Salud

La despedida de los 64 sanitarios internos de Granada: fin a la formación, inicio de vida profesional

  • Serán homenajeados este jueves en el Hospital San Cecilio de Granada, el lugar en el que han desarrollado su formación, tras vivir lo más crudo de la pandemia del Covid-19 en su aprendizaje

Antonio, Julio, Jesús, Purificación, Teresa y Julia, los sanitarios internos residentes de la UCI del Hospital Universitario San Cecilio

Antonio, Julio, Jesús, Purificación, Teresa y Julia, los sanitarios internos residentes de la UCI del Hospital Universitario San Cecilio / G. H. (Granada)

Cuatro años de residencia para médicos, enfermeros, especialistas, psicólogos o farmacéuticos internos residentes (los conocidos como MIR, EIR, PIR o FIR) dan para mucho. Para vivir historias tristes, pero también alegres; para entrar en contacto con el paciente, escucharle y aprender de él, y también para conocer y aprender de los tutores que les han acompañado cada día. Una experiencia que en estos años ha coincidido, además, con la pandemia del Covid-19, que ha obligado a distanciarse y a tomar precauciones a unos sanitarios que han estado en el ojo del huracán.

Este jueves 19 de mayo, un total de 64 sanitarios concluyen su formación en la especialización que han elegido en Granada, y se despedirán de compañeros, pacientes y amigos que se han formado en el hospital durante los últimos años. Un periodo difícil en el que han tenido que hacer frente, además de a sus estudios, a una pandemia que los ha puesto a prueba tanto física como mentalmente.

Una de las que ha trabajado para combatir ese virus ha sido Teresa Cruces, logroñesa de nacimiento, pero castellanomanchega de procedencia, que ha estudiado su segunda especialización como interna residente en Granada, y que ha vivido en la UCI del Hospital Universitario Clínico San Cecilio esa lucha de tú a tú con la Covid-19. 

Tan dura ha sido la experiencia de hacer una especialización en Medicina Intensiva en plena pandemia, que, según ella misma cuenta a Granada Hoy, "en el tercer año, coincidiendo con lo peor, me planteé que esto no era para mí" y estuvo a punto de dejarlo, pero su pasión y su esfuerzo, acompañado de un positivismo desbordante, consiguieron darle la vuelta a la situación.

Laura Sebastián, interna residente de Obstetricia y Ginecologia, realizan una operación junto a una compañera Laura Sebastián, interna residente de  Obstetricia y Ginecologia, realizan una operación junto a una compañera

Laura Sebastián, interna residente de Obstetricia y Ginecologia, realizan una operación junto a una compañera / G. H. (Granada)

"Hemos hecho un auténtico máster en patologías de ventilación en estos dos años, y ha sido una experiencia para no olvidar, la verdad. El cansancio y el poco descanso han hecho que me plantee dejar la medicina, pero al final hay que sacar lo positivo dentro de lo malo, y creo que no nos va a tocar vivir algo como lo que ya hemos pasado, y lo hemos podido sacar. Tenemos una capacidad de adaptación espectacular para adaptarnos a lo que venga", ha destacado.

Un trabajo en el que se hace imprescindible tener una buena relación con tus compañeros, ya que como la misma Teresa dice, "paso más tiempo con ellos que con mi familia", por lo que se establecen unos vínculos que van más allá de las puertas del hospital.  "Mi equipo de residentes siempre está junto y hacemos todo juntos, somos amigos fuera del hospital. Entre residentes es muy importante el apoyo entre iguales, desde el más pequeño hasta el más grande, y el contar con todos desde que llegan".

Compaginar estudios y pandemia en primera línea

Otro interno residente que ha estado en primera línea de pandemia ha sido Fernando Naranjo, de Gran Canaria, que quiso cambiar de aires y vino a Granada para hacer su especialización en Atención Primaria, y de momento no tiene pensado volver a las islas afortunadas.

"Durante la residencia de familia se aprende en centros de salud y en hospitales. Mi experiencia es muy positiva, he tenido suerte porque la figura de mi tutora fue clave. Aprender esa experiencia de ponerte delante del paciente, siendo tú quien llevas la batuta, es difícil, pero guay y compensa", ha valorado a este periódico.

María García, enfermera con dos años de especialidad en matrona María García, enfermera con dos años de especialidad en matrona

María García, enfermera con dos años de especialidad en matrona / G. H. (Granada)

Naranjo ha asegurado que hacer una formación sanitaria en época Covid-19 fue duro y que además los internos de Atención Primaria perdieron formación al quedar reclutados para cubrir los centros de salud, pero sabe que han ganado una experiencia incalculable "tanto a nivel médico como personal, y me llevo muchas experiencias que se quedaran grabadas".

"Cuando llega la hora de mirar atrás, te quedas sobre todo con quien te rodeas. Mi tutora y mis compañeros, con ellos, me quedo porque con ellos pasas el tiempo y aprendes, y a mí, particularmente mi novia, también me ha ayudado muchísimo al pertenecer al gremio sanitario también", ha comentado.

Laura Sebastián, una tinerfeña que ha estudiado todo su ciclo universitario en Granada y que se ha formado en el MIR de Obstetricia y Ginecología en los últimos 4 años, ha sido una de las encargadas de traer al mundo a los "pandemials", esos bebés recién nacidos en plena presencia del Covid-19.

