Granada

la crónica de un relevo anunciado

  • La capital ha vivido tres semanas más que frenéticas entre la detención de Torres Hurtado y la investidura de Paco Cuenca

Hay un proverbio chino que de vez en cuando se escucha por los pasillos del Ayuntamiento de Granada y que dice algo así como que ojalá vivas tiempo interesantes. En realidad este adagio se utiliza dentro de su cultura como un dardo envenenado, una maldición con la que más de uno había sentenciado a Torres Hurtado cuando se presentó a su cuarto mandato y que el 13 de abril de 2016 se cumplió de forma inesperada. Pero ni los que deseaban un cambio de gobierno y actitud en la ciudad esperaban que en apenas tres semanas y con tanto frenesí se produjera un relevo para el que ha habido que esperar trece años. Casualidad o no, parece que el número 13 ha perseguido al ya exalcalde del PP que tomó posesión con la abstención de C's el 13 de junio del año pasado y diez meses después salía detenido y ocultado entre cartones del Ayuntamiento por el estallido de la operación Nazarí. Torres Hurtado tiene todas las papeletas de desarrollar triscaidecafobia o, lo que es lo mismo, un miedo irracional al 13. Sin embargo, Paco Cuenca tendrá que empezar a sacralizar el cinco, pues siempre recordará el 5 del 5 de 2016 como el día que se convirtió el alcalde, tres semanas después de que la sombra de la corrupción partiera en dos al PP.

Un miércoles tranquilo de abril se iba a convertir en uno de los días más importantes de la historia reciente de Granada. Un despliegue policial de la UDEF ponía patas arriba la ciudad con 16 detenciones, entre las que se contaban la del entonces alcalde Torres Hurtado y su concejal de Urbanismo, Isabel Nieto, como dos de los implicados en una presunta trama de corrupción urbanística que salpicaba también a varios altos cargos del Ayuntamiento y empresarios de renombre. La imagen del regidor popular escoltado entre cartones para ser trasladado a comisaría se unía a la de los registros en su casa de Obispo Hurtado, la gerencia de Urbanismo y la casa consistorial como unas losas suficientemente grandes para acabar con su carrera.

Aún así se resistió y apeló desde el primer momento a su capacidad de aguante de hombre de Los Montes para defender su inocencia. Pero, al día siguiente los partidos políticos empezaban ya a mover ficha, mientras el PP centraba el debate en lo excesivo de las detenciones y la Fiscalía apoyaba esta versión mostrando su discrepancia con la actuación de la Policía. Pronto se apartaba esta situación, ya que una vez pasó el primer fin de semana llegaba el momento de dimitir para Torres Hurtado. Su partido, desde Sevilla y desde Madrid, le había enviado un ultimátum muy directo y al alcalde no le quedaba más remedio que renunciar junto a la edil Isabel Nieto. Eso sí, su larga trayectoria política le valía para llevarse por delante a Sebastián Pérez, al que arrastraba también a dimitir de sus cargos en el Ayuntamiento y creando una escisión en el PP local, divido entre los que se quedaron apoyando al presidente provincial y los que acompañaron en su adiós al que había sido alcalde de la capital durante tres mandatos y un año.

Este paso daba pie al resto de grupos políticos para empezar a formular su moción de censura, que luego acabó en investidura. El mismo día de las tres dimisiones de golpe, el 18 de abril, Paco Cuenca y Luis Salvador ya habían conseguido poner nerviosos a los populares sellando un pacto en el Hotel Meliá que borraba de un plumazo la alianza del Asador de Castilla que un año antes había salvado la Alcaldía para el PP. Este periódico se lanzaba al barro y ya ponía al socialista Cuenca como el mejor posicionado para relevar a Torres Hurtado. No obstante, el 21 llegaría el momento emocionante y mientras la popular Rocío Díaz se postulaba como candidata a la investidura, Salvador emitía un órdago que igualaba las opciones de PP y PSOE. El líder de Ciudadanos supeditaba el apoyo a Cuenca a la dimisión del diputado provincial de Deportes, Mariano Lorente, acusado de presunta prevaricación administrativa. Un as en la manga que encendía el juego político.

Era la fase del cortejo y a la par que comenzaban las declaraciones en los juzgados por la operación Nazarí, las formaciones diseñaban su estrategia. El PSOE seguía captando apoyos y haciendo guiños a Ciudadanos, pese a no dimitir Lorente, y el PP enseñaba pizarras con la lista de imputados socialistas en Andalucía para meter presión al partido naranja. Y es que el asunto ha atraído desde el primer momento la atención de toda España, que esos mismo días también asumía el fracaso político de tener que reeditar las elecciones generales. El 27 de abril se daba a conocer la fecha del 5 de mayo como el día-D de decidir entre Paco Cuenca o Luis Salvador. En apenas una semana había que mover los últimos hilos de una historia cuyo desenlace se resolvió a 48 horas del pleno de investidura más mediático que ha vivido la ciudad.

El 3 de mayo, el socialista Lorente daba un paso al lado y despejaba el camino 'rojo' a la Alcaldía, pese a que el PP insistía una y otra vez y así hasta el último momento en las opciones de Rocío Díaz. Nada más lejos de la realidad. Finalmente el PSOE recibió los 16 votos de rigor entre los suyos, los de C's, los de Vamos Granada y el de IU para dar carpetazo a la historia política de Torres Hurtado. Algo que diez meses antes vaticinaba Cuenca sin mucha convicción cuando era vitoreado al grito de alcalde en el Hotel Corona. Era la noche electoral del 24-M y la pérdida de la mayoría absoluta del PP se explicaba en el ascenso de Podemos y Ciudadanos. A Cuenca, el del "ya toca", le tocaba esperar todavía a la operación Nazarí para que el cambio de gobierno y el grito de alcalde fuera real. En tres semanas, de líder de la oposición a alcalde de los barrios. Aunque ya lo avisó el escritor F. Scott Fitzgerald: "Muéstrame un héroe y te escribiré una tragedia".

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