Granada

Un centro patafísico creado para parodiar

  • El dibujante de los surrealistas inventos del profesor Copenhague para el 'TBO', Ramón Sabatés, recibió ayer a título póstumo el I Premio Internacional Antonio Fernández al Espíritu Patafísico

Los inventos del TBO, los del profesor Franz de Copenhague, a caballo entre el absurdo y la ciencia, son un ejemplo paradigmático de patafísica, esa disciplina que ha nacido para la parodia y el estudio de las leyes que regulan las excepciones. Por ese motivo, el Instituto Patafísico de Granada quiso reconocer ayer la labor que desarrolló el autor de los geniales dibujos, el desaparecido Ramón Sabatés. El viñetista recibió, a título póstumo, el I Premio Internacional Antonio Fernández Molina al Espíritu Patafísico en un sencillo acto que se celebró anoche en la sede de la Fundación Andaluza de la Prensa.

Dos sátrapas -título que ostentan los integrantes de la familia literaria- fueron los encargados de recoger el premio, porque la viuda de Sabatés se encuentraba impedida en una residencia de Barcelona, según informó ayer el rector magnífico del Instituto, Ángel Olgoso, quién precisó que la heredera del "dibujante, viñetista, inventor, ingeniero patafísico y creador Ramón Sabatés" recibió una carpeta con obra gráfica de Antonio Fernández Molina.

El artista que da nombre al premio -"escritor, narrador, poeta, pintor, antólogo..."- es otra de las musas confesas que inspira al 'satrapismo' granadino.

Pero la gran musa, la cruz de guía de este instituto laico, es su fundador: el francés Alfred Jarry, que falleció en 1907 dejando escrita Ubú rey, una obra que se considera antecesora del teatro del absurdo y que ejerció una considerable influencia en las vanguardias literarias, plásticas y hasta científicas del siglo XX. Un texto dramático que dejaría huella en el Dadaísmo, el Surrealismo, el Futurismo, el Art brut, el Movimiento Pánico... Y Jarry, que en vida tuvo bajo su radio de acción a jóvenes seguidores como Máx Jacob, Apollinaire, André Salmon, Enrico Baj o Picasso, ha conseguido que su obra Hechos y dichos del doctor Faustroll, patafísico, que redactó en 1898, cuente en la actualidad con una red de institutos patafísicos en todo el mundo.

Pero una asociación que nace como contrapunto irónico a los colegios profesionales y las academias del arte o las ciencias no tiene en ese libro una Biblia ni funciona siquiera como se espera de ella. Desde que cuenta con delegación en Granada, en enero de 2007, el instituto sólo ha realizado una docena de aportaciones teóricas, y eso que cuenta entre sus filas con nombres de sátrapas tan ilustres como Andrés Sopeña, José Vicente Pascual y, algún internacional, como Umberto Eco.

No podía ser de otra forma en un instituto que, como concluye Ángel Olgoso, tiene como tarea principal huir "de la losa muerta de una cultura adquirida durante 50 siglos y de una ciencia constreñida a preferir la solución que conviene a los hechos".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios