La desaladora no entra en el plan del Gobierno

Por el momento, la Costa de Granada no necesita una desaladora para abastecer a los municipios del litoral porque, según el director general de Agua de Medio Ambiente, Jaime Palop, dispone de recursos para prescindir de este tipo de plantas. Almería, Málaga, Melilla y otras provincias del Levante español han optado por la construcción de desaladoras como alternativa a los embalses.

Es la gran apuesta del Ministerio de Medio Ambiente frente a los grandes trasvases que plantea el PP que, a juicio de Palop, provocan "tensiones territoriales".

A día de hoy, el gobierno local de Almuñécar ha promovido por cuenta y riesgo la posibilidad de construir una desaladora de 6.000 metros cuadrados, en la que tendría previsto invertir 24 millones de euros y que justificaría, de alguna forma, los futuros proyectos urbanísticos. El pleno municipal aprobó en mayo de 2007 su concurso pero desde entonces no ha vuelto a hablarse de dicho proyecto.

También se frustró la desaladora que se incluyó en una 'megaproyecto' urbanístico en Rubite y que la Junta de Andalucía abortó por no ajustarse a la ley.

Por lo expuesto ayer por el responsable del Ministerio de Medio Ambiente, la planta desaladora es el último recurso para garantizar el suministro de agua y su inversión empieza a ser rentable desde el punto de vista económico.

"La tecnología de desalación está empezando a dar sus frutos en todo el Levante español; ciudades como Melilla o Ceuta ya no dependen de la climatología", señaló Palop, quien también hizo hincapié en que las zonas de Almería, Murcia o Valencia ya empiezan a tener "aportaciones importantes" procedentes de estas infraestructuras.

Palop también se refirió a la polémica suscitada por el posible envío de agua desalada de Almería a Barcelona. El director general de Agua señaló que el traslado de agua desalada desde Carboneras es, en todo caso, una decisión que corresponde al Gobierno andaluz y que, en cualquier caso, se haría de forma "absolutamente transitoria y provisional". Palop precisó que "a nadie se lo ocurre pensar" en llevar agua "de forma permanente" desde el Cabo de Gata hasta Cataluña, porque Barcelona no puede estar abasteciéndose con un barco.