El comercio, en contra de una ciudad de persianas bajadas y calles vacías

Empresarios del centro de la capital se oponen al fin de la renta antigua y advierten que supondrá el fin del negocio tradicional

Más de 3.000 establecimientos podrían echar el cierre si se lleva a cabo la medida.
Más de 3.000 establecimientos podrían echar el cierre si se lleva a cabo la medida.
L. Mingorance Granada

06 de diciembre 2013 - 01:00

Los comerciantes del Centro de la capital están muy preocupados. En menos de un año finalizará la moratoria de los contratos de renta antigua y la mayoría se temen lo peor: tener que echar el cierre. Según cuentan, con la crisis económica será casi imposible asumir un nuevo contrato de alquiler con un precio mayor al que pagan ya que en estos momentos los ingresos tampoco están para tirar cohetes. Por eso, todos ellos piden como mínimo cinco años de prórroga. Periodo que aunque no resuelve la situación al menos ayuda, pues de lo contrario vaticinan una Granada de persianas bajadas, suelo sucio y las calles vacías. "Hay mucha gente a la que le gusta venir a estas tiendas y que si cerramos no sabrá donde ir", explica Miguel Ángel Tapias, de Calzados San José. Un comercio con más de cien años de historia y que ahora se debate entre la apertura y el cierre. "Cuando finalice el plazo hemos pensado en cerrar. Las ventas han bajado y los gastos no dejan de subir".

Un cierre que sería una auténtica pena, no solo para los comerciantes de esta tienda tan tradicional situada en el pleno corazón de Bib-Rambla y que abrió la abuela de su padre si no también pasa sus clientes. Por otra parte, cerca de Calzados San José, en la tienda Pinillas situada en Mesones ocurre prácticamente lo mismo. Su propietario, Rafael Pinillas, que lleva en este establecimiento desde el 84 relató que con otro tipo de alquiler mantener un negocio de este tipo en estos tiempos es imposible. "Para nosotros sería un trastorno enorme, y dos personas iríamos directamente a la calle", recalcó Pinillas, que recuerda como las grandes multinacionales se están haciendo de oro explotando a la gente y contando con todos los apoyos.

A pocos metros, Isidro Ibarrondo, propietario de Álvarez Hogar, uno de los establecimientos más tradicionales de Granada, fundado en 1958 y que ha vestido las casas de media Granada con sus artículos de menaje se suma al resto de comerciantes. "Va a ser un problema con la situación que estamos viviendo. Cada propietario subirá lo que quiera y muchos comercios desaparecerán".

En esto lleva razón. Según las estimaciones del PSOE, que va a llevar una propuesta al Senado para prorrogar las rentas cinco años, más de 5.000 empresas podrían echar el cierre, 3.000 de ellas solo en la capital. Circunstancia que provocará que la ciudad se convierta según Ibarrondo, "en un lugar oscuro y con unas calles deterioradas, pues las tiendas crean vida y mejoran el ambiente".

En esta línea, también mostraron su preocupación los propietarios de Ema, una de las tiendas de moda más conocidas y prestigiosas de la capital, a quienes no les afecta tan directamente (son los propietarios de los locales), pero no quieren quedarse sin vecinos. "Pienso que habría que prorrogar los alquileres. Mucha gente va a tener que cerrar y quedarán cientos de establecimientos vacíos", dijo en este sentido Carolina Ruz, administradora de Ema pues se trata de una medida que, tal y como afirmó Mariano Fernández, que lleva en este negocio treinta años, será un "palo para la economía pues aquí no hay industria y todos vivimos de esto", y recordó que también afectará a la hostelería.

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