"Ha sido una formación especial en pandemia que no esperaba nadie, porque además nosotros no podemos parar, porque las mujeres siguen poniéndose de parto. Al principio había mucha incertidumbre, hubo que cambiar las urgencias, cesáreas en un quirófano especial para no contaminar el resto, niños covid ingresados... fue un poco lío, pero no podíamos parar la actividad", ha comentado a este diario.

Fernando Naranjo, durante su labor en Atención Primaria Fernando Naranjo, durante su labor en Atención Primaria

Fernando Naranjo, durante su labor en Atención Primaria / G. H. (Granada)

Ella destaca que en estos cuatro años de formación "te tienes que hacer mayor de golpe", pero que el resumen es bueno y positivo, pese a la cantidad de trabajo que tienen. "Entre que tenemos jornada de mañana en el hospital, las guardias, el cansancio, hay que compaginar vida social, personal, se te queda el tiempo justo. Mucho estudio, mucho aprender, pero muy bien. La sensación es positiva".

¿Y qué es lo mejor de estos cuatro años? "Yo me quedo con mis compañeros, con las que además voy a seguir compartiendo trabajo porque las tres nos quedamos cuatro meses más", ha destacado Sebastián.

El San Cecilio, el mejor lugar para hacer una residencia

También ha ayudado a llegar a muchos recién nacidos a Granada María García, una enfermera también manchega que ha hecho una especialización de dos años como Matrona y que está encantada con esta rama médica. Según ha explicado a Granada Hoy, "ahora mismo la especialidad me ha llenado tanto y lo estoy disfrutando tanto, he visto que es muy extensa, que las mujeres nos necesitan un montón y espero explotarlo al máximo".

Para ella, toda su formación ha sido con el añadido de la pandemia, por lo que los comienzos fueron duros, sobre todo con respecto a empatizar con las mujeres embarazadas, que llegaban al PTS esperando un parto normal y, en muchas ocasiones, no podía ser así.

"Hemos intentado que se sintiesen lo más protegidas posible y que su atención no se viese muy afectada, desde la humanización, respetando el proceso en todo momento, y explicándoles las variables que había con respecto a no tener Covid, pero hemos intentado que fuese cercano y que no influyese demasiado", ha valorado.

Teresa Cruces, MIR de Medicina Intensiva, trabajando en la UCI Teresa Cruces, MIR de Medicina Intensiva, trabajando en la UCI

Teresa Cruces, MIR de Medicina Intensiva, trabajando en la UCI / G. H. (Granada)

En su experiencia, haber cursado la especialidad en el San Cecilio ha sido hacerlo a gusto y con muchas facilidades. "Es un hospital que nos ha acogido divinamente, ha hecho que nos sintiéramos uno más, y la verdad es que hemos estado muy a gusto en el PTS. Además, la convivencia con las otras tres compañeras matronas ha sido buenísima, porque nos apoyamos en todo el proceso y al final somos cómplices y tenemos una amistad muy especial".

Por otra parte, la pandemia no afectó en primera instancia a Javier Jiménez, alicantino aunque de familia andaluza, que ha realizado su formación en Psicología Clínica en estos cuatro años, pero después ha visto como todas las patologías mentales derivadas del Covid-19 y de los confinamientos han hecho que su trabajo también haya estado influido por ello.

"En un primer momento, estuvimos más de perfil. Ha sido a posterior cuando hemos visto las consecuencias a nivel de salud mental, hemos visto todos los efectos de la pandemia, las restricciones, el distanciamiento social, y como eso ha afectado a las personas. Todo ha estado tocado por el Covid al final" ha destacado a este diario.

A lo largo de estos cuatro años ha pasado por los servicios de salud mental que no se quedan solo en el San Cecilio, sino que abarcan toda un área de influencia que acoge ambulatorios, comunidades de trastornos, centros de rehabilitación, centros de salud, y la unidad de salud mental de agudos del hospital, una residencia "muy movida, más que la de otros".

Javier Jiménez, residente de Psicología, se fotografía junto a un compañero y a la adjunta de Psicología clínica Maria Dolores Fernández Javier Jiménez, residente de Psicología, se fotografía junto a un compañero y a la adjunta de Psicología clínica Maria Dolores Fernández

Javier Jiménez, residente de Psicología, se fotografía junto a un compañero y a la adjunta de Psicología clínica Maria Dolores Fernández / G. H. (Granada)

Jiménez destaca "el buen rollo y la amistad" que se ha creado entre todos los internos residentes del hospital, así como con sus compañeros del servicio de salud mental, y con el crecimiento personal y profesional en estos cuatro años. "Te quedas con todo a lo que te has enfrentado. Te da para preguntarte a ti mismo sobre tu situación, te planteas muchas cosas y sobre como ocurren las cosas, y es un crecimiento brutal".

Granada, tierra soñada por sanitarios

Los cinco entrevistados tienen claro una cosa, y es que todos ellos han asegurado a este periódico que quieren seguir ligados a Granada. Tres de ellos continuarán seguro, puesto que tienen contrato en vigor ya confirmado, y los otros dos desean seguir en la capital nazarí. "Yo estoy encantada y sé que mi futuro pasa por Granada. Es una ciudad que enamora, te acoge y te apetece seguir quedándote", comenta María García, mientras que Javier Jiménez destaca que la ciudad "tiene algo que primero te invita a venir aquí, ya sea por motivos sanitarios, personales, laborales o por rebote, y quienes llegan aman y se enamoran de Granada".

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