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Víctor J. Vázquez
Más allá de la corrupción
La ciudad le ganó la batalla al campo granadino hace mucho tiempo. Durante años, la atracción que sobre miles de personas ha ejercido siempre la vida urbana -con sus muchas comodidades- y las profesiones vinculadas con la ciudad, como la construcción y la hostelería, ha 'robado' al campo la mano de obra. Pero ahora, la crisis está devolviendo a la agricultura a aquellos que en su momento cambiaron los aperos de labranza por un trabajo en la obra.
Según los datos del Servicio Andaluz de Empleo (SAE), la agricultura es la actividad que más empleo genera en la provincia. Durante los diez primeros meses del año, el sector agrícola ha generado 86.498 contratos de trabajo, frente a los 54.367 de la construcción, que a pesar de todo sigue siendo la segunda actividad con mayor tasa de contratación. Pero no se trata sólo de que el volumen de contratos registrados en el campo sea mucho mayor que el del resto de las actividades económicas, sino que, al contrario que en casos como el de la construcción, las actividades inmobiliarias y la hostelería, la contratación en la agricultura no se ha visto afectada por la crisis. En todo caso, se ha visto beneficiada. Entre enero y octubre de 2007, la agricultura motivó la contratación de 81.577 trabajadores, lo que significa que a lo largo de 2008 la generación de empleo agrícola ha crecido más de un 6%.
Y todos los empresarios agrarios coinciden en que la agricultura se ha convertido en el refugio de los miles de trabajadores que la construcción ha dejado en la cuneta. El secretario provincial de la Unión de Pequeños Agricultures y Ganaderos (UPA) de Granada, Nicolás Chica, asegura que en los últimos ocho años el sector agrícola ha venido sufriendo una fuga de activos con un perfil muy claro -jóvenes y poco cualificados- que "ahora están retornando al campo porque el sector primario es el único que puede dar respuesta a su perfil y trayectoria laboral".
El secretario general de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) de Granada, Manuel del Pino, explica que "la agricultura siempre ha sido un sector refugio" para los desempleados, pero que esta crisis que se ha cebado con la construcción y, en menor medida, con la hostelería, lo está poniendo de claro manifiesto. "Después de ocho años teniendo que contratar a trabajadores inmigrantes en origen, esta campaña ha sido la primera que no lo hemos hecho", señala del Pino.
la responsable del departamento laboral de la organización agraria, Lucía Molinos, asegura que la escasez de mano de obra que tradicionalmente ha caracterizado a la agricultura granadina se ha visto sustituida en los últimos meses por una avalancha de peticiones de trabajo que los empresarios agrarios no siempre pueden satisfacer. "Como hay tantos parados, este año en vez de salir fuera a contratar -en los últimos cinco años Asaja ha promovido la contratación en origen de 1.100 trabajadores- nos pusimos en contacto con Cáritas y Cruz Roja para dar empleo a los más necesitados", indica la responsable de contratación de Asaja. Claro que no siempre es fácil porque los propios empresarios agrarios se sienten obligados a dar trabajo a vecinos y familiares que se han quedado en el paro. "No podemos buscarle trabajo a todo el mundo y es un drama, porque tienen que darle de comer a sus familias", indica Molinos.
Las previsiones del sector indican que esto seguirá siendo así al menos mientras dure la crisis y que muy probablemente en los próximos meses, a medida que se terminen las promociones inmobiliarias que todavía están en marcha en la provincia, llegarán a las asociaciones y cooperativas agrarias aún más solicitudes de empleo.
Los datos facilitados por la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (Coag) de Granada indican que sólo en noviembre la demanda de empleo en el sector se ha disparado un 30%. "La solicitud de empleo por parte de trabajadores procedentes de otros sectores que se encuentran en crisis ha sido especialmente significativa durante los últimos meses", señala el responsable provincial de Coag, Miguel Monferrer. De hecho, del total de trabajadores que han acudido a la coordinadora, más del 80% procede de sectores especialmente sensibles a la crisis económica, como la construcción o el turismo.
"Tradicionalmente, el sector agrario ha tenido la capacidad de asumir las carencias de mano de obra de otros sectores y el incremento de la demanda de empleo de los últimos meses demuestra que este sector podría amortiguar los efectos del paro", asegura Monferrer. Sin embargo, el responsable de Coag Granada deja claro que la capacidad del campo granadino para mitigar los efectos que la crisis en el mercado laboral no servirá de nada si las administraciones públicas no se rinden ante esta evidencia. "En lugar de apostar por el desarrollo del sector con ayudas que incentiven la producción y medidas que palien las cuestiones que frenan su desarrollo (como la subida de los costes de producción, los bajos precios en origen y la competencia desleal) dan luz verde a políticas negativas como el 'Chequeo Médico' de la Política Agraria Común (PAC), que deja la alimentación europea en manos de un mercado desregulado y de las importaciones de terceros países".
De ahí que Monferrer no pueda dejar de mostrarse escéptico con la posibilidad de que la agricultura y la ganadería puedan suplir a sectores como la construcción o la hostelería. "Aún así, el sector agrario está dispuesto a colaborar en la medida de lo posible para paliar las consecuencias de una crisis".
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