Alfredo Menéndez, catedrático de la Universidad de Granada (UGR) que detectó casi 600 partes de enfermedad por silicosis (enfermedad crónica del aparato respiratorio que se produce por haber aspirado polvo de sílice) en un estudio, ha asegurado que la sentencia en Vigo al presidente del Grupo Cosentino por cinco delitos de lesiones graves en casos de afectados por la enfermedad es “muy reveladora” porque “cuenta las prácticas empresariales de la granitera y la desinformación que genera la empresa.

"Como investigador, como científico social, me interesan mucho este tipo de documentos”, ha insistido en una entrevista a Efe. El profesor de la universidad granadina comunicó en su ‘Declaración de Granada sobre la silicosis por aglomerados de cuarzo’ que entre 2007 y octubre de 2022 se comunicaron 596 partes de enfermedad profesional por silicosis sólo en Andalucía.

“Estas personas cortaban materiales de otro tipo, mármol o granito (…) Pero al cortar este material con un alto contenido en sílice, han desarrollado la enfermedad (…) También porque su empresa no tomó ninguna medida, debiendo tomarlas, pero tampoco el productor, en este caso Cosentino, informó”, ha subrayado.

Por otro lado, destaca que el propio sector está preocupado, como demuestra la implicación de la Federación Española de Marmolistas (Fedesmar), porque “es la primera enfermedad profesional en la cual también hay empresarios que se han visto afectados”. “Los aglomerados de cuarzo se introducen en las marmolerías, desplazan a la piedra natural y ellos son unos damnificados más”, sostiene.

La incidencia de esta enfermedad no ha dejado de crecer en la última década y media, una “grave reemergencia” que, según este experto universitario, ha sido provocada por la producción y transformación de aglomerados de cuarzo como el Silestone.

Los datos de la ‘Declaración de Granada sobre la silicosis por aglomerados de cuarzo’, son fruto de la reunión celebrada el pasado noviembre en Granada, que cuenta con el respaldo de asociaciones de afectados como ANAES y APSA, sindicatos como UGT y CCOO, o hasta de Fedesmar.

Este encuentro fue posible gracias a los trabajos previos de Menéndez, así como de la investigadora del CNRS de París, Catherine Cavalin, que en los últimos años han estudiado un “problema importante, no tanto por el número de afectados, sino porque es un proceso productivo que se mantiene en marcha”.

Enfermedad profesional

Menéndez matiza que “un parte de enfermedad no es necesariamente una persona”, lo que dificulta conocer el número real de afectados por este problema.

También advierte de que el diagnóstico clínico de silicosis no equivale directamente a una enfermedad profesional, porque “esa es una condición administrativa que tiene un proceso” y "no todas las silicosis diagnosticadas se reconocen como enfermedad profesional. Los datos que tenemos son imperfectos, administrativos que se recolectan sobre todo para el pago de indemnizaciones”.

Aunque esta falta de “vocación epidemiológica” dificulta conocer la realidad, no ha sido óbice para que Menéndez y Cavalin publicasen en 2021 un estudio en la Revista Española de Salud Pública, en el que se pretendía explorar este asunto y “ver qué sectores estaban detrás”.

El artículo analiza datos hasta 2019 y "para el periodo 2007-2019 hemos podido identificar que de 3.803 partes, el 50 % están provocados por el sector de los aglomerados de cuarzo”, ha añadido.

Evolución de la enfermedad en pacientes

“Se discute médicamente si estamos ante otra patología. La silicosis se definió el siglo pasado como una enfermedad que tenían los mineros después de un largo periodo de exposición al polvo de sílice, que se desarrollaba después de 20 o 30 años, que empeoraba su calidad de vida, pero si se retiraban de la exposición al polvo, podían vivir unos años”, ha explicado el catedrático de la UGR.

“Ahora estamos en una situación radicalmente distinta, sobre todo esta nueva silicosis vinculada a los aglomerados de cuarzo. Son personas jóvenes que, con periodos de exposición muy breves, la media es apenas de 12 años. Desarrollan cuadros que además son en un altísimo porcentaje, silicosis acelerada, silicosis grave”, abunda.

Menéndez indica que muchos de estos casos acaban en una fibrosis masiva progresiva, que provoca una situación gravísima de empeoramiento que lleva a que o se hace un trasplante o fallecen.

“Estos productos, a diferencia del mármol, de la piedra o del granito, tienen un contenido de sílice cristalina muy elevado. El mármol tiene entre un 3 y un 5%. Y esto tiene entre un 85-95 %”, incide.

La mayoría de los afectados, en Andalucía

Chiclana de la Frontera en Cádiz o Montemayor en Córdoba son ejemplos de localidades con marmolistas que han cerrado por este tipo de problemas, pero no los únicos. Según Menéndez, la mayoría de casos se concentran en Galicia, Castilla y León y en Andalucía. “El caso mejor estudiado es el andaluz”, precisa.

“En Montemayor están diagnosticados 81 casos, con una población de 3.800 habitantes, esto quiere decir que es prácticamente una generación entera de jóvenes. Y después el otro gran núcleo es en torno a Cosentino en Almería, dónde se combina la marmolería y la producción (de los aglomerados)”.

Menéndez ha recordado que la Junta de Andalucía anunció en marzo del año pasado la creación en Córdoba del Centro Andaluz de Enfermedades Respiratorias de Origen Laboral (CAEROL), una propuesta que no contó, por ejemplo, con los agentes sociales o con el Grupo de Estudio de Silicosis por Piedra Artificial de Cádiz.

El Gobierno andaluz indicó que en el CAEROL participará Cosentino, lo que para él supone “un evidente conflicto de interés que amenaza la necesaria independencia del centro”. Entre 2019 y el 30 de noviembre de 2021 se han declarado en Almería 93 casos de trabajadores con diagnóstico compatible de silicosis en empresas del sector, el 67,9% de todos los casos declarados en Andalucía en dicho sector.

De los 151 partes comunicados entre 2019 y el 30 de noviembre de 2021 en Andalucía en este sector, 95 (62,9%) corresponden a una empresa de más 500 trabajadores. “Sólo hay una de esas dimensiones en nuestra comunidad. Resulta paradójico que la empresa que registra el mayor número de casos sea la más adecuada para actuar como referente en materia de seguridad y salud laboral”, ha concluido.