Granada

La cúpula de la discordia

  • Granada no se ha librado nunca de dimes y diretes y es que sobran muchos "listos oficiales". Hoy Torres Balbás goza de reconocimiento y nos ha dejado un legado de más de 90.000 euros.

En enero de 1935 La Publicidad lanzó un artículo calificando de "atentado inaudito y vesánico" a raíz de que al conservador de la Alhambra, Leopoldo Torres Balbás, se le ocurriera derribar una cupulita semiesférica adornada con escamas vidriadas y colocada a mediados del siglo XIX en un templete del Patio de los Leones, por mandato del anterior conservador Rafael Contreras, sin aparente justificación ni histórica ni arqueológica, pero que le daba al conjunto uno tono "risueño y bello", así lo escribía J. Serrano en El Defensor del 18 de enero.

Una carta a la prensa, firmada por Manuel de Falla, Gallego Burín, García Gómez, Prieto Moreno y José Segura Soriano, denunciaba que la cupulita daba al patio un aspecto de pagoda india o de kiosko turco que no venía a cuento en el edificio nazarita.

Torres Balbás había quitado aquella cúpula que los granadinos venían viendo hacía 70 años. Y no se le ocurrió otra cosa que cambiarla por un tejadillo a cuatro vertientes, vulgar y corriente pero más acorde con el paisaje arquitectónico del Patio de los Leones.

Sabía lo que hacía puesto que su prestigio estaba contrastado. Él fue el que consolidó las obras del Harem, de la Torre de las Damas, de las galerías y torre de Machuca, del Bañuelo, del Corral del Carbón; rescató el Arco de las Orejas, reinstalado luego en los bosques de la Alhambra, etcétera.

Su obra, objeto de mil estudios, es hoy fielmente reconocida, pero en su día no se libró de aceradas críticas. En febrero de 1935 la polémica continuaba en la calle y en la prensa. Como en la canción de La Parrala, unos decían que sí, otros decían que no, y como música de fondo lo de siempre, cuestiones políticas. Don Leopoldo había sido educado en la Institución Libre de Enseñanza.

El 2 de febrero apareció otra nota, ahora firmada por López Sancho, Antonio Garrido del Castillo y Francisco Peramos, criticando la obra del arquitecto madrileño, argumentando que son muchos los monumentos árabes que se rematan con cúpulas, basta con los ejemplos de la mezquita al-Qarawiyyîn de Fez o la Qubba almohade de la Medina de Marrakesh. Antecedente del Patio de los Leones lo tenemos en el Castillejo de Monteagudo (Murcia), obra del siglo XII, muy parecido al de la mezquita al-Qarawiyyîn de Fez, la cual se cubre precisamente con tejadillo a cuatro aguas como el que puso Torres Balbás en Granada.

Unos días después se suma a las críticas desde Málaga un arquitecto de cierto prestigio, llamado R. Santa Cruz, diciendo que la cupulita de escamas vidriadas pasó ya a formar parte del paisaje del Patio de los Leones igual que el remate barroco que corona a la Giralda de Sevilla y que ya para nada repugnaba a la vista.

Los defensores del tejadillo que puso Torres Balbás se basaban en un informe del siglo XVII, firmado por Juan de Rueda, que admitía esta cubierta; pero también es verdad que en el Patio de los Leones se hicieron obras en 1552 por lo que no sabemos si había inicialmente cúpula o tejadillo.

Tuvo mala suerte Torres Balbás y así se lamentaba en sus cartas dirigidas a Gallego Burín. Para colmo lo atropelló una moto y muere a consecuencia de las heridas en 1960. Hoy una modestísima calle granadina en el barrio del Zaidín lo recuerda tímidamente, aunque el Patronato de la Alhambra ha adquirido su magnífica biblioteca y archivo valorados en cerca de 100.000 euros.

En fin; Granada sigue aún hoy sin librarse de los dimes y diretes de demasiados "listos oficiales"; unos, Toma que toma, otros, dale que dale; ¿son galgos o podencos? Y con la que está cayendo, 30% de parados, ahí andamos, lentamente, en la cola y haciendo colas. Y es que hay cúpulas de la discordia y discordias en la cúpula.

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