Religión

El coronavirus deja un Fray Leopoldo bajo mínimos en Granada

  • Ni un 10% de lo habitual cada 9 de febrero en la Orden de los Capuchinos de la capital debido al cierre perimetral y las restricciones de aforo

Insólita imagen en la iglesia capuchina, que cada año está llena de gente y con colas

Insólita imagen en la iglesia capuchina, que cada año está llena de gente y con colas / Antonio L. Juárez (Photographerssports)

El día del beato Fray Leopoldo no fue ayer el mismo. Pocos fieles desafiaron este año las restricciones y las recomendaciones contra el coronavirus, y la imagen distó muchísimo de la de cada 9 de febrero en Ancha de Capuchinos desde hace 65 años. Y es que entre la petición de salir a la calle solo para lo necesario y el cierre perimetral tanto de la capital, como de la provincia, e incluso de Andalucía, hicieron que la conmemoración de la muerte del fraile fuera la más triste.

"Ni el 10%" de la de otros años en las primeras horas de la mañana. Así se indicó desde la iglesia de Fray Leopoldo, en Divina Pastora, donde este año, el primero en que se conmemora esta tradicional efeméride desde que comenzara la crisis del coronavirus, y el undécimo tras la beatificación del fraile limosnero, no hubo colas en Ancha de Capuchinos.

Otros años era habitual la llegada de miles devotos de prácticamente todas las provincias andaluzas y de otros puntos de la geografía nacional, como Valencia, Murcia o Barcelona. El sistema ideado para controlar el cumplimiento del 30% del aforo estipulado para los templos granadinos en pandemia conllevó "un doble control" para el acceso a la cripta y al área de la iglesia y la tienda.

A la entrada, los fieles recibieron gel hidroalcohólico por el servicio dispuesto para ello por los frailes capuchinos, y se desinfectaron los zapatos. Fue imprescindible el uso de mascarilla y el mantenimiento de la distancia de seguridad. Los grupos no podían ser de más de cuatro personas, y no se registraron aglomeraciones durante la mañana, indicaron las fuentes consultadas en la iglesia.

Fray Leopoldo fue beatificado el 12 de septiembre de 2010 en un acto que tuvo lugar en la Base Aérea de Armilla al que asistieron más de 60.000 personas. Culminaba así un proceso iniciado décadas antes, y que tuvo como consecuencia primera que la Iglesia instituyera el 9 de febrero, fecha de su muerte, como el día del beato Fray Leopoldo.

Nacido en el pueblo de la Serranía de Ronda de Alpandeire (Málaga) el 24 de junio de 1864, Francisco Tomás, Fray Leopoldo, se dedicó en su niñez a cuidar un pequeño rebaño de ovejas y cabras y a arar la tierra, y años más tarde, el 16 de noviembre de 1899, tomó el hábito de los capuchinos en Sevilla, donde continúo trabajando en el huerto de los frailes.

En el otoño de 1903 se trasladó a Granada y desde un principio desempeñó el oficio de hortelano, con estancias alternativas en los conventos de esta ciudad, Sevilla y Antequera. En 1914 regresó para quedarse definitivamente a Granada. De limosnero, recorrió los pueblos de Andalucía Oriental y en ocasiones llegó a ser insultado y apedreado, aunque su devoción, especialmente por la Virgen, no cesaba. De hecho, cuando alguien le pedía un favor, siempre instaba al peticionario a rezar tres Ave Marías.

Tres años antes de su muerte cayó rodando por unas escaleras y sufrió fractura de fémur, y, tras una convalecencia hospitalaria, consiguió volver a caminar con ayuda de dos bastones y continuar con su vida contemplativa, pero ya en el convento. Fray Leopoldo falleció en la mañana del 9 de febrero de 1956, y multitud de fieles acudieron al convento a darle su último adiós. Desde entonces, cada año miles de devotos visitan la cripta en la que descansan sus restos, junto a los Jardines del Triunfo, en la capital.

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