De cómo contagiar el optimismo a la economía

"El entusiasmo se contagia y la mala leche, también. La psicología crea a la economía. Los valores crean valor; la miseria de los valores es la miseria de la economía". El discurso del escritor, economista, emprendedor y conferenciante Álex Rovira está lleno de frases lapidarias, de esas que encierran verdades como templos y que articulan una filosofía de vida que defiende que "el mundo será como lo mires". El autor del 'best seller' La Buena Suerte sabe de lo que habla. Como empresario de éxito -aunque reconoce que también ha tenido sus sonoros fracasos- vive en primera persona los vaivenes de la economía, las preocupaciones del emprendedor y el alcance de la crisis. Y asegura que, aunque es obvio que los factores ambientales juegan un papel importante, también lo es la actitud con la que una persona, un profesional, una familia o una empresa se enfrente a ellos.

Los conceptos psicológicos y pedagógicos que Rovira dio a conocer ayer en la segunda edición del Foro Pyme organizado por Grupo Joly, editor de Granada Hoy, y el Banco Popular, pueden resumirse con una frase de Johann Wolfgang von Goethe que el propio escritor utilizó en su discurso: "Trata a un hombre tal como es, y seguirá siendo lo que es; trátalo como lo que puede llegar a ser y se convertirá en lo que puede llegar a ser". Rovira defendió ante un público lleno de empresarios y representantes económicos de Granada, el poder de la mirada apreciativa, la importancia de creer en lo que uno hace, en lo que uno es, para llegar a serlo. Y esa idea es fundamental en la economía, porque cimenta los pilares de una gestión del talento basada la confianza para cambiar el mundo, para cambiar la realidad. Huyendo del optimismo sin reservas, el conferenciante de lujo del Foro Pyme aseguró que "no vamos a conseguir todo lo que queremos, pero sí más de lo que imaginamos".

Esta máxima se aplica sin problema a la actual situación económica que atraviesa el país. "Si no somos conscientes de que este país está formado por gente extraordinaria, estamos muertos". En otras palabras: la recuperación económica no llegará si no se cree en ella; al igual que la superación personal no es posible sin confianza en uno mismo, en las posibilidades del éxito, teniendo siempre muy en cuenta que "algunas veces se gana y otras se aprende".

El escritor, que echó mano de la increíble historia de Dick Hoyt para demostrar hasta dónde se puede llegar con esfuerzo y un espíritu de superación a prueba de bombas (el hijo de Dick, Rick, nació con una parálisis cerebral que llevó a los médicos a aventurar que sería un vegetal el resto de su vida, pero la perseverancia de su familia ha hecho posible que hoy día tenga una carrera universitaria y participe remolcado por su padre, de 71 años, en las competiciones más exigentes), aseguró que si uno "no cambia de creencias no podrá cambiar la realidad". Así que esa confianza en el futuro, en nuestras capacidades, es esencial para salir adelante. "Nosotros somos los responsables de transformar el mundo que se nos ha dado". Es más, Rovira aseguró que son los emprendedores y los empresarios los que tienen que asumir esa tarea de transformación, siendo muy conscientes de que "el futuro será lo que decidamos que sea".

Un ejemplo de confianza, de voluntad empresarial y de solidez es la compañía granadina Fertisac, la otra gran protagonista del Foro Pyme del Banco Popular y Grupo Joly. El gerente de la empresa, Emilio Lozano, hizo un repaso a la historia de la compañía, llena de sobresaltos y de obstáculos pero, al fin, exitosa. La compañía de fabricación y comercialización de fertilizantes, que ocupa una superficie de 60.000 metros cuadrados, mueve 350.000 toneladas de mercancía al año y cuenta con una facturación de más de 20 millones de euros anuales, no siempre lo ha tenido fácil. De hecho, desde su creación en 1920 ha tenido que superar duras crisis que incluso han amenazado su supervivencia. En 1996, pese a entrar en el plan de reconversión industrial impulsado por el Gobierno central, la empresa entró en suspensión de pagos, una situación que se superó pero que dejó una rémora en forma de deuda con Hacienda y la Seguridad Social de 7 millones de euros. La convicción de los gestores de Fertisac de que la empresa era viable los llevó a seguir adelante, y en el periodo 2000-2004 pasó de ser una empresa familiar a otra formada por otras empresas.

A partir de 2004, cuando Lozano asumió la gerencia, Fertisac inició una etapa de consolidación. El punto clave lo vivió en 2004, "un momento difícil y crucial" para el futuro de la compañía. Los accionistas debían decidir si asumir los pasivos o, directamente, cerrar la empresa. Optaron por lo primero, y, tras varias aportaciones de capital y la negociación con Hacienda y la Seguridad Social para el abono de las deudas, la empresa consiguió salir adelante. Tanto que a partir de 2007 pudieron dedicarse a "generar para pagar". La reorganización interna para asegurar la generación de recursos, la puesta en marcha de un plan de mantenimiento y las inversiones en mejoras energéticas y medioambientales han permitido a Fersitac alcanzar 6,2 millones de euros en fondos propios. A su vez, la compañía granadina ha corregido algunas de sus debilidades (un mal posicionamiento y una marca no conocida) mediante la creación de nuevas gamas de productos y marcas propias, así como la búsqueda de nuevos canales de comercialización y exportación. Una historia de éxito.

¿Cómo se ha logrado? Lozano fue muy claro: mediante la transmisión de los valores de la empresa, la asunción de su papel social, la confianza de los accionistas, la constancia, la prudencia y la coherencia sobre el momento económico y la situación particular de la compañía y, sobre todo, la toma de decisiones en momentos claves. "Si en 2004 no se hubieran tomado las decisiones que tomamos, hoy no estaríamos aquí".