Montesinos que me enseñó de cerca la curiosa casita que da cobijo al reloj; contaba yo apenas 8 años pero a partir de ahí empecé a admirar la rica decoración de la arquitectura historicista granadina.

Enfrente, esquina con Reyes Católicos, se levantó otro emblemático edificio granadino: el del Banco Central, hoy sede de Caja Rural. Estaba de moda la arquitectura francesa y un viaje a París realizado por el afamado anticuario granadino Enrique Linares le llevó a importar al corazón de la ciudad tan noble edificio, recordando tal vez otro igual en el elegante centro comercial parisino, el Bulevar de los Italianos. De nuevo se reclamó la obra a Ángel Casas que la terminó en 1915.

Otro día hablaremos del Hotel Inglaterra, del edificio de la Farmacia Gálvez en la calle Mesones, del Carmen de la Media Luna y del proyecto de la Plaza de San Nicolás. Esto nos dejó el arquitecto Casas que hoy pretendemos acercar un poco más al ciudadano que pasa a diario, tal vez sin saberlo, por delante de sus casas.

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