"Esto no es nada para los problemas que han dado": los vecinos de Santa Ana de Granada narran cómo vivieron el incendio

El fuego ocasionado cerca del templo de Plaza Nueva ha trastocado la vida de un lunes laborable, aunque por suerte no ha generado daños graves

Se derrumba la fachada del edificio incendiado junto a la iglesia de Santa Ana de Granada

Las imágenes del incendio del edificio cercano a la iglesia de Santa Ana de Granada
Las imágenes del incendio del edificio cercano a la iglesia de Santa Ana de Granada / Antonio L. Juárez / GPMedia

"There is not way out", dice una mujer, claramente turista, mientras camina por las calles del Albaicín que discurren paralelas al Paseo de los Tristes. La mujer, y su acompañante que la sigue unos pasos detrás, han tenido que variar su recorrido después de encontrar una pareja de la Policía Nacional cortando el paso. Instantes después, quien escribe estas líneas recibe la misma prohibición: "No se puede pasar, el acceso está cortado", dice uno de los agentes que, como muchos compañeros suyos, establecieron un perímetro de seguridad alrededor del incendio declarado este lunes cerca de la Iglesia de Santa Ana.

El fuego, cuyas causas aún se investigan, fue declarado sobre las 12:30 horas de este lunes, alterando la vida de la ciudad, especialmente en un punto neurálgico del turismo como es Plaza Nueva. Si bien el incendio fue controlado rápidamente, el miedo a que fuese a más, sumado a los problemas derivados del dispositivo de seguridad, ha terminado por afectar a varios negocios cercanos, especialmente La Cueva, en cuya esquina se ha fijado el inicio del perímetro, obligando a desalojar la terraza, llena en el primer lunes de junio, y el interior.

"Solo han dejado pasar a una mesa que teníamos reservada", cuenta María Jerez, encargada de La Cueva, que atiende a este periódico mientras poco a poco vuelve a la normalidad el servicio. Ya pasadas las 16:00 horas se ha abierto de nuevo el paso, asegura, y el negocio ha echado a andar nuevamente, aunque para esa hora aún seguía varias unidades de Bomberos mientras el fuego terminaba de extinguirse.

No fueron los únicos. El dueño de otro local de hostelería, que prefiere no decir su nombre, se encontraba recogiendo la terraza ante la imposibilidad de dar un servicio habitual. "Creo que yo fui el primero en llamar al 112", contaba a este periódico mientras apilaba las sillas que después meterá en el interior del local. Preguntado si, como indica la Policía, el origen se encontraría en una casa okupada, el hostelero asegura que sí, y que llevan ahí más de dos décadas. "Esto es nada para los problemas que han dado", aseguraba.

"De momento siguen ahí, no se atreven a entrar", decía señalando a los efectivos de bomberos que se encuentran en las puertas de la vivienda y que, efectivamente, pese al cordón policial y la prohibición de pasar, aún se encuentran fuera. El tiempo, pese a todo, les dio la razón, porque unas horas después se derrumbaría parte de la fachada.

A no muchos metros, un matrimonio esperaba sentado en las pocas sombras que hay a que se levante el cordón policial. Son vecinos de la zona y han tratado de regresar a su casa, pero la Policía se ha mostrado tajante: "Si no es para algo urgente, por ejemplo por un enfermo, no podemos pasar", dicen con resignación, aunque no entran a valorar la situación de ocupación de la vivienda.

Más suerte tuvieron los turistas que se alojan en los hoteles cercanos. Si bien la columna de humo alertaba de peligro, la entrada del hotel se encontraba antes al lado seguro del cordón policial, y pudieron entrar sin mayor problema. Eso sí, una vez dejadas las maletas muchos salían a ver de dónde procedía esa columna de humo que, lógicamente, no estaba prevista en el viaje.

Por último, los trabajadores de la Real Chancillería, también en el lado seguro, han seguido con su rutina laboral habitual, saliendo incluso a echar un cigarro, o simplemente estirar las piernas y ver cómo evolucionaba el fuego. Peor suerte corrieron, eso sí, los trabajadores de la Oficina de Turismo, a pocos metros del lugar del incendio.

Ya por la tarde, la normalidad ha vuelto a la zona. Los negocios del Carrera del Darro volvían a recibir clientes como si no hubiese pasado nada: "La última entrada en caja la tengo a las 12:39", relata la dueña de un negocio, asegurando que durante el tiempo que duró el dispositivo de seguridad no pudo vender nada, aunque no cerró, porque tampoco lo hizo en el apagón.

El tema, eso sí, sigue en boca de muchos. "Eso es por los okupas", dice una vecina mientras pasea con su madre por los alrededores, "por suerte no ha pasado nada, pero nos temíamos lo peor", dice, asegurando que ya muchos habían alzado la voz sobre la vivienda.

stats