El perfil del contratado granadino: sin estudios, sin cualificación y temporal

Las empresas granadinas han formalizado a lo largo de 2015 un total de 468.121 contrataciones. Nunca antes durante la crisis el mercado de trabajo granadino había registrado un movimiento tan acelerado. De hecho, ni siquiera en el año 2007, cuando la recesión todavía no formaba parte del día a día de la economía española, se registró un número tan elevado de nuevas relaciones laborales. Por aquel entonces se firmaron en la provincia 409.935 contratos, así que, con un incremento del 14,2%, parece inevitable afirmar que en 2015 se ha alcanzado una cifra récord de contratación. Pero, ¿significa esto que la situación laboral de la provincia es ahora mejor que la de hace ocho años?

Ni mucho menos. Fundamentalmente, porque el hecho de que se hayan firmado más contratos puede indicar que hay más movimiento en el mercado de trabajo, pero no que se trate de un movimiento estable y de calidad. En la provincia, caracterizada por una alta temporalidad, cada uno de los contratos firmados rara vez equivale a un solo trabajador, sino que lo habitual es que cada empleado acumule en un mismo año más de una nueva relación laboral. Por muchos contratos que se registraran en 2015, la cifra de afiliados a la Seguridad Social -que al fin y al cabo son los trabajadores que permanecen en activo- cerró el año en 308.972, que aunque supera por bastante la de los últimos años de crisis, está muy alejada de los 343.978 afiliados que había en la provincia al cierre de diciembre de 2007.

Si hay que definir el mercado laboral granadino, no habría mejor calificativo que temporal. De hecho, han sido los contratos precarios y con fecha de caducidad los que han propiciado la mayor parte del movimiento laboral que ha registrado Granada. Según los datos del Servicio Andaluz de Empleo, a lo largo del año se han firmado en la provincia 452.432 contratos temporales, un 96,6% del total. Los contratos indefinidos han quedado reducidos a una cifra casi testimonial: en doce meses las empresas apenas incluyeron en sus plantillas a 15.689 trabajadores fijos, lo que representa únicamente un 3,3% del total de las contrataciones realizadas.

El avance de la temporalidad -especialmente significativa en sectores como la agricultura y la construcción-ha sido imparable. En 2007, los contratos temporales también tenían mucho más peso que los fijos en la estructura laboral granadina, pero era bastante inferior al actual: de las 409.935 nuevas contrataciones, 24.348, un 5,9%, fueron indefinidas, prácticamente el doble que en este último ejercicio.

No hay duda de que en 2015 fueron sólo unos pocos los privilegiados que consiguieron un contrato indefinido, como también fueron escasos los granadinos que lograron un empleo cualificado. La otra gran característica del mercado laboral granadino es que ofrece pocas oportunidades a los profesionales cualificados para ejercer su actividad. Según los datos del Observatorio Argos del Servicio Andaluz de Empleo, las ocupaciones elementales -aquellas que no requieren ninguna cualificación- son las que más actividad generan en el mercado laboral granadino. El 51,9% de los contratos que se firmaron en 2015 fueron precisamente para cubrir puestos de ocupaciones básicas, que no requieren ningún tipo de formación específica o experiencia previa. En concreto, las ocupaciones elementales generaron a lo largo del año 243.101 contrataciones; mientras que la segunda ocupación más demandada por las empresas, la de trabajadores de los servicios de restauración, personales, protección y vendedores, apenas generó 105.197 nuevos contratos. El tercer puesto fue para los trabajadores y artesanos cualificados de las industrias manufactureras y la construcción, que a lo largo del año consiguieron 34.516 contratos. En el ranking no figuran en puestos altos las contrataciones de directores y gerentes; de técnicos y profesionales científicos; de empleados contables y administrativos; o de trabajadores cualificados del sector agrícola y ganadero.

Si el empleo que ofrecen las empresas es elemental -aunque en ocasiones lo ejerzan personas sobrecualificadas-, lo más normal es que quienes firman un nuevo contrato respondan a ese perfil poco exigente. Puesto que el mercado laboral granadino es temporal, precario y de baja cualificación, el perfil de los contratados corresponde mayoritariamente al de un trabajador sin estudios superiores, que en un elevado porcentaje ni siquiera cuenta con estudios secundarios. De los 468.121 contratos que se registraron a lo largo del año, 32.144 correspondieron a trabajadores sin estudios; 37.717, a granadinos con estudios primarios incompletos; 70.869 a empleados con estudios primarios completos; y 293.267 a aspirantes con estudios secundarios. Es decir, que 434.417 contratos, un 92,8% del total, se realizaron para demandantes de empleo que no tenían estudios superiores y que, por lo tanto, carecían de cualificación. De hecho, en todo el año las empresas de la provincia apenas contrataron a 33.614 granadinos con estudios postecundarios (carreras universitarias o formación profesional), lo que significa que el nicho de mercado para los trabajadores conformación apenas representa un 7,2% del total.

Esto tiene mucho que ver con las actividades que generan más movimiento laboral en Granada: la agricultura y la hostelería. Según los datos del Observatorio Argos, el campo fue la actividad económica con mayor capacidad de contratación, algo muy relacionado con la temporalidad y estacionalidad del sector. A lo largo del año, agricultura y pesca propiciaron 157.208 nuevos contratos, un 33,6% del total.

Le siguen la hostelería, también marcada por un alto índice de temporalidad, cuyas empresas formalizaron un total de 84.488 contratos (un 18% de total); la construcción, que propició la firma de 39.869 contrataciones; y el comercio, que en todo el año realizó 31.558 incorporaciones.