Sorteo del Gordo

El cura de Vélez de Benaudalla que repartió todo lo que le tocó en la lotería de Navidad

  • Francisco Peinado protagoniza una de las historias con las que Loterías del Estado promociona el sorteo del próximo 22 de diciembre

El párroco, tras conocer la noticia del segundo premio que cayó en 2010 en Vélez de Benaudalla.

El párroco, tras conocer la noticia del segundo premio que cayó en 2010 en Vélez de Benaudalla. / R. G.

Francisco Peinado Manzano, natural de Albondón, contó a la periodista Elena Llompart tras conocer que había sido agraciado con un décimo del segundo premio de la lotería de Navidad que estaba muy contento, que sentía una "gran alegría" pero no por el dineral que le había tocado, sino porque con estos 100.000 euros podría ayudar a familias que estaban muy necesitadas de Vélez de Benaudalla. Todo lo repartió. No se quedó ni un euro de aquellos 100.000 que recibió el 22 de diciembre de 2010 y ese gesto (o gesta) es ahora una de las historias seleccionadas por Loterías para promocionar el sorteo del Gordo.

Cuenta el quinto episodio de la serie de podcast preparados para esta campaña que lo que movió a este párroco que hoy, ya jubilado, descansa en una casa sacerdotal de Granada, fue su lema vital: "Dar a quien no tiene y que les vaya bien en la vida". Ese "sello de identidad" venía de serie en el carácter de este hombre que, tal y como contó Elena Llompart en Granada Hoy, compró lotería a todo el que se la ofreció. El número premiado -un 00147, un número considerado de los feos- lo vendió Paco Martín, concejal de IU en el pueblo, con el que el párroco intercambió un décimo. Entre el júbilo de sus vecinos, ante los medios que se dieron cita en el epicentro de la alegría aquella mañana de diciembre, el cura anunció que "un millón de pesetas" iría a Cáritas, a los pobres, a familiares, a hijos de familias necesitadas... "Yo, gracias a Dios tengo de sobra para comer, pero es una suerte que esto me haya tocado porque daré mucho". 

De palabra y de obra. Con ese dinero saldó la cuenta de familias que acumulaban hasta dos años de cuenta sin pagar en la panadería, ayudó a una mujer de La Mamola que tenía a su hijo enfermo con leucemia, pagó deudas de comercios, compró un coche a un sobrino que había quedado huérfano. "No se guardó nada", cuenta la historia extraordinaria hecha podcast para esta campaña.

El dinero que le llegó del banco, mil euros, también lo repartió entre sus vecinos, dio 3.000 euros a la iglesia de su pueblo, que pudo estrenar campanas... Todo lo dio y él mismo calculó que pudo ayudar con ese dinero a un centenar de familias. Dos años después se jubiló y en su despedida recibió el cariño del pueblo de Vélez de Benaudalla. En su despedida, se recuerda que les dijo a sus vecinos "que se quieran, que estamos en esta vida para querernos". Ellos, a su vez, le regalaron una placa que ahora luce en la pared de su habitación en la casa sacerdotal en la el padre Francisco que reside.

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