Ni un crisantemo en el cementerio

Flores, Cristasol, jarrones, bayeta, cubo y escalera. La celebración del Día de todos los Santos transcurrió ayer en el cementerio municipal de San José con total tranquilidad y sin las habituales aglomeraciones.

Los granadinos velaron a sus difuntos y adecentaron sus nichos, columbarios, tumbas y panteones pero, para variar, acudieron al camposanto de forma escalonada, de modo que se pudo aparcar sin problemas -el Patronato de la Alhambra y el Generalife cedió las plazas de su parking de forma gratuita, tal y como hará hoy- y ni siquiera se formaron las molestas colas a las puertas de la floristería o el servicio de escaleras.

Familias enteras con sus pequeños visitaron el cementerio por la mañana y por la tarde, y varias decenas, además, escucharon la misa que ofreció el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, en el Patio de San Julián.

Pero crisis se ha dejado notar en esta celebración y, según señalaron las dependientas de la Floristería Araceli, situada a la entrada del camposanto, la venta de flores se ha reducido prácticamente a la mitad. "Si los vivos notan la crisis, más la sienten los muertos", señaló una de las responsables.

Entre las preferencias de los granadinos se sitúan las rosas, claveles y varas y, como novedad, "ya no se lleva el crisantemo". Hasta el punto de que a media mañana no se había vendido ni uno siquiera. Y eso que, junto a las margaritas, son las flores más baratas.

Además, los precios apenas han notado un incremento que oscila entre los 10 y los 50 céntimos. Las flor más cara es la rosa, cuyo precio por unidad asciende a tres euros.

Por otra parte, tal y como explicó el gerente de Emucesa, José Antonio Muñoz, la flor artificial gana terreno a la natural, que tiende a desaparecer.

Por la mañana, además, se requirió un centenar menos de escaleras que el pasado año, si bien a mediados de la semana pasada el tiempo de espera medio era de diez minutos, según precisó Muñoz.