Pasillos abarrotados. Colas interminables donde la distancia de seguridad es mínima, tanto para entrar como para pagar. Aparcamientos imposibles en las zonas de los establecimientos de menaje de hogar. Personal desbordado. "Nunca había vivido un agosto así", comenta una cajera. Esta es la situación que se aprecia en las diferentes tiendas de bricolaje de algunos parques y centros comerciales de Granada, como el Nevada o el Granaita. 

El confinamiento ha dejado al descubierto las carencias de nuestras viviendas: falta de espacios abiertos, necesidad de zonas más flexibles, escasez de luz y ventilación. Sarah Harmon, CEO de Habitissimo, en unas jornadas virtuales organizadas por el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España a mediados de junio, aseguraba que "existía un 30% más de interés en reformar la casa". Pero parece que la tendencia, a pesar de haberse relajado, no desaparece.

Los ERTES y la crisis económica provocada por el Covid-19 hace que la gente quiera ahorrarse la mano de obra. Asimismo, pertenecemos a la cultura Ikea: pagamos menos por el producto, pero lo montamos nosotros. A esto es necesario sumar varios factores relacionados con el periodo vacacional. "Se juntan las vacaciones en las empresas, que no se va mucha gente por temas de dinero y el miedo a viajar en mitad de una pandemia", apuntó Pedro, cliente de AKI.

Clientes salen de uno de los establecimientos de Granada.

"Esto no estaba planeado antes de la cuarentena, pero era necesario", aseguró Laura, otra cliente que está de reformas en su habitación. Y es que, durante el confinamiento, "empezamos a ver cosas que teníamos que mejorar", añadió. 

Los meses de confinamiento han hecho a Rubén echar de menos una terraza bien acondicionada en su piso de alquiler, así que ahora ha decidido equiparla con muchas plantas y alguna hamaca... "Por si nos vuelven a confinar", relató riéndose. María, por su parte, tuvo que parar la construcción de su casa por el Covid-19 y cuando ha podido retomarla dice que ha notado que "los productos se agotan en unos días. Es desesperante". 

El coronavirus nos ha obligado a pasar largas temporadas en casa y a convertir sus rincones en espacios multiusos. Hemos trabajado, estudiado, hecho deporte, comido… todo dentro de las mismas cuatro paredes. De ahí que haya aparecido la necesidad de crear lugares más personales y versátiles. Sin duda alguna, los testimonios más repetidos entre la población han sido relacionados con el teletrabajo. "Nos dimos cuenta que no teníamos un espacio donde poder trabajar tranquilamente", afirman Carlos y Rocío a la salida de Conforama. 

Vivimos tan rápido que no nos fijamos en los pequeños detalles. Pasamos tan poco tiempo en nuestras casas por trabajo y ocio que se nos olvida crear espacios en donde sentirnos realmente cómodos. Es hora de empezar a convertir los hogares en pequeños santuarios personales.