Granada

La devoción de la Virgen de las Angustias de Granada resuena a pesar de la pandemia

  • Suspendida la procesión de la Virgen de las Angustias, la basílica permanecerá abierta con la imagen puesta en el centro de la nave para su veneración

La devoción de la Virgen de las Angustias resuena a pesar de la pandemia

La devoción de la Virgen de las Angustias resuena a pesar de la pandemia

Decía Machado que todas las ciudades tienen su encanto y Granada el suyo y el de todas las demás. La belleza de la ciudad despierta al llegar el otoño, cuando Granada saca a relucir su sentimiento y su parte más genuina y auténtica, la que cree y vive las tradiciones, la que se vuelca en poner el acento a lo que la hace única y diferente. Granada se hace diferente al llegar el mes de septiembre, cuando sale a las calles la Virgen de las Angustias.

El otoño, en Granada, huele a varas de nardo en las esquinas de la Carrera; se tiñe en el color de las acerolas, granadas, castañas y almecinas que alfombran la Fuente de las Batallas; y sabe, inconfundiblemente, al ajonjolí, chocolate y cabello de ángel que encierra cada cuña de torta de la Virgen. El noveno mes del año, en Granada, tiene un cariz mariano como no lo tiene en ningún otro lugar. 

27 de septiembre de 2020, último domingo de septiembre. Fecha marcada en rojo en el calendario para el pueblo de Granada que, como cada año, se prestaba a vivir una de sus tradiciones más acendradas ver a su patrona en procesión. Hoy, era cuando 'la que vive en la Carrera' tomaba el pueblo al ambiente, al sentimiento y al fervor de su pueblo. Sin embargo, y al igual que ocurriera el día de la ofrenda, habrá que buscar nuevos caminos para vivir la tradición en tiempos de pandemia.

El hermano mayor de la cofradía, Miguel Luis López-Guadalupe, invita a todos los fieles a respetar las medidas de seguridad, a acudir ordenadamente hasta la basílica para venerar a la Virgen de las Angustias pero haciendo una llamada de responsabilidad a mayores y gente con patologías a que busquen la fórmula de acercarse a la Virgen pero sin poner en riesgo su salud.

Para conocer cómo se vivirá una jornada tan especial y emotiva Granada Hoy ha querido contar con el testimonio de algunos protagonistas, aquellos que viven la devoción a la Virgen de las Angustias de una forma cercana y próxima.

"Un día distinto pero con la misma intensidad que siempre"

Miguel Luis López-Guadalupe es el hermano mayor de la Virgen de las Angustias. Sus nervios yacen bajo la tranquilidad que emana y asegura que este domingo será distinto en la forma aunque igual en el trasfondo. "Lo vamos a vivir con la misma intensidad de siempre aunque todo será distinto, por la mañana acudiremos a las mismas y a la función del cuerpo de palieros y por la tarde, a media tarde, se abrirán las puertas de la basílica para que la gente que viera pueda ver de cerca a la Virgen, que estará puesta en el centro de la nave".

Nadie recordaba unas circunstancias como estas. Tan solo la lluvia había conseguido arruinar la salida procesional de la imagen. Recuerda López-Guadalupe como la última vez que hubo que suspender los actos públicos de la hermandad fueron en 1938, durante la Guerra Civil, y que se retomaron en el Domingo de Resurrecció de 1939, cuando la Virgen de las Angustias salió en procesión. Ahora, en tiempos de Covid-19, la salud pública prevalece y es necesario buscar alternativas.

"Las cuestiones de la Virgen, con discreción y delicadeza"

Un pequeño grupo de seis mujeres tutela la forma en que toda Granada ve a la Virgen. Son las camareras, las encargadas de cuidar el ajuar de la imagen, de vestirla y de trabajar para que, a pesar de los cambios, la impronta con la que se presenta al pueblo siga fiel a la tradición. Mari Carmen Rodríguez es una de esas selectas mujeres que tienen el privilegio de mirar, cara a cara, a una devoción centenaria. Ella es consciente de la responsabilidad que tiene fruto de su cargo, aunque aclara que "no es un cargo, es un honor". 

