V IVA Granada! Así empezaba una dedicatoria que Albéniz regaló a los componentes del Trío Iberia Ángel Barrios, Devalque y Bezunartea, escrita en la partitura de su obra Triana, firmada en París un 13 de octubre de 1907. Sentía especial admiración por este trío y estaba muy orgulloso de que interpretaran su música con esos instrumentos tan singulares manejados con inteligencia, pulso y púa.

Si alguien no sabe que este año se conmemora el centenario de la muerte de Isaac Albéniz, ya se irá enterando. Plumas más autorizadas que ésta modesta mía nos recordarán su vida y milagros. La Cátedra Manuel de Falla y Juventudes Musicales ya lo hacen.

Murió en mayo de 1909 a los 49 años. Pero lo que nunca morirá será su música, su huella y el cariño que le tenía a Granada. Ciudad que fue su fuente más fértil de inspiración poética y musical. "A Granada debo lo poco o mucho que he hecho", dejó dicho días antes de morir. Una de nuestras calles, no precisamente la más hermosa, lleva su nombre; en el desaparecido Cine Albéniz de la calle Alhamar pudimos disfrutar de sus películas y hasta de combates de boxeo. Y hoy nos queda la excelente referencia de su nombre en nuestro prestigioso Trío Albéniz que ojalá dure muchos años aunque sea por la historia que acumula y por el virtuosismo de sus componentes, que se valen sólo y nada menos que de una guitarra, una bandurria, un laúd y la gracia de sus manos para dejar en el aire sonidos bien templados.

Tenía Granada cierta tradición en el manejo de estos populares instrumentos de plectro que no pasaban de servir para amenizar fiestecillas más o menos domésticas, hasta que aparecen estos nombrados grupos que pasean la música de Falla, Albéniz, Barrios, Bretón, Granados, Tchaikovsky, etcétera por media Europa con éxitos apoteósicos.

El actual Trío Albéniz tiene su precedente de lujo en el Trío Iberia de Ángel Barrios; todavía hay despistados que los cofunden, pero hubo antes un lujoso Quinteto Albéniz, fundado en 1907 en el que figuraba Andrés Segovia y el laúd era el popular barítono Julio Vidal.

Refiere el musicólogo Ismael Ramos, laudista magistral del actual Trío Albéniz, que Julio Vidal llegó a actuar ante la corte del mismísimo zar Nicolás II de Rusia, junto a Guillermo Prieto un bandurrista de categoría, fundador de la llamada 'escuela granadina de pulso y púa'. Todas estas cosas deberían conocerlas los maestros de las escuelas para que las transmitieran a los escolares y poder mantener en Granada tan lujosas tradiciones. Y sé que algunos lo hacen.

El Trío Albéniz, heredero de aquel célebre quinteto, debió iniciarse allá por 1910, cuando lo componían tres prodigiosos niños: José Recuerda, Eduardo Mañas y Luis S. Granada, para cuajarse plenamente por los años 20. José Recuerda que tocaba la bandurria sin necesidad de mirarla; José Molina en el laúd; todavía recuerdo al maestro Molina, enseñándonos a la Tuna Universitaria La Pavana de E. Lucena, con la que quedamos campeones en un certamen celebrado en Córdoba. Precisamente uno de los tunos, Alejo Muñoz, pasaría luego a ser el laúd del Trío Albéniz. Pero a lo que vamos. La guitarra del grupo la ponía Luis Sánchez Granada.

Hoy son tres artistas: el bandurria José Luis Recuerda, el laúd de Ismael Ramos y la guitarra de José Armillas. Tres virtuosos que a pesar del nombre no encorsetan su repertorio sólo en la obra de Albéniz, sino que igual tocan a Falla que a Debussy, a Granados que a Ángel Barrios, Grieg o Scarlatti. Un trío que pasea nombre y fama por nuestra tierra, buena parte de España y media Europa y que debiera estar presente con su magistral interpretación en todos los eventos granadinos de prestigio. Y este año, el año de Albéniz, mucho más.

A ver si Granada, además de rendir homenaje a un músico ilustre, reconoce y valora de camino a los buenos granadinos ya de una vez. Claro que es difícil valorar lo que se ignora.