La joven cooperante que falleció en Perú recibe sepultura en Peligros

Lorena Guerrero, de 27 años, estudió en Granada y vivió en la localidad del Cinturón, donde residen familiares políticos

Un momento del entierro de la joven Lorena Guerrero en Peligros.
Un momento del entierro de la joven Lorena Guerrero en Peligros.
R. G. / Granada

12 de julio 2010 - 01:00

Lorena Guerrero Sevillano, la joven cooperante que falleció el pasado martes en un accidente de tráfico en el sur de Perú, recibió ayer por la tarde sepultura en el cementerio de Nuestra Señora de los Dolores, en la localidad de Peligros, donde vive su familia política.

La mujer, de 27 años, había nacido en Santander y trabajaba como profesora de matemáticas en el Instituto de Secundaria Aguadulce, en la localidad almeriense de Roquetas de Mar. Pero estaba vinculada a Granada porque aquí estudió y vivió. Concretamente en Peligros, donde viven familiares de quien fue su marido y donde deja muchos amigos que ayer la despidieron.

El accidente le sorprendió cuando estaba ejerciendo de voluntaria en las inmediaciones de la zona arqueológica de Pisac, a unos treinta kilómetros de la ciudad imperial de Cuzco.

Las suyas eran unas vacaciones solidarias en una de las poblaciones más pobres del país americano, un lugar que carece de cualquier tipo de recursos. El siniestro, según confirmaron fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores, se produjo cuando el conductor del vehículo perdió el control del mismo tras realizar una maniobra para esquivar a un camión que se había cruzado en la carretera.

El pequeño autobús, en el que viajaban diez personas, se precipitó por un barranco de unos diez metros de altura. Además de Lorena, murieron en el acto otras tres mujeres, también cooperantes.

La llegada de los féretros no ha estado exenta de polémica, si bien en el caso de Lorena Guerrero no influyó. Iberia recibió los cadáveres de las cuatro cooperantes "identificados y etiquetados en el origen" y supuestamente se produjo un error en esa operación, posiblemente en la morgue de Cuzco.

El resultado fue que el féretro con el cuerpo de María José Such, que debía trasladarse a Valencia, se dirigió a Madrid, mientras que el de Lidia Monjas, que debía ser enterrado en la localidad madrileña de Alcorcón, fue a Valencia. Ayer por la tarde estaba previsto subsanar el error, que no afectó a las otras dos cooperantes.

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