El día grande de Manolo Garrido

Sus compañeros de Radio Granada prepararon una fiesta sorpresa al periodista para celebrar su 65 cumpleaños que contó con la presencia de numerosos amigos como Curro Albaicín o su adorada Gelu

Belén Rico

24 de abril 2010 - 01:00

Los grandes, sólo ellos, los que han sido grandes profesionales y mejores personas reciben un homenaje como el que le organizaron ayer a Manolo Garrido sus compañeros de profesión. Ojalá todo el mundo pueda celebrar su 65 cumpleaños y su entrada en la jubilación con las mismas muestras de afecto, el cariño y las sorpresas que hicieron que ayer se quebrara por la emoción la voz de la radio de Granada.

Hay que ser muy bueno en todos los aspectos para que después de 37 años ejerciendo para el mismo medio el personal de la cadena te organice una fiesta sorpresa a la que estén invitados buena parte de los amigos que se hayan hecho a lo largo de cuatro décadas de trabajo.

Curro Albaicín, su compadre Antonio Sánchez, los integrantes del grupo La Joyanca, Tomás García, que ha pasado la historia como el modisto de Lola Flores... fueron algunos de los 60 asistentes a la fiesta sorpresa. Y como invitada estrella, su adoradísima Gelu, la artista granadina que es su gran ídolo junto a Lola Flores.

El equipo de Radio Granada llevaba más de un mes tramando a sus espaldas para que todo fuera perfecto. Su abogado, Javier Fernández, les ayudó a preparar la coartada que lo llevó a las 14:30 al patio del Colegio de Arquitectos. Los técnicos de sonido habían seleccionado la música que sonó en el animado guateque: primero el Cumpleaños feliz y luego el pasodoble compuesto en honor del locutor e interpretado por Susana Guerrero.

Pero el periodista estaba tan impresionado cuando entró en el patio que parecía no disfrutar. "Blanco como la pared" -como luego comentó uno de los asistentes- empezó a recibir besos, abrazos, felicitaciones y pellizcos en los mofletes mientras flotaba entre las mesas de canapés.

Dos compañeros, Agustín Martínez y Rafael Troyano, parecían disfrutar más que el propio Garrido, hasta que poco a poco logró ir sobreponiéndose a la emoción. "Buff, buff. ¡Qué fuerte!" era lo único capaz de articular. Luego comenzó a repetir la misma frase: "No me lo merezco. No me lo merezco". Pero todas las llamadas y todas las intervenciones que se pudieron escuchar, desde Miguel Ríos a Antonio Martínez Caler, pasando por José Manuel Soto, no hacían más que llevarle la contraria.

Luego llegó el turno de los regalos del resto de los trabajadores de la Ser: un reloj, un viaje, un portátil para que siga en contacto con los compañeros... Más felicitaciones en directo y en diferido. Y muchos abrazos, muchos mimos, más mimos y más elogios para que no dejase de sentirse la estrella de un día que Garrido calificó como "el más emotivo" de toda su vida.

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