Cuatro denuncias y una muerte
La familia de la joven lojeña que falleció tras someterse a una operación estética cree que hubo hasta cuatro negligencias médicas y anuncia que irá a los tribunales
Susana Carrillo Barragán, de 34 años, era una joven sincera, transparente y muy amiga de sus amigos. Era muy guapa, se solía cuidar mucho y desde hace unos tres años tenía mucha ilusión por operarse los pechos. "Consiguió un dinero de un accidente de tráfico y vio la oportunidad de hacerlo", recuerda Juan Antonio García, su pareja.
Sin embargo, una "sucesión de despropósitos" ha provocado que lo que a priori era una simple operación de cirugía estética haya acabado con la vida de esta joven lojeña. Su familia está rota de dolor: Creen que se han producido hasta cuatro negligencias médicas en el último mes, en el que estuvo ingresada hasta en tres centros hospitalarios. Por ello, anuncian acciones judiciales contra los facultativos que la trataron. Susana fue enterrada el pasado lunes en Loja, de donde era su familia. Era madre de dos hijos, un chico de 13 años y una niña de siete.
La operación de aumento de mamas estaba prevista para el 3 de marzo en una clínica privada de Málaga. Ese día Susana estaba resfriada, tenía tos y algunas décimas de fiebre, circunstancia que fue advertida al personal sanitario. "El cirujano dijo que no importaba y que podía operarse sin problemas", relata Juan Antonio. Al día siguiente recibió el alta. Según explica su pareja, Susana se asfixiaba con frecuencia y padecía fuertes dolores. "Pensábamos que esto era producido por las vendas compresivas que tenía en el pecho", explica. A los pocos días acudieron a la cura del cirujano, al que explicaron las molestias que padecía. "Le dijo que en lugar de un 'lexatin' se tomase dos y así descansaría".
Esa madrugada avisaron a una ambulancia que la condujo hasta el hospital Clínico de Málaga, donde acabó en la UCI. El diagnóstico: una neumonía severa. "Le hicieron bastantes pruebas, le limpiaron la sangre y consiguieron sacarla adelante", relata su pareja. Fue entonces cuando la pasaron a planta. Allí comienza a recuperarse. A punto de recibir el alta, los médicos le suministran una pastilla "y si la toleraba ya se podría marchar para casa".
El fármaco le produjo una reacción alérgica en minutos. "Su cuerpo entero se llenó de pompas de pus", relata su pareja. "Los dermatólogos nos dijeron que padecía un síndrome de Lyell, que fue provocado por los fármacos", asegura. Susana fue trasladada a la Unidad de Quemados del hospital Carlos Haya de la capital malagueña, donde "le quitaron toda la piel". Parecía mejorar, "pero al día siguiente, cuando fuimos a visitarla, la encontramos muy decaída". Un anestesista les dijo que creía que se había pasado un poco con la dosis de cloruro mórfico, pero que pronto espabilaría.
No fue así. "Pedimos un médico, pero ninguno apareció", denuncia Juan Antonio. "Por la noche nos echaron de la habitación, aunque ella me pidió por favor que me quedase con ella, porque se encontraba muy mal". A los pocos minutos de abandonar el hospital, recibieron una llamada que les alertaba de su gravedad. "La habían vuelto a meter en la UVI porque le había dado un paro cardiorespiratorio. No sabían cuánto tiempo había estado en parada porque la dejaron sola", afirma.
Finalmente Susana muere a las cinco de la madrugada. "Si hubiera estado con ella y le da el ataque, lo mismo se hubiese podido hacer algo más. Yo mismo podría haber avisado a los médicos o podría haberla intentado reanimar", lamenta Juan Antonio, que es entrenador de fútbol y ha recibido cursos de reanimación.
El caso está en manos de los abogados y la familia anuncia acciones legales contra los médicos que la atendieron. Creen que se han producido hasta cuatro negligencias médicas: la del cirujano plástico y el anestesista que la operaron pese a estar resfriada; la del hospital Clínico por haberle suministrado la pastilla que le provocó la reacción alérgica; y las del Hospital Carlos Haya, por la tardanza en la reanimación del paro cardiorespiratorio y por el error en la administración de la anestesia que le aliviaba del dolor. Además, los familiares denuncian falta de información.
Juan Antonio comenta que ayer por la mañana acudieron al hospital privado donde fue operada del pecho a pedir datos. Su sorpresa fue mayúscula: "Nos dijeron que necesitaban una autorización firmada por ella para que me diesen su historial clínico". "Me parece de risa, no te lo puedes tomar de otra manera", declara.
Fuentes del hospital Carlos Haya de Málaga han señalado que la muerte se produjo por problemas en el sistema inmunológico de la paciente, aunque no aclaran su causa concreta. El equipo médico que le atendió en el hospital ha solicitado la autopsia. Sin embargo, los familiares no dieron su autorización. "Su madre se negó a hacerla y no la hicimos. Ya había sufrido mucho", afirma Juan Antonio.
La dirección del hospital malagueño asegura que no tienen constancia de ninguna denuncia.
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