Algunas de las camareras, las más veteranas, pertenecen a algunas de las grandes familias de la ciudad pero se conjugan, como en el caso de Mari Carmen, con la savia nueva que entra en la hermandad: "a la hora de trabajar todas somos iguales, somos un equipo, y las camareras más antiguas nos han transmitido el valor de la tradición y de la historia, siempre con una máxima: las cuestiones de la Virgen, con discreción y delicadeza".  

No sin trabajo, las camareras han dispuesto para hoy el conocido como Manto del pueblo y la corona de coronación. "¿Cómo vestimos a la Virgen? Nosotros no la vestimos, la Virgen se viste sola. Ella nos ayuda", dice Mari Carmen. Son momentos de silencio e intimidad que se aprovechan para tener cerca a los que más lo necesitan: "Cuando la Virgen se viste se guarda un gran silencio, con gran concentración, tanto en el vestir como en el sentimiento; y cuando se tiene a la Madre tan cerca pues uno se acuerda de muchas personas, de los que no están, de los enfermos, de los que necesitan de una oración". 

En este domingo la Virgen abandona su digno joyero, como a Mari Carmen le gusta llamar al camarín de la patrona, para estar con el pueblo. Por esta razón, "es un día triste por no tenerla en la calle, con todo su pueblo y por todo lo que nos está tocando vivir, pero es un día también de alegría por que tantos hijos suyos van a reencontrarse, en la basílica, con la Virgen".

"Cuando baja del camarín es el culmen"

Ismael Orejuela es miembro dee la priostía de la Hermandad de la Virgen de las Angustias, una persona que ha echado prácticamente los dientes en la basílica. Este domingo inédito, marcado por la Covid-19, no será muy distinto para él ya que estará marcado por los nervios y la tensión que se vive en los días grandes de la Virgen: "Las sensaciones no van a ser un día muy distintas porque estará todo ese nerviosismo de que todo salga bien más aún cuando sabemos que vendrá tanta gente a lo largo del día aunque, obviamente, todo va a ser muy distinto". 

Para Ismael este domingo será especial pero no tanto como lo es la víspera: "Cuando baja del camarín es el cúlmen. Cuando la bajas, la coges, la tienes tan cerca, sin nadie entre medias. Es un orgullo que me invita a pensar que si estoy ahí es porque Ella quiere. No hay mayor privilegio". Como miembro de la priostía se encarga de que todo el traslado y el montaje de la Virgen en su trono sea siempre preciso: "no existe un protocolo ni nada especial ni nada escrito. Aquí manda la tradición y la costumbre. Las cosas se hacen como siempre se han hecho". Un trabajo callado, en la tranquilidad de una basílica sin gente ni bullicio, que permite que Granada espere a la Virgen en un día como este.

La devoción que legaron nuestros mayores

"La Virgen de las Angustias,/ la que más altares tiene,/porque no hay ningún granaíno/que en su pecho no la lleve". Así reza una de las coplas populares del folklore de la tierra y que dejan ver el arraigo y la profundidad que tiene la devoción a la patrona de Granada. Un legado inmaterial que pasa de padres a hijos y que algunos trabajan porque esa llama no se pierda.

Juan Manuel Molina lleva más de una década vistiendo el esmoquin cada último domingo de septiembre para llevar sobre sus hombros, como horquillero, a la Virgen de las Angustias. Para él esta jornada es un día de tradición, de familia y de recuerdos; también de responsabilidad y de emoción: "Ser horquillero es un orgullo por lo que representa la Virgen para todos los granadinos y por, precisamente, quienes acercamos la Virgen a su pueblo". No sin nostalgia, vivirá este 27 de septiembre como acostumbra, comiendo en familia y teniendo presente a quienes ya no están: "los que faltan son los que nos transmitieron la devoción a Ella". Su mirada, puesta ya en el 2021 para retomar la tradición de sus abuelos, venir peregrinando a pie desde La Zubia hasta los pies de la basílica.